Europa aumenta su implicación en el Sahel, esa región de África a la que se conoce como el cinturón del hambre, amenazada por numerosos grupos terroristas y traficantes y atravesada por las rutas migratorias hacia Europa. Una cumbre entre la Unión Europea y los países del Sahel ha impulsado la nueva fuerza conjunta en favor de la seguridad en la zona.
El principal enemigo de la zona son los grupos yihadistas que campan a sus anchas por esa zona árida, inhóspita e incontrolable. Para combatirlo, cinco países de la región, Mali, Niger, Burkina Faso, Mauritania y el Chad, han creado una fuerza militar conjunta de 5.000 hombres, pero no tienen dinero para mantenerla y necesitan ayuda exterior. Quieren asegurar una financiación no esporádica, sino permanente para que esta fuerza sea duradera.
Conscientes de que su propia seguridad depende de la seguridad del Sahel, los europeos ya apoyaron con 50 millones de euros la puesta en marcha de la fuerza militar y ahora acaban de duplicar su aportación. Los países del sur de Europa están dispuestos a a aportar 50 millones de euros suplementarios para reforzar la capacidad operativa de esa fuerza, y esperan que otros estados hagan lo mismo.
Arabia Saudí, Emiratos Árabes y Estados Unidos ya dan dinero, lo mismo que Francia que con una fuerte presencia militar en la zona, ha hecho del Sahel una de sus prioridades. «Tenemos una determinación total de luchar contra el terrorismo junto a los paises del Sahel y la Unión Africana», ha dicho Emmanuel Macron.
No hay seguridad sin desarrollo así que la Unión Europea, que es ya el primer donante para África, se ha comprometido a aumentar su ayuda, y España, en conreto, aportará más de 100 millones de euros. Cooperando con estos países esperan detener el terrorismo y hacer frente a las causas del fenómeno migratorio. La Asociación con África será una de las partidas a las que el nuevo presupuesto europeo deberá prestar atención especial.
El Sahel, ese lugar de África que aumenta el interés de la Unión Europea, es un cinturón semiárido, de unos mil kilómetros de ancho y más de cinco mil de largo, que se extiende desde el Atlántico al mar Rojo, al sur del Sáhara.
Aquí están cinco de los diez países más pobres del mundo, convertido en ruta migratoria hacia Europa y donde actúan varios grupos yihadistasa los que se enfrentan los débiles gobiernos de la región.
Las acciones terroristas se han extendido a zonas hasta hace poco consideradas seguras. A la conocida presencia de Al Qaeda se une la aparición de grupos próximos al Estado Islámico y la llegada de yihadistas derrotados en Siria e Iraq. Se teme que la región se convierta en el nuevo centro de actividad del terrorismo.
Europa empezó a preocuparse seriamente del Sahel a partir de 2012. La caída de Gadafi en Libia acercó la frontera africana a la orilla norte del Mediterráneo. Los tuaregs se rebelaron en el norte de Mali y los yihadistas ocuparon un extenso territorio. Francia fue el primero en acudir en auxilio de su antigua colonia y allí sigue con más de cuatro mil soldados.
También la ONU tiene una misión en Mali, con 13.000 efectivos, la más numerosa y también la más peligrosa de Naciones Unidas. La Unión Europea ya cuanta con tres misiones de seguridad y defensa activas en la región. España participa con 300 efectivos y dirige una de ellas.
Paralelamente, pasada la sequía y la hambruna de 2012, la región crece y vive una explosión demográfica. El crecimiento económico es insuficiente. Muchos jóvenes sin trabajo ven en la emigración a Europa su única salida. Si logran llegar a Libia pueden pasar meses en centros de detención o ser deportados. Otros intentarán pasar a Europa, una travesía en la que muchos se dejarán la vida.