Coincidiendo con la celebración del día del libro, vamos a pasear por una de las librerías más bonitas del mundo. Se encuentra en Oporto, la segunda ciudad de Portugal, y se ha convertido en uno de sus atractivos turísticos con una media de 3.000 visitantes por día. Ese éxito de masas se lo debe a un libro y a una escritora. Nos referimos a la librería Lello, a J.R. Rowling y a Harry Potter.
Situada en el barrio de las Carmelitas, la librería de los Hermanos Lello fue construida en 1906 y ha editado libros a algunos de los grandes escritores portugueses como Eça de Queirós y Castelo Branco. Era el lugar de auge del Oporto de principios del siglo pasado, destacando su magnífica escalera. Se ha afirmado que fueron la inspiración de las escaleras de Hogwarts en los libros de Harry Potter, aunque en Oporto, la escalera es fija.
Desde hace unos años, esa librería se convirtió en un atractivo de masas, sobre todo desde que se le relaciona con J.R. Rowling, autora de la famosa saga. La escritora británica vivió dos años en la ciudad y se dice que se inspiró en la libreria Lello para relatar las aventuras de uno de los magos más conocidos de la literatura universal. Manuel de Sousa, responsable de comunicación, dice que desconoce esa relación pero sí encuentra claves de aspectos portuenses que pudieron inspirar a Rowling. «Empezando por el título del libro, «Harry Potter y la piedra filosofal» que es el nombre de un poema muy famoso del poeta portugués, António Gedeão, que era cantado en pubs y bares que los jóvenes estudiantes frecuentaban en los 80. También podría haber una relación en el nombre del malo de una de las cuatro escuelas de Hogwarts, Salazar Slytherin, porque Salazar no es un nombre inglés y si se corresponde con el nombre de Antonio Oliveira Salazar, el dictador portugués… también creo que las capas de los estudiantes portugueses son las que le inspiraron para las túnicas de los alumnos de Howgarts». Cabe señalar que días después de esta entrevista, J.K. Rowling,confirmó una de las sospechas de Manuel, porque en su cuenta de twitter publicó que se había inspirado en Salazar para darle nombre al fundador de una de las escuelas de Hogwarts.
No es la única relación de Oporto con la cultura inglesa. En el siglo XVII, empresarios británicos se interesaron por el valle del Duero, para producir el, internacionalmente, conocido vino de Oporto. A la orilla izquierda de uno de los grandes ríos ibéricos, está Vila Nova de Gaia dónde encontramos las bodegas de las principales empresas vitivinícolas. Anclados en el río un recuerdo de los rabelos, barcos de vela y poco calado que transportaba las barricas desde los viñedos a las bodegas de Oporto, donde envejecían el vino y lo distribuían.
La familia Grahams fundaron una en 1820 aunque encontraron su esplendor con los Symington. Ya van por la sexta generación de viticultores. Filip, nuestro guía, destaca también el esfuerzo de centenares de familias que han mejorado las viñas desde la época de los romanos. Ese trabajo de siglos ha sido premiado con más de 200 medallas de oro y plata en las grandes competiciones internacionales. Filipe Silva, nos explica uno de los motivos de este reconocimiento «el vino de Oporto es reflejo del Duero y del arte del envejecimiento, y además mucho del trabajo que se realiza sigue siendo manual. Los viñedos están construidos en terrazas que fueron cultivadas a mano, hace muchos años y que en la actualidad todavía comporta mucho trabajo manual, y la cosecha también se realiza principalmente a mano. Eso hace que siga siendo un trabajo muy árduo y difícil».
La cultura y el paisaje que se ha ido modelando con la producción de vino de Oporto en e valle del Duero es Patrimonio de la Humanidad desde 2001. También el casco viejo de la ciudad obtuvo este reconocimiento en 1996, donde sobresalen el Palacio de la bolsa, la Catedral, la Torre de Clérigos o el Palacio Episcopal. La ciudad de los seis puentes no solo vive de su pasado también cuenta con edificios más modernos, como la casa de Música y el Museo Serralves, que han sido diseñados por dos premios Pritzker, considerado el Nobel de la arquitectura: Siza Vieira y Rem Koolhaas.
Uno de los lugares privilegiados de Oporto es la Fundación Serralves. Antigua casa de estilo art noveau del conde de Vizela, un empresario textil, que se enriqueció fabricando uniformes para los soldados de las dos guerras mundiales, quiso gastar su enorme fortuna, construyendo en los años 20 uno de los espacios más modernos de la ciudad. Construyó su vivienda familiar y los espectaculares jardines, que se pueden visitar actualmente, con influencias del estilo francés. Para ello contrató a tres arquitectos: uno para la construcción del edificio, otro se encargó del mobiliario interior y un tercero diseñó los jardines. Ana Neto, especialista en turismo arquitectónico, nos detalla una de las características de este espectacular espacio de ocio de la ciudad.
