«Les innocents» nos hablan de las barreras musicales en Europa

Les innocents, un grupo musical que inició sus primeros pasos en 1982, han regresado a la música, esta vez como dúo. No solo eso, sino que J.P. (Jipé) Nataf y Jean-Christophe Urbain, lo han hecho por la puerta grande, ganando los «Victoires de la Musique«, una versión francesa de Los 40 principales, como mejor álbum rock del año por su último trabajo «Mandarine«. Con ellos hemos hablado en Madrid, donde hoy actuan en el Instituto Francés. Por cierto, una institución que hay que seguir muy cerca, por la gran riqueza cultural que aportan a la capital madrileña. Creo que no debe haber un día en el que no organicen, como mínimo, un acto.

Nataf y Urbain, muestran una increíble capacidad para envejecer bien, aprovechando lo aprendido en la vida y mejorándolo desde la perspectiva que da siempre la edad. Con ellos hablamos de lo que significa volver a reencontrarse con sus antiguos fans… ahora ya no tan jovencitos. «Nataf lo califica de éxito inesperado y formidable,, mientras que Urbain, destaca el placer de haberse reencontrado después de tanto tiempo.

Su actuación en Madrid, ha sido una ocasión para redescubrir a estos «locos perdidos», que aman la música, juegan con ella, la recrean y la adaptan a su visión del mundo. Les philharmonies martiennes, es uno de los temas que interpretan en su primer album como dúo.

Les innocents ya conocían el éxito, lo vivieron entre 1989 y 1999, antes de que el grupo se disolviera nada más iniciar el siglo XXI. «Nuestro nuevo público es difícil de clasificar» nos dice Nataf, que recuerda que se han reencontrado con una parte de sus seguidores, pero también con gente joven y curiosos que los han redescubrierto en las redes sociales.

Durante esta década y media que han estado relativamente apartados de los escenarios, ha cambiado -y mucho- el mundo de la música. «No sabíamos si teníamos algo que contar y si el público nos iba a seguir». Reconocen que «todo el mundo no vuelve, porque cuando tiene éxito en la radio, eso atrae a los curiosos, pero los que vienen a los conciertos es porque les gusta lo que les propones».

«Los grupos jóvenes nada más acabar de grabar el disco, ya están haciendo promoción por las redes sociales, y esa energía nosotros la tenemos en otra parte» nos explican, «porque nosotros tardamos dos años en componer una canción, y el público nos viene a ver como si fuéramos unos artesanos». Urbain reivindica que «quizá nuestra manera de crear música es un poco arcaica, pero no vamos a cambiar nuestra forma de hacer un disco».

También nos han explicado las dificultades a las que se enfrentan los músicos europeos que no están en el «star system» para poder presentar sus trabajos en otros países comunitarios. «Es muy triste que no haya intercambio entre músicos de otros países, que sea tan difícil cantar en otro país, porque la verdad es que si no cantas en inglés es muy complicado saltar fronteras. Porque la música siempre ha superado los problemas del idioma». Y a esas dificultades hay que añadir los «nacionalismos musicales». «Es muy difícil que te inviten a un país», dice Nataf, «porque los artistas locales, se quejan de que te lleven a tí y no a ellos. Desde los años 2000 los artistas también hemos perdido porque es difícil tener los éxitos de los años 60, que traspasaban las fronteras». Aun así reconocen que «nosotros estamos de suerte, porque tenemos cierta edad y nos tienen en cuenta, pero los jóvenes lo tienen más difícil». Les innocents, reconocen que «también la crisis del sector ha afectado a este intercambio musical y cultural» intraeuropeo. «La barrera del idioma, dicen, es un bloqueo importante, pero relativo, porque una vez estás en el escenario eso no suponen ningún problema».