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‘Cuenca: Una Pasión’

La Semana Santa es una de las celebraciones más destacadas del mundo cristiano, y muy especialmente en España. Pueblos y ciudades mantienen antiguas tradiciones y en sus calles los ciudadanos, convertidos ahora en penitentes y actores amateurs, recuperan por unos días la religiosidad de sus antepasados.

La Semana Santa permite ver en la calle, tallas de gran calidad artística y monumentos patrimonio de la humanidad, mezclados con la música de bandas de cornetas y tambores, saetas, sayas, mantones, capirotes, papones, penitentes, braceros mientras el aire huele a incienso, cera quemada, aromas de azahar, rosas o claveles. Las procesiones silenciosas o ruidosas, austeras o barrocas se suceden en la mayor parte de los pueblos de la geografía española.

El centro histórico de Cuenca se convierte en escenario de procesiones y fiestas de Pascua de una calidad cultural indudable. Declarada de Interés Turístico Internacional en 1980, desde el Domingo de Ramos al de Resurrección se organizan 42 pasos procesionales y paralelamente se podrá disfrutar de la 56 edición de la Semana de Música Religiosa. Ambas actividades son una expresión artística que evoca sentimientos y provoca emociones.

Las hermandades pasan todo el año preparando su participación en la Semana Santa, en la que participan los más pequeños, convirtiéndose en una muestra de que estas tradiciones perduran y se transmiten de padres a hijos a lo largo de generaciones. Se trata de un esfuerzo multitudinario y conjunto de la sociedad conquense. El cartel de 2017 es obra de Rafael Pérez y la Junta de Cofradías ha publicado «Cuenca Nazarena», que incluye entrevistas y reportajes a personajes ilustres de la ciudad, y láminas de escenas de las procesiones para que coloreen los más pequeños o los aficionados. Además se ha editado un disco que recoge el concierto que grabó el año pasado la Agrupación de Música de Getafe.

La Semana Santa conquense se caracteriza por la sobriedad, el silencio y la devoción más profunda. Formada por nueve procesiones en la que participan más de 25.000 hermanos, es el evento anual más importante y multitudinario de la ciudad. Uno de los huecos de esta celebración es la falta de una procesión el Sábado Santo y este será el último año sin procesiones ese día. En 2018 se sumará una nueva hermandad que cubrirá este histórico vacío entre el viernes y el domingo.

Turbas de Cuenca

Cada año, en la madrugada del Viernes Santo, bajo la luz de la primera luna llena de la primavera, tres hermandades procesionan por las calles de Cuenca, y se abren paso en medio de la multitud. Son Las Turbas un singular cortejo, que se ha convertido en una de las señas de identidad de la Semana Santa de la ciudad.

Aunque sí existen datos fiables de que la primera procesión del amanecer del Viernes Santo en la ciudad, llamada en sus orígenes de los Nazarenos, tuvo lugar en 1616, sobre el verdadero origen de Las Turbas, tal y como las conocemos hoy en día, no hay un hecho real o ficticio que sea asumido por todos como germen de este colectivo. Lo que sí parece claro es que no son anteriores al siglo XIX. Pero, ¿qué sentido tenía la participación de este grupo? ¿Qué o a quiénes representaban? La mayor parte de las hipótesis que tratan de justificar su presencia en la procesión del Viernes Santo conquense hablan de los turbos como un grupo de actores cuya misión es simular la burla de la que, según la tradición cristiana, fue objeto Jesucristo en su camino a la Cruz. Acompañan sus gritos al ritmo del tambor y los clarines.

