El renovado Palacio de Gaviria, junto a la Puerta del Sol, nos pemite disfrutar de una impresionante retrospectiva del gran y original pintor holandés Maurits Cornelis Escher, con sus enigmáticos diseños sin fin, sus increíbles escaleras en las que no sabes si las figuras suben o bajan o si unos patos vuelan hacia la noche, o hacia el amanecer.
Los visitantes podrán comprobar como Escher es uno de los grandes artistas gráficos que realizó unas 450 litografías, numerosos grabados en madera y más de 2.000 dibujos y bosquejos.
El genio holandés creó mundos imposibles, experimentando en sus trabajos con la arquitectura, la perspectiva y los espacios imposibles, reorganizando las reglas de la perspectiva y de la física siguiendo las leyes matemáticas que reinventaba con su ingeniosa lógica.
La teselación, que descubrió en una visita a la Alhambra de Granada fue su fuente de inspiración para solucionar sus problemas matemático-geométrico, como recuerda el matemático Antonio Costa.
Escher cruzaba continuamente la frontera entre matemáticas y arte, convirtiendo sus cuadros en imágenes que necesitan ser descubiertas, mundos que sólo existen dentro de los límites del dibujo ideado por su mente y que interrogan al espectador.
Los juegos con la perspectiva, cuestionando o alterando la relatividad de los puntos de fuga y la idea de relatividad los muestra a través de diferentes grabados que destacan por ser increíbles, imaginados y sugerentes.
Apasionado por la idea del infinito, el artista holandés escribió un extenso tratado sobre la partición regular del plano, un proceso que consistía en rellenar el espacio con formas regulares e irregulares.
En sus cuadros muta los conceptos de espacio y tiempo como ocurre en «Día y noche» datada en 1939, donde se aprecia cómo formas indeterminadas y abstractas se van transformando, tanto vertical como horizontalmente, en figuras de contornos definidos para terminar convirtiéndose en el mismo paisaje pero en un tiempo diferente o en piezas indeterminadas. Otra de sus enigmáticas obras es Cascada, donde la cinta de Möbius, (un objeto tridimensional con una sola cara y un solo borde) continua, infinita y recorrida por hormigas, se transforma mientras realizan el camino del agua. Los juegos tridimensionales o con la perspectiva nos sorprenden en sus obras Belvedere, Convexo y cóncavo o Arriba y abajo. Sus cuadros cobran vida en ese espacio habitado por monjes y lagartos que suben y bajan escaleras de direcciones imposibles.
Maurits Cornelis Escher nació en Holanda, pero encontró sus mejores inspiraciones en Italia, donde descubrió las montañas o España, donde encontró respuestas a enigmáticas preguntas matemáticas, durantes sus visitas a la Alhambra de Granada y la mezquita de Córdoba.
La muestra, producida y organizada por el grupo italiano Arthemisia, ha permitido la reapertura del Palacio de Gaviria, uno de los lugares emblemáticos de la capital situado en pleno centro, en la calle Arenal. Obra del arquitecto Aníbal Álvarez Bouquel, fue construido entre 1846 y 1847 por encargo del banquero Manuel Gaviria y Douza, Marqués de Gaviria, según el lujoso modelo de los palacios renacentistas italianos. Su escalera balaustrada y los frescos de Joaquín Espalter y Rull son algunos de los elementos más espectaculares que caracterizan al palacio.