El arte urbano se ha erigido como uno de los movimientos artísticos contemporáneos con mayor influencia del siglo XXI. Sea cual sea la denominación elegida -street art, arte urbano, arte callejero, arte contextual, postgraffiti, muralismo…-, se trata de una práctica mundialmente extendida, un movimiento sociológico que alberga numerosas corrientes de estilo y desarrolla técnicas muy variadas estrechamente ligadas a la historia contemporánea del arte.
Nacida del otro lado del Atlántico en los años 70, esta corriente artística polinizó rápidamente Europa. Por su carácter popular, accesible y su gran componente estético, las municipalidades y los poderes públicos aprecian cada vez más el arte urbano como medio de dinamización y embellecimiento de sus barrios. Los festivales de arte urbano se multiplican, cubriendo las ciudades europeas y mundiales con murales gigantescos. Viajar entre países forma parte del cotidiano de estos artistas, que pivotan de manera intermitente entre la ilegalidad y la comanda pública: los murales monumentales y otras acciones artísticas urbanas están a la orden del día en la totalidad de las grandes ciudades europeas.
La libre circulación de personas es una de las características básicas, y hasta tiempos recientes, unificadoras del proyecto europeo. Gracias a ella los artistas europeos pueden desplazarse con facilidad por el continente sin necesidad de pasar por procedimientos administrativos a menudo largos y complejos. El repunte de los movimientos nacionalistas identitarios al que asistimos en la actualidad cuestiona el espacio Schengen y demanda un endurecimiento de las fronteras que pone en peligro el ideal europeo.
Partiendo del ejemplo del arte urbano, esta exposición se puede leer como un homenaje a la libertad de movilidad entre países miembros de la Unión Europea. En la exposición se puede ver el trabajo de tres jóvenes artistas europeos, Ampparito (España), Helen Bur (Reino Unido) y Paul Loubet (Francia), junto a algunas de las intervenciones que han realizado en diversos países de nuestro continente.
Palacio Gaviria, Madrid, hasta el 24 de febrero de 2019
El Palacio de Gaviria de Madrid, acoge una exposición de Tamara de Lempicka. Se trata de una exhibición monográfica de la obra de la artista polaca conocida por sus retratos y desnudos de gusto Art Déco.
Tamara de Lempicka es una importante exponente del Art Déco, el famoso movimiento del periodo de entreguerras. La pintora trabajó temáticas como el glamour, la sofisticación, la elegancia y la modernidad. Sus principales géneros son el desnudo y el retrato, y en su obra se puede apreciar el amor a autores como Ingres, Botticelli o el Manierismo.
Sus trabajos retratan la adinerada burguesía de la época y la progresiva decadencia de la aristocracia. Su alocada vida servía de inspiración para sus cuadros; su defensa del hedonismo, las orgías, la cocaína y la bisexualidad permitieron a la artista ilustrar en detalle la vida de la alta burguesía parisina.
Es la primera retrospectiva en Madrid dedicada a la artista que de alguna manera, supone su regreso a España tras el viaje realizado por Lempicka a España en 1932 y que influyó notablemente en su obra y en el mundo artístico de la época. La empresa italiana Arthemisia, dedicada a la producción, organización y realización de exposiciones, ya ha presentado esta exposición en otras sedes. Antes de Madrid la han podido disfrutar en el Palacio Real de Milán (2006), La Pinacoteca de París (2013), el Palacio Chiablese de Turín (2015) y el Palacio Forti de Verona (2015).