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«Los primeros disparos de Francesc Boix», fotografías para recuperar la memoria histórica

A finales de 1937, un joven barcelonés de 17 años, se adentra en las filas del bando republicano. Dispara a todo lo que ve, -aunque con cierta contención-, porque el material que utiliza es caro y difícil de conseguir en medio de una guerra. No lleva un fusil, sino una cámara fotográfica Leica.

Con 19 años y una guerra perdida, con los ideales derrotados pero no vencidos, Francesc Boix, se dirige por la frontera andorrana, o próxima a ella hacia Francia, para acabar enrolado en la 28ª compañía de trabajadores extranjeros en el frente francés. Capturado por los nazis, el 27 de enero de 1941, junto a otros 7.000 republicanos españoles es trasladado al terrible campo de concentración de Mauthaussen. Murieron el 67% de los prisioneros que lo acompañaron. Por su experiencia en la fotografía, Boix fue adscrito al servicio de identificación del campo.

Él aprovecha su «puesto de trabajo» para realizar fotos que muestren como murieron miles de personas. Desde el laboratorio fotográfico salvó de la destrucción los negativos que acreditaban el horror y junto a otros compañeros robaron los negativos para dárselos a la austríaca Anna Pointner, que los escondió en un muro. Se salvaron unas 20.000 fotografías, cuyo testimonio se presentó como testigo en los juicios de Nüremberg. Francesc Boix, fue el único español que testificó. De su paso por Mauthaussen, el Spaniaker 5.185 (nombre despectivo de los nazis hacia los españoles y su número de prisionero) le quedó una tuberculosis, enfermedad de la que moriría en París en 1951, a los 30 años. En sus últimos años trabajó como reportero periodista en L’Humanité, Regards o Ce Soir.

Fotografia: L’hora del ranxo (Francesc Boix)

Pero Boix guardaba otra sorpresa gráfica e histórica. 60 años más tarde de su muerte, en 2013, por internet, se vendían tres cajas de negativos con imágenes del frente de combate republicano en tierras de Lleida, también algunas anteriores o contemporáneas de la Guerra Civil, en Barcelona. Su autor, el joven Boix, las había captado en los últimos meses del conflicto, los había pasado a Francia y en su afán por preservar un material gráfico histórico, los había guardado en una vivienda de Perpiñán. No se sabe si los guardó él o se los entregó a algún compañero que hubiera vivido en esa casa.

Ricard Marco y otros miembros de la Fundación Fotoconnexió se enteraron de la existencia de ese material y decidieron hacer crowfounding para comprar el lote que había puesto a la venta la casa de antigüedades Original Potser Barcelona. «El precio de salida era de 25.000 €, pero como no se habían conseguido vender, lo pudimos comprar por unos 7.500. No queríamos que pasara lo mismo que había ocurrido con el fondo Centelles», explica a 4Dinfonet Marco. El Fondo Argeles, nombre de catalogación del lote, eran dos cajas de latón y una de madera, que contenían 8 hojas de plástico con negativos y un pequeño álbum de bolsillo con 12 copias modernas de 10X15. En total 1.400 imágenes inéditas de la contienda.

Después de la maleta mexicana de Robert Capa, ahora aparecen los negativos del Fondo Argeles, que han permitido recuperar una parte de la memoria histórica del frente del Ebro y el Segre. La editorial Now Books, publica parte del material del joven fotógrafo, en el libro «Los primeros disparos de Francesc Boix», una árdua labor, bajo los auspicios de la Comisión de la Dignidad.

Ricard Marco, es presidente de la Associació Fotoconnexió, un grupo formado por bibliotecarios, archiveros, coleccionistas, reporteros, fotógrafos y miembros de Bellas Artes. Este colectivo empezó a investigar todos los detalles que ofrecían los negativos encontrados. Se encontraron con una colección de imágenes sobre la vida diaria en los frentes de la provincia de Lleida. Una mirada desde dentro que nada tiene que ver con la visión puntual de los reporteros de guerra: la construcción de las barracas donde vivían los soldados en la montaña, las trincheras, la comida, los ratos de reposo, las prácticas y las maniobras, la llegada de la correspondencia, etc. Boix muestra la destrucción que provoca la guerra sin necesidad de fotografiar heridos o muertos.

Los investigadores analizaron las imágenes y tras atar cabos, confirmaron que el autor de aquel trabajo era el joven Francesc Boix. Incluso trabajaron grafólogos, ya que en varios envoltorios había anotaciones manuscritas del propio fotógrafo que firmaba con las iniciales FB. Además de las imágenes de la guerra también encontraron fotografías de la retaguardia, momentos de ocio, como bailes y sardanas, salidas a las playas de Castelldefels y el Garraf, paseos por Sitges y varios lugares de Barcelona. Para Marco, «ha sido un placer y una ilusión poder cerrar el círculo de una vida brevísima, de una persona muy valiente que vivió una tercera parte de su vida en guerra o en conflicto».

Con textos de María Barbal, Ramon Barnadas, Pep Cruanyes, Ricard Marco y Josep Mª Solé i Sabaté, este libro recoge multitud de retratos, muchos de cuyos protagonistas son hasta ahora desconocidos; seguramente alguna de las personas que aparecen pueda ser identificada, como ya ocurrió en alguna de las exposiciones itinerantes que se han realizado y que continuarán en los próximos meses. «Hay que resaltar la figura de Boix como fotógrafo, militante comunista y soldado de la guerra civil», añade Ricard Marco.

El presidente de Fotoconnexió, nos explica queera lo que atraía el interés del joven Boix. «Hacía un seguimiento de los comisarios políticos, pero además convivía con los soldados y compartía la vida con la tropa. Era un reportero nato, y una de las cosas más interesantes es que tiene una mirada muy limpia, muy clara sobre lo que sucedía en su entorno. No se trata de una fotografía porpagandística de impacto, añade Ricard Marco. Hay algunas magníficas, que nos explican como se relacionaron los soldados con la población, como les ayudaban en las tareas del campo o como iba vestido el ejército republicano».

Ricard Marco es fotógrafo y trabaja en el fondo fotográfico de la Biblioteca Nacional de Catalunya. En sus reflexiones sobre el poder de la imagen para remover conciencias nos explica que «actualmente como recibimos tanta imágenes duras de la vida nos hemos endurecido, pero eso es porque si estuvieramos conmvoviéndonos todo el tiempo, no podríamos vivir». Aun así reconoce que «cuando éstas fotografías se expusieron en Lleida en 2013, o cuando las hemos mostrado mientras recorríamos el territorio físicamente para buscar localizaciones, hemos visto que la gente de los pueblos lo tienen muy reciente y se conmueven. El día de la exposición muchas personas se emocionan, aunque no estén directamente implicadas, se crea un ambiente especial y aunque no tengas familiares… eso entra».

Las fotografías que pueden verse en el libro, y el resto que no han sido publicadas, pueden consultarse en el Archivo Nacional de Catalunya o en línea. Como escribe Josep Cruanyes, para acompañar a estas imágenes podemos leer los poemas de Joan Brossa, sobre las vivencias en el Montsec y en la batalla del Segre, así como Incerta Glòria de Joan Sales.

Ficha del libro «Los primeros disparos de Francesc Boix»
260 X 215mm
Tapa dura
177 páginas
Más de 100 fotografías
PVP: 29,90€
Textos: María Barbal, Ramón Barnadas, Pep Cruanyes, Ricard Marco, Josep Mª Solé i Sabaté
Editorial: Now books

@angelaGonzaloM

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This entry was posted on 22 abril, 2017 by in Cultura, Videos and tagged , , .

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