El terremoto en el centro de Italia, que de momento ha dejado casi 300 muertos, muestra como Europa también sufre esporádicos movimientos sísmicos con víctimas. En los últimos 30 años han provocado la muerte de más de 5.000 personas en el sur del continente.
En 2012 al menos seis personas murieron cerca de Bodeno en la región de Emilia Romagna, al norte de Italia. En el Aquila (Italia) el 6 de abril se cumplieron 7 años del seísmo que provocó la destrucción de varios municipos, en el que murieron 309 personas y 1.500 heridos. En Europa la actividad sísmica más importante se sitúa principalmente en Islandia y en los países mediterráneos, donde convergen la placa africana y la de Arabia con la Euroasiática, la zona con un nivel de riesgo más elevado es Turquía.
El terremoto de Lorca en 2011 es el más importante, tanto por el número de víctimas mortales como por los destrozos materiales causados, de la historia de España del último medio siglo, después del ocurrido en Granada el 20 de abril de 1956, cuando hubo 12 muertos, 70 heridos y 500 edificios derrumbados. En la UE, en los últimos treinta años han muerto 5.000 personas a causa de terremotos. El seísmo más devastador fue el de 1980 en el sur de Italia donde murieron 4.500 personas y otras 250.000 perdieron sus viviendas. Otros terremotos importantes fueron los de la región griega de Grevana en 1995 y en la ciudad italiana de Asís en 1997. En los últimos años hemos asistido a una intensa actividad telúrica en Islandia, con varios volcanes en erupción. También el Etna en Italia y recientemente los movimientos sísmicos de la Isla de Hierro.
La UE lleva a cabo varios programas relacionados con la prevención de este tipo de movimientos naturales, mediante el programa Transfer y Safer, que analiza la vulnerabilidad de algunas zonas costeras y evalúa qué daños podrían producirse en caso de que una ola de grandes dimensiones provocara un tsunami en cadena en el litoral. No es algo extraño y ya se han registrado algunos daños de este tipo en el pasado. En la memoria histórica queda el terremoto de Lisboa el 1 de noviembre de 1755 en el que murieron unas 100.000 personas.
Desde 1987 la UE ha apoyado económicamente unos cincuenta proyectos de investigación sobre terremotos y desde hace tiempo se realizan simulacros con equipos especializados de varios países. Algunas investigaciones intentan predecir los seísmos y determinar en qué lugar y cuándo puede producirse un terremoto, su duración y la magnitud que puedan alcanzar. Otros trabajos llevados a cabo desde Eurocodes establecen las medidas urbanísticas que deben cumplirse para construir en zonas de peligro. En el Aquila, lo mismo que ahora en Accumoli ha quedado claro que la mala calidad de las viviendas construidas aumenta la magnitud de la catástrofes.
En 1996 la Comisión elaboró las líneas de actuación para proteger a los ciudadanos contra los riesgos sísmicos pidiendo a los gobiernos que reforzaran sus sistemas de información y comunicación. De los 3.600 terremotos de media que se registran en España anualmente solo se perciben entre 10 y 15, según datos de la Red Sísmica Nacional que alerta a través de Twitter con avisos en directo.
Según el mapa de Riesgo Sísmico Europeo, los peligros más reales serían Turquía, la costa griega, los Balcanes, la península Itálica, Sicilia e Islandia. El riesgo sísmico moderado se centraría en los Pirineos, el sur de la península Ibérica y zonas de Hungría, Rumanía, Eslovaquia y Bulgaria.
Los tsunamis en Europa no son un riesgo habitual, pero aún así se realizan simulacros en el Atlántico y el Mediterráneo, que permiten al Centro Europeo de Coordinación de la Respuesta a Emergencias, probar el funcionamiento del mecanismo europeo de protección civil que la Comisión Europea ha puesto en marcha para hacer frente a graves catástrofes.
Aunque menos frecuentes que en el Océano Pacífico, los tsunamis pueden afectar a los países ribereños del Mediterráneo y el Atlántico Norte. En 1755, la ciudad de Lisboa fue destruida por un tsunami provocado por un terremoto sucedido en la falla Azores-Gibraltar. En 1908, otro maremoto causó miles de víctimas en Mesina (Italia). Más recientemente, en 2003, un terremoto que sacudió Argelia provocó un tsunami que afecto a las islas Baleares y el sur de Francia. Dado que la distancia que separa ambas orillas del Mediterráneo si se producen tsunamis éstos alcanzan la costa muy rápidamente.
El dispositivo de alerta del Atlántico Nordeste y el Mediterráneo es uno de los cuatro que coordina la Comisión Oceanográfica Intergubernamental (COI) de la UNESCO y opera desde 2012. El primer sistema de alerta anti-tsunamis se creó en 1965 en el Pacífico en respuesta a un grave maremoto que afectó a Japón y Chile en 1960. Los del Atlántico Norte y el Mediterráneo, el Océano Índico y el Caribe se crearon a raíz del tsunami de 2004 en el Índico. El papel de estos sistemas consiste en evaluar los riesgos, emitir mensajes de alerta y sensibilizar a las poblaciones expuestas.
Desde el gran terremoto de Sicilia de 1908 que mató a 80.000 personas, durante el siglo XX la tierra se movió en ocho ocasiones por encima de la magnitud 6 en la escala Richter. En 1915 murieron 30.000 personas en el de Avezzano también en el centro de Italia. En Irpinia, en 1980, fueron dos mil quinientas. En este siglo ya son siete seísmos importantes. El más grave hasta ahora el de L´Aquila el 6 de abril de 2009 que devastó a la ciudad y mató a 300 personas. Pero este año está siendo el más activo.
Este 24 de agosto, en la Italia central han perdido la vida 281 personas, la mayoría en Amatrice donde numerosos edificios se han derrumbado. En esa ocasión se produjeron dos seísmos gemelos, por lo que los geofísicos que estudian la secuencia sísmica vaticinan más terremotos. Aseguran que el primero pudo dañar la corteza en la zona más delicada y acelerar la segunda falla. Para los especialistas, es la certeza de la lenta deriva de Italia hacia los Balcanes. Se dice que en 20 millones de años las costas de Italia y Croacia se tocarán.