Un repaso a la historia de las tradiciones de Semana Santa evidencia que ambos instrumentos han formado parte de las representaciones de estas escenas religiosas, al menos, desde la Edad Media, mezclando cultura y religión. Las Turbas, tal y como hoy las conocemos, surgieron en el siglo XIX íntimamente ligadas a la hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno de El Salvador, que recogieron una serie de rasgos anclados en lo más profundo del acervo cultural conquense. A comienzos del siglo XX, este grupo estaba formado por seis clarines, seis tambores y un maestre de Turbas, todos ellos de familias muy humildes. Aparecen de esta forma linajes íntimamente ligados desde entonces a este colectivo: Los Planchas, Los Pantaleones, Los Patacos…

La necesaria reconstrucción de la Semana Santa tras la Guerra Civil también llegó hasta Las Turbas. A partir de entonces, formaban parte de ella 24 personas: 12 clarines y 12 tambores, aunque era habitual contar con la presencia de los más jóvenes de la familia que continuaban con la tradición de las familias primitivas. El orden del desfile era el siguiente: primero los clarines, luego los tambores y, tras ellos, El Jesús. Otra de las costumbres tradicionales, que hoy todavía perdura, ha sido la visita que la turba rinde a los Hermanos Mayores de Nuestro Padre Jesús Nazareno –también en muchas ocasiones a lo de San Juan Evangelista- en la noche del Viernes Santo. El Hermano Mayor correspondía a sus visitantes con un ágape a base de galletas, magdalenas, pastas y resoli.

Las Turbas siempre han precedido al Nazareno del Salvador, y por tanto han de desfilar delante del guión de la hermandad. Los clarines suenan cuando El Jesús asoma por las curvas o cuando inicia la marcha tras el descanso de los banceros; mientras, los tambores callan. También se puede escuchar en el silencio de la noche el Miserere, un salmo penitencial (Misericordia, Dios mío, por tu bondad,/ por tu inmensa compasión borra mi culpa;/ lava del todo mi delito,/ limpia mi pecado./ Pues yo reconozco mi culpa). En la turba se busca conjugar, la fe, la tradición, la religiosidad popular, la cultura.

El cardenal Carlos Amigo, arzobispo metropolitano de Sevilla, explica que “a la misma hora, la misma Señora, la Virgen de la Soledad de Cuenca y la Virgen Macarena en Sevilla salen a la calle. El silencio es contenido son casi respiración ante la Virgen querida de Cuenca. ¿Aplaudir? ¡Sería ofensa! ¿Decir piropos? ¡Sería blasfemia! A la misma hora, la misma Señora, con otro nombre sale a la madrugada de Sevilla. ¡Bandas de música, aplausos, vivas, piropos! No hacerlo sería de mal hijo. Pero, en el fondo, el amor y la devoción a la Madre!… El mismo texto, distinta músicaâ€.

 

@angelaGonzaloM

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This entry was posted on 20 marzo, 2017 by in Turismo, Videos and tagged , , .

Agenda Cultural

«Dieric Bouts. Creador de imágenes»

MLeuven, Lovaina, Hasta el 14 de enero de 2024

Dieric Bouts (1410-1475), es uno de los maestros flamencos más importantes. En Lovaina, pintó sus mejores paneles de escenas ricas, retratos impactantes y paisajes de otro mundo. Bouts tuvo éxito en vida y en 1472 recibió el título honorífico de pintor de la ciudad, cuando Lovaina experimentaba una renovación urbana y mantenía una universidad pionera en una época tan creativa como el Renacimiento.

La imagen que tenemos hoy del artista pintor no existía en el siglo XV. Bouts no fue un genio romántico ni un inventor brillante, sino un creador de imágenes. El festival M confronta algunas de sus obras maestras como 'La Última Cena' y 'El Martirio de San Erasmo' con los creadores de imágenes actuales: fotógrafos deportivos, cineastas o desarrolladores de juegos.

Después de cinco siglos, el maestro flamenco regresa a Lovaina para el festival urbano con el tema "Nuevos Horizontes". Bouts ocupa un lugar central porque todavía hoy estamos ansiosos por explorar nuevos horizontes, tal como lo hizo él en el siglo XV.

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