«Las playas no son para el verano. Los faros no son para la noche. Las lonjas no son oficinas. Los puertos no son una parada. El
comer no es una necesidad. La naturaleza no es solo un paisaje». Ha llegado el momento de revisar muchos conceptos. El turismo en
Galicia lo está haciendo… y ha redescubierto ofrece al visitante otra visión de uno de sus patrimonios más característicos, que quizá estaba un poco olvidado: los faros. Esas construcciones específicas de cualquier costa, con un valor incalculable, con una arquitectura muy variada y algunos tan míticos, como el de Finisterrae. Visitarlos permite conocer tramos como la Costa da Morte, Ferrolterra, arenales desiertos, estuarios de ríos, acantilados, cabos, zonas protegidas, pequeñas aldeas o grandes ciudades.
Se encuentran en lugares de magnífica belleza, junto a acantilados que reciben la furia del mar. Durante siglos sirvieron para salvar
vidas, para orientar a los marineros, para evitar catástrofes (de las que nos han salvado nunca hemos sabido nada, porque solo son
noticia los naufragios reales). La ruta sirve para recorrer toda la costa atlántica, uniendo las rías altas y baixas, las costas cantábrica y atlántica y sirve de cordón umbilical entre Ribadeo, en el límite con Asturias, hasta A Guarda, en la frontera portuguesa, es decir 1.175 kilómetros.
En total un recorrido por los 44 faros más emblemáticos de la costa gallega, en la que se han involucrado más de 60 cofradías de pescadores. El turista que se anime podrá recorrer al mismo tiempo 114 playas, 60 lonjas, 98 puertos y más de 50 paseos marítimos del litoral gallego. En Galicia saben lo que es marcar una ruta, tiene la gran experiencia que les ha dado el camino de Santiago, pero esta es especial, porque se puede hacer en moto, andando, en coche, en autocaravana o en barco, bordeando la costa, una experiencia que permite ver los faros, tal y como los ven los marineros, los pescadores, los mercantes….
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Visitar los faros, pero disfrutando todo lo que ofrece el camino, conociendo la diversidad que conforma la orografía, los pueblos y la gente de esas tierras, conociendo a los marineros y marineras del siglo XXI, que utilizan nuevas técnica para trabajos milenarios. La ruta «farera» permite también practicar deportes, no solo los náuticos, sino también senderismo, rutas de 4X4, BTT, actividades culturales. A lo que hay que añadir la rica gastronomía de la zona. Para ello han instaurado la denominada bajo marca «Mar Galaica» basada en la filosofía de Km0, es decir, utilizar productos de la pesca costera artesanal descargados en los puertos y lonjas, o verduras recogidas en la zona. El turista tiene la posibilidad de practicar marisqueo a pie (aunque es una actividad más cansada de lo que parece), visitar lonjas y puertos pesqueros, conocer las carpinterías de Ribeira, introducirse en las labores de conserveras e industrias del mar, además de visitar diferentes Museos del Mar, que complementan las visitas.
La Xunta, junto con los Grupos de Acción Local del Sector Pesquero (GALP) han escogido unos 50 paseos concretos, pero los itinerarios se pueden superponer y son complementarios. Se trata pues, de un producto turístico completo, porque como dicen sus organizadores, no es un camino solo para contemplar, sino para vivir emociones, y reafirmar también la propia identidad de las gentes que viven en esa región.
@angelaGonzaloM
@Viaje a Itaca