Ciento veintidós años después de que se reconociera a las neozelandesas su derecho -limitado- al voto, les ha llegado el turno a las saudíes. Este sábado 20 mujeres han logrado un escaño en los históricos comicios municipales que estaban abiertos por primera vez a las mujeres. Las 120.000 que se registraron, han podido acudir a un colegio electoral para elegir a los representantes de 284 consejos municipales. Novecientas han presentado una candidatura, frente a 6.000 candidatos, aunque no han podido hacer una campaña abierta, porque en el reino alauí está prohibido que aparezcan juntos en lugares públicos hombres y mujeres.
No es la única prohibición. En el país más grande de la península Arábiga, donde se puede obligar a las menores a casarse, las féminas no pueden viajar, trabajar o casarse, sin el consentimiento de un hombre de su familia. También tienen prohibido conducir, mezclarse con hombres en lugares públicos, como restaurantes, o trabajar en algunos sectores laborales. Sí tienen permitido ser designadas como miembros del Consejo consultivo, dirigir una empresa, o ser funcionarias y ejercer algunas profesiones liberales, como ser abogadas. Desde hoy también pueden votar en las elecciones municipales. Las organizaciones humanitarias valoran con cierto escepticismo lo que consideran «un tímido progreso» en ese reino ultraconservador regido por el islam más riguroso.
En la última década se ha producido una cierta apertura democrática en los países de las monarquías árabes. Omán en 1994, Catar en 1999, Bahrein en 2001 y Kuwait en 2005, dieron los primeros pasos para permitir el voto, muy limitado, de las mujeres. En 2006 las emiríes votaron por primera vez, aunque el emir decide a los electores y electoras. Arabia Saudí se une ahora, después de que en 2011, en pleno proceso de las «primaveras árabes» el fallecido rey Abdallah modificase la ley.
En 1983, las neozelandesas consiguieron que se aprobara una ley que les permitiera votar, aunque tuvieron que esperar a 1919 para poder ejercer su derecho de voto igual que los hombres. En 1906, las finlandesas fueron las primeras del mundo en votar , le siguieron el resto de países nórdicos: Noruega en 1913, Dinamarca e Islandia en 1915 y Suecia en 1919. Un año antes, lo consiguieron las alemanas, rusas y polacas. En 1919 les siguieron holandesas, luxemburguesas y estadounidenses. Casi diez años después, en 1928, votaron las británicas y en 1931 las españolas. En 1930 las sudafricanas, únicamente las blancas, pudieron depositar su voto en las urnas. Paradójicamente, el país fundador de los derechos del hombre, Francia, no permitió el voto femenino hasta 1944 y las italianas lo hicieron a partir de 1945. Las primeