La gastronomía palmesa es una cocina basada en ingredientes locales de calidad y recetas de gran riqueza y tradicion cultural, que algunos de estos chefs, con reconocido prestigio internacional, han adaptado para realzar su sabor, utilizando ingredientes de mar, montaña y huerta.
Quetglas y Genesta proponen un menú muy variado utilizando productos de temporada, en el caso de la primavera con almendras tiernas, espárragos trigueros y gamba roja. Por eso uno de sus menús recoge la gamba roja mallorquina, arroz con caracoles y cordero con su buñuelo, salmonet o pichón todo maridadod con vinos mallorquines y denominaciones de Origen Pla i Llevant y Binissalem. De entrantes escogen figatella con berenjena especiada y crema de piñones, nora con aceitunas «trencades» (partidas y aliñadas) y caballa suavemente ahumada con encurtidos acompañada de vermú casero.
Ya, como platos principales, Adrián Quetglas opta por empezar con un plato de cangrejo con gamba roja mallorquina y naranja, un salmonete con crema de almendras mallorquinas tiernas e hinojo marino y de postre huevo de oro con sorbete de naranja amarga.
Desde su restaurante Aromata, Andreu Genestra, presenta productos de montaña tan mallorquines como un arroz de caracoles y cordero con su buñuelo, pichón con royal de albaricoque y añade petit fours de postre, con turrón de avellana, bombón de ron Amazona y canelée de algarroba.
Palma desarrolla una cocina creativa sin perder su carácter local. Para Quetglas, «Palma es una ciudad muy creativa, muy tranquila y muy mediterránea, con productos muy variados», mientras Genestra añade que «dentro de cada una de las cuatro estaciones, hay algún producto extraordinario, que hace que el destino sea gastronómicamente diferente», y que cada temporada aporte platos diferentes. La cocina tradicional permanece en sus platos, y ha recuperado recetarios ancestrales, con especial hincapié en la cocina monacal y rescatando la tradición árabe, judía y cristiana, de una ciudad que siempre fue cosmopolita. Quetglás, un hombre con larga experiencia entre los fogones, resalta como Palma, y por extensión Mallorca, ha crecido en este sector con muchos proyectos locales y refleja que la ciudad «es muy mediterránea y con productos muy variados y muy tranquila». Por algo le llamaban la isla de la calma.
La gastronomía palmesana goza de gran reconocimiento nacional e internacional que mezcla recetas de siglos de historia con las nuevas tendencias culinarias, a lo que se añaden unos productos de gran calidad y restaurantes de prestigio. Recetas que van más allá del tumbet, el frit mallorquín, la sobrasada, el llonguet o la ensaimada. Adrián Quetglas, Marc Fosh o Andreu Genestra, todos con estrella Michelin, son un ejemplo.
Arroz de caracoles y cordero con su buñuelo
Cangrejo con gamba roja mallorquina y naranja Foto angelaGonzaloM
Salmonete con crema de almendras mallorquinas tiernas e hinojo marino
Huevo de oro con sorbete de naranja amarga
Petit fours
Sus restaurantes comparten protagonismo con establecimientos tradicionales y mercados populares como el de Santa Catalina o l’Olivar, que también permiten degustar los productos ya elaborados. Desde hace tiempo Baleares ha puesto en marcha Chefsin, la marca que representa la cocina de alta calidad de Baleares, a través de la figura de sus chefs, para promocionar la gastronomía de las islas, local, nacional e internacionalmente, mediante criterios profesionales y empresariales, en colaboración con empresas y productores.
@angelaGonzaloM
@Viaje a Itaca