Angela Merkel, pedía en Berlín que Reino Unido aclarara pronto su posición. Mensaje recogido en Londres. «Brexit is Brexit» decía este lunes la nueva primera ministra británica, Theresa May. Es lo que tiene el pragmatismo, no se anda con rodeos. Por supuesto, eso no supone que las negociaciones para preparar la salida del Reino Unido serán largas y duras. Ambas partes deben readaptar su economía y política a la nueva situación.
Queda claro que en la cumbre de junio, los líderes de los 27 países insistieron a Cameron que no se podía esperar hasta septiembre para encontrar a la persona que iba a liderar el proceso de salida. Tres semanas más tarde del referendum, este miércoles, Reino Unido tendrá una nueva primera ministra, Theresa May, que había defendido la permanencia de su país sin demasiado entusiasmo. Europa pedía claridad, y ya lo han visto en sus primera palabras. No habrá segundo referendum, ni intentará ingresar en la UE por la puerta de atrás. «Vamos a dejar la UE y buscaremos nuestro papel en el mundo». Hasta final de año no se iniciarán las conversaciones con Bruselas.
A May ya le llaman la nueva Margaret Thatcher y la comparan con la canciller Merkel. Más o menos de la misma edad, tienen un impresionante curriculum académico, se les considera más pragmáticas que ideólogas y han conseguido romper su «techo de cristal» llegando a lo más alto en partidos conservadores dominados por hombres. M&M No solo tienen una similitud en el ámbito político, también en el aspecto personal coinciden las dos líderes europeas. Crecieron en ciudades medias, sus padres fueron pastores protestantes y no tienen hijos. De carácter austero, ambas se declaran muy hogareñas y según sus círculos íntimos son ingeniosas, de humor agudo, y mantienen una relación de desconfianza con la prensa. Queda saber que relación matendrán en el trato cercano, dado que May no ha compartido reuniones con los jefes de estado y de gobierno.
No sabemos que relación política mantendrán a partir de ahora, pero Merkel, deberá anteponer la necesidad de alcanzar consensos con sus aliados europeos para llevar a buen puerto las negociaciones de una ruptura que ha definido como «amarga». Al presidente, François Hollande, le interesa demostrar a los euroescépticos de la extrema derecha de su país, que salir de la Unión Europea tiene su precio, y se espera que sea poco complaciente con la nueva primera ministra británica. Su primer ministro, Manuel Valls, ex responsable de interior, conoce bien a la nueva líder británica de sus reuniones en las cumbres ministeriales de interior, y en las negociaciones sobre la situación de los emigrantes en Calais. Funcionarios franceses, aseguran que ambos se tienen un gran respeto. Ante las dificultades que puedan plantear Francia, el nuevo comisario británico -todavía sin cartera- Julian King, es el actual embajador del Reino Unido en París. King, exembajador en Irlanda, y ex director general para Irlanda del Norte, sustituirá a finales de mes a Jonathan Hill, excomisario de servicios financieros de la UE, que dimitió pocas horas después de conocerse el resultado del plebiscito británico. El diputado austríaco, Othmar Karas, del PPE, ha dicho que no cree que le den una cartera que tenga un papel predominante en las negociaciones del Brexit.
Los líderes europeos saben que si May no tiene éxito en un acuerdo atractivo para el Reino Unido, puede aumentar el euroescepticismo entre la población, forzando a nuevas elecciones y con políticos más combativos con la UE. Además nadie quiere romper con los profundos lazos económicos y de seguridad existentes entre la isla y el continente. Hace unos días en Varsovia, el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, que ha mostrado su contrariedad con Londres tras el referéndum, destacó que «tenemos interés en mantener a Gran Bretaña como un aliado fuerte».
Considerada una candidata de consenso y de talante moderado, Theresa May, tiene tres grandes retos: unir a su partido y al país y conseguir un buen acuerdo con la UE. Su nombre ya había aparecido durante el referendum de Escocia como sucesora de Cameron. La fallida estrategia del ministro de justicia, Michael Gove, de retirar del camino a Boris Johnson, le ha allanado el camino hacia Downing Street. En 1997 llegó a la Cámara de los Comunes, entre 2002 y 2003 fue la primera mujer en ocupar la secretaría general del partido Conservador, desde 2010 es ministra de Interior, cargo que compaginó entre 2010 y 2012 con la cartera de Mujer e Igualdad .
Su entorno destaca su gran capacidad de trabajo y su exigencia, otros le critican su dificultad para delegar funciones, lo que ha comportado la dimisión de algunos de sus subordinados, asfixiados por el estrecho margen de maniobra que les dejaba para desarrollar sus cometidos. Kenneth Clarke, un diputado tory, declaró en un programa de televisión «Theresa es una mujer muy difícil, el próximo que se dará cuenta será Jean-Claude Juncker».