«Una de las cosas que más me atrae es el efecto sorpresa que tiene todo en este lugar, porque nunca sabes lo que viene después. Está pensado para cautivar al paseante y atraerlo hacia otro lugar, además en cualquier recoveco es un espacio nuevo, totalmente diferente. Algunas partes del jardín han sido diseñadas como espacios exteriores, pero que relacionas con espacios interiores». Mientras Ana me explica estos detalles lo podemos comprobar en el recorrido que nos lleva desde el Museo hasta la casa del conde. Uno de los caminos está bordeado por árboles que asemejan columnas de una catedral gótica, y en otro recodo pasamos de un jardín de estilo francés a un bosque barroco, con lago incluido.
Ese efecto sorpresa, que se mantiene en la vivienda original lo utilizó el gran arquitecto portugués Álvaro Siza Vieira, para construir el otro edificio emblemático, el Museo de Serralves, con sus destacadas colecciones de Arte Contemporáneo. Este espacio es también una muestra de la lucha de los portuenses por no perder parte de su legado histórico, y evitar que los herederos acabaran por repartirse este espacio.
Ana recuerda que en alguna ocasión se ha encontrado con personas que habían participado en algunas de las fiestas organizadas en el recinto y que ojean con añoranza algunas fotografías del mobiliario original, -vendido completamente por los herederos del conde-, que, sin embargo no pudieron parcelar los jardines, porque los vecinos organizaron manifestaciones para evitar perder ese rico patrimonio cultural. También me cuenta que ha conocido a jóvenes que saltaban la verja para pasear por sus magníficos jardínes, durante los años que el centro estuvo abandonado. Ahora no hace falta saltar la valla, el primer fin de semana de junio (3 y 4) se celebra la Serralves em Festa. Cuarenta y ocho horas de actos culturales gratuitos desde conciertos de jazz, a baile, circo o teatro, todas las actuaciones pensadas exclusivamente para presentarlos en ese lugar. La Fiesta Serralves está considerada uno de los mayores eventos de cultura contemporánea de Europa. El año pasado participaron más de 160.000 visitantes.
En Oporto encontramos influencias arquitectónicas ibéricas, inglesas, francesas… y holandesas. Tras varios retrasos, el arquitecto holandés Rem Koolhaas, pudo finalizar uno de los iconos del Oporto moderno, la original Casa de Música de la ciudad. No solo es uno de los edificios más originales de la arquitectura actual, sino que está considerado una de las multisalas de conciertos con mejor acústica del mundo. Con dos auditorios principales, es tremendamente flexible, que según Ricardo Vasconcelos, es su gran valor añadido. «Una de las características es la versatilidad de la luz y de las salas, siempre es una experiencia visual y musical distinta». La casa de Música es uno de los edificios más visitados de Oporto, aunque Vasconcelos nos explica que «viene mucha gente a ver la arquitectura, y algunos ya se quedan a escuchar música. El que viene es porque tiene unos intereses culturales, porque hay personas que llegan a la ciudad por un periodo corto, de dos días, y se quedan en el centro».
No se puede pasar por alto el edificio que ha marcado la vida económica de esta ciudad a lo largo de los últimos años, el Palácio de la Bolsa. Este monumento nacional es la sede de la Asociación Comercial de la ciudad, proyectado por Joaquim da Costa Lima en estilo neoclásico en 1842. Es uno de los edificios más vistados, destacando su famoso salón árabe. Cecilia, la guía que nos descubre los secretos y anécdotas de esta institución portuense, nos explica que «se diseñó y pensó para impresionar, y lo consigue, para que todos los que vinieran a Oporto se dieran cuenta de que era una ciudad muy rica y poderosa. Por eso se convirtió en un gran aliado para hacer negocios«.
Oporto fue hasta la Eurocopa de 2004, una ciudad que se metía en la degradación. La construcción del emblemático aeropuerto Francisco Sa Carneiro y la conexión con unas 50 ciudades europeas, la mayoría a través de la compañía aérea de bandera portuguesa TAP, que por ejemplo tiene dos vuelos diarios entre Madrid y Oporto, han ayudado al resurgir de esta ciudad, que ha conseguido ser declarada patrimonio de la Humanidad, preservando el pasado industrial e histórico y apostando por una renovación cultural. La promoción turística, bajo la marca Porto y el norte de Portugal, se ha notado en los 9 millones de visitantes que llegaron a la ciudad en 2016, extendiendo el turismo a ciudades históricas como Braga o Guimarães.
Nosotros nos alojamos en el Sheraton Porto Hotel & Spa, está un poco lejos del centro, pero este emblemático edificio de 12 pisos es todo modernidad y tiene piscina y spa para descansar y relajarte después de un día de «pateo» por la ciudad. Para comer elegimos un lugar junto al río Douro, el Fish Fixe, un restaurante excelentemente ubicado junto al puente de Luis I con agradables vistas al río Duero. Sus especialidades el pescado, el marisco, los quesos y el famoso Vino do Porto. Después de la comida, nada mejor para relajarse que un crucero por el róo con un viaje relajante bajo los puentes. Y nada más desembarcar nos fuimos a visitar las bodegas Graham’s, también están un poco alejadas, pero permiten unas impresionantes vistas panorámicas de la ciudad y el río. A la hora de la cena, decidimos un restaurante de cocina de autor. En el Palácio das Artes, un edificio original del siglo XIV. El restaurante DOP es propiedad del chef portugués Rui Paula, que marida sabores tradicionales con la creatividad moderna. Un lugar ideal junto al casco antiguo de Porto.