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Cafés literarios, una lucha contra el tiempo

Café Lisboa

Forman parte de la historia de las ciudades, destacan por su lujo y porque en sus mesas se ha debatido de todo, de literatura, de arte, de política, de cine, y hasta de lo divino y lo humano. La mayoría vivieron su momento álgido desde finales del siglo XVIII y durante gran parte del XX. Estos espléndidos puntos de encuentro, han pasado, sin duda, a formar parte de la cultura europea.

Muchos sobreviven a la prisas de nuestras sociedades, pero cuando se abren sus puertas, se respira algo que no encontramos en ningún otro establecimiento. Es como si el tiempo se hubiera parado en sus salones, en sus mesas, incluso sus camareros nos trasladan a un lugar que pertenece al no-tiempo. Su lucha titánica por mantenerse en el siglo XXI, no ha sido suficiente para algunos de ellos, como ha ocurrido este verano con el Café Comercial de Madrid. El centenario café literario de la glorieta de Bilbao, cerró sus puertas en julio. Las abrió en marzo de 1887, y aunque ha desaparecido, todavía podemos revivir su ambiente en «La Colmena», de Camilo José Cela. Blas de Otero, Gabriel Celaya o Antonio Machado fueron algunos de sus tertulianos más renombrados.

Pero si hay un café con solera en la capital española, ese es el Café Gijón, donde los intelectuales de varias generaciones participaron en sus históricas tertulias literarias, que les inspiraron para escribir sus novelas y ensayos. Fundado en 1888 por Gumersindo Gómez, en sus tertulias han participado Pérez Galdós, Rubén Darío, Antonio Buero Vallejo, Cela, Antonio Machado, Gerardo Diego o Antonio Gala. Un papel similar tuvo en Barcelona Els Quatre Gats, convertido en un lugar de referencia del modernismo y la primera galería de arte en la que expuso un joven Pablo Picasso.

Podrían ser considerados museos porque recogen en sus paredes no solo muebles históricos, objetos artísticos o pinturas, sino también imágenes de algunos de sus tertulianos más insignes. Como ocurre en A Brasileira, en pleno barrio de Chiado, donde encontramos el busto de uno de sus ilustres visitantes, el poeta portugués Fernando Pessoa. El arquitecto Joao Queirós construyó el Café Majestic, desde el que se puede observar el ir y venir de los lisboetas y los miles de turistas.

A Viena, el café llegó de mano de los otomanos y la tradición de tomar un humeante café, de mil tipos, acompañados de deliciosas pastas, ha perdurado durante siglos en la capital austriaca. El más antiguo de la ciudad es el Café Landtmann, inaugurado en 1873, tres años más tarde lo hizo el Café Central, situado en un majestuoso edificio. Ambos han sido frecuentados por intelectuales como Sigmund Freud, Peter Altenberg, el pintor Gustav Mahler, Max Reinhardt o Leon Trotsky, actrices como Romy Schneider, Marlene Dietrich o Burt Lancaster. Elías Canetti era un asiduo del Café Hawelka, y Graham Green se inspiró en el Café Mozart, para su novela El Tercer Hombre, mientras que Beethoven y Mozart preferían el Frauenhuber. Todos ellos destacan por su elegancia, pero para muchos artistas el más original era el Museum, que fue decorado en estilo art nouveau por Adolf Loos. Todavía mantiene un estilo autóctono el café Griensteidl, situado frente al palacio imperial de Hofburg, mientras que en la pastelería Demel, apostaron por salones rococó.

1536751_791137380902542_881131988_n _Faceboock Demel

En Praga, Franz Kafka, Rainer Maria Rilke, o Václav Havel, disfrutaron desde el Slavia de tranquilas vistas del río Moldava y el Teatro Nacional. El café Europa permite desde 1906 descubrir la vida de la capital checa en la histórica plaza Wenceslao, escenario de la Primavera de 1968 o de la Revolución de Terciopelo.

