El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha incendiado el mundo en solo dos semanas en la Casa Blanca. Una de las decisiones más polémicas ha sido la orden que prohibe la entrada en su país de los ciudadanos de siete países árabes, recuperando la idea del eje del mal, que marcó la segunda legislatura de George Bush.
Pero lo que marca sus decisiones diarias, son los tuits que Trump comunica desde su cuenta personal de @realdonaldTrump, donde tiene unos 24 millones de followers (un poco menos de la mitad de los que le siguen en la cuenta presidencial). Desde esa cuenta marcó su estrategia de campaña electoral y la mantiene activa incluso después de asumir llegar al poder el 20 de enero. Es desde donde envía sus envenenados tuits dirigidos principalmente contra la prensa, y el último de ellos contra la justicia, después de que un juez frenara su orden. «Just cannot believe a judge would put our country in such peril. If something happens blame him and court system. People pouring in. Bad!» (No puedo creer que un juez pueda poner a nuestro país en tran grave peligro. Si algo ocurre será culpa de él y del sistema judicial).
Pero el mandatario estadounidense tiene también una cuenta oficial @Potus, en la que ha heredado los casi 15 millones de seguidores que tenía su antecesor, Barack Obama. Potus es como se denomina al Presidente de Estados Unidos. La primera dama, Melanie Trump, también ha heredado @Flotus (First Lady of US), – un termino que se surgió a principios de los 90, cuando la primera dama era Nancy Reagan. @Flotus era el perfil de Michelle Obama, aunque en su caso, muchos followers han dejado de seguirla. Melania solo ha tuiteado un mensaje y tiene casi 7 millones de seguidores.
Los analistas hace tiempo que siguen con detenimiento los dos perfiles de twitter del nuevo inquilino de la Casa Blanca. Aseguran que los mensajes que lanza desde su cuenta personal Donald Trump, son auténticas bombas que están perfectamente calculadas para marcar el tono máximo de sus acusaciones, para después rebajarlo si lo considera necesario.
En el último año ha lanzado unos diez mensajes diarios, claramente directos, concisos y efectistas. De esta manera Trump no necesita a los medios de comunicación para alcanzar al público al que va destinado, no necesita intermediarios y deja clara cual es su opinión. Eso no quiere decir que detrás de su perfil no haya una estrategia de equipo. Además su mensaje tiene más eco, porque incluso sus críticos expanden sus ideas.
En sus cuentas de twitter actúa de la misma forma que en sus negocios, va al extremo. Ferrán Fontal, fue socio del magnate entre 2008 y 2015. Lo conoce bien y asegura que «renegocia absolutamente todo mediante una estrategia que persigue dar un golpe contundente al adversario, generar incertidumbre y tensar la negociación», por lo que él pasa a tener mucha ventaja». Ahora desde su nuevo papel de político atípico, tensa las redes, y parece que le gusta.
*Con la colaboración de Silvia Guerra