En Berlín, destacan el Café Einstein y la cafetería del hotel Adlon, en las sillas de este último centro, se han relajado el Kaiser Guillermo II, Charles Chaplin, Albert Einstein, Marlene Dietrich, Greta Garbo….

Sus mesas de mármol, sus espejos o sus butacas de terciopelo son unas de sus señas de identidad. En Italia, otro de los países que hacen del café un arte, destacan el Greco de Roma, donde era habitual encontrarse con músicos como Bizet, Listz o Wagner. En Venecia, además de la Básilica, el Palacio Ducal o el Campanile, la plaza de San Marcos no sería la misma sin el café Florian, considerado el más antiguo del país transalpino. Desde allí contemplaban las riquezas arquitectónicas de la ciudad de los canales, Lord Byron, Charles Dickens, Marcel Proust o Amadeo Modigliani, y allí ponía en práctica sus artes seductoras el mismísimo Casanova. Richard Wagner prefería buscar inspiración en los cafés Lavena y el Quadri. Se calcula que a finales del siglo XVIII había en la ciudad más de doscientos locales.

Todos ellos tienen en común haber reunido en sus salones a los artistas bohemios de cada momento. Sin duda una de las ciudades que mejor representa ese ambiente es París. El café Procope, inaugurado por un italiano en 1689, está considerado el más antiguo del mundo, en sus mesas se reunieron Voltaire y Rosseau, Marat y Robespierre. Por sus salas han pasado Victor Hugo, Alejandro Dumas o Benjamin Franklin. En el bulevard de las Capuchinas, Emile Zolà, Guy de Maupassant, Maria Callas o Marc Chagall han degustado el rico aroma de un café en el Café de la Paix, mientras que el Café de Flore, reunió a filósofos como Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir o Albert Camus.

En tiempos de los whatsapps y mensajes electrónicos, que se han adueñado y nos han robado lo que era el arte de la charla, estos centros culturales y de ocio, se mantienen anclados en el tiempo.

640px-Cafe_de_Flore_2007 (Wikipedia)

Podríamos seguir charlando durante horas, de los cafés históricos europeos, porque, Jean-Pierre Boccard consiguió recopilar el nombre un centenar de establecimientos. Francia, con 70 e Italia con 20, eran los países que más tenían. George Steiner, dijo en su día que «Europa está hecha de cafés… Mientra haya cafés, la idea de Europa tendrá contenido».

*  AngelaGonzaloM es miembro de la Federación de Periodistas y Escritores de Turismo (FEPET)

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This entry was posted on 19 septiembre, 2015 by in Cultura, Podcast, Turismo and tagged , , , , .

Agenda Cultural

«Dieric Bouts. Creador de imágenes»

MLeuven, Lovaina, Hasta el 14 de enero de 2024

Dieric Bouts (1410-1475), es uno de los maestros flamencos más importantes. En Lovaina, pintó sus mejores paneles de escenas ricas, retratos impactantes y paisajes de otro mundo. Bouts tuvo éxito en vida y en 1472 recibió el título honorífico de pintor de la ciudad, cuando Lovaina experimentaba una renovación urbana y mantenía una universidad pionera en una época tan creativa como el Renacimiento.

La imagen que tenemos hoy del artista pintor no existía en el siglo XV. Bouts no fue un genio romántico ni un inventor brillante, sino un creador de imágenes. El festival M confronta algunas de sus obras maestras como 'La Última Cena' y 'El Martirio de San Erasmo' con los creadores de imágenes actuales: fotógrafos deportivos, cineastas o desarrolladores de juegos.

Después de cinco siglos, el maestro flamenco regresa a Lovaina para el festival urbano con el tema "Nuevos Horizontes". Bouts ocupa un lugar central porque todavía hoy estamos ansiosos por explorar nuevos horizontes, tal como lo hizo él en el siglo XV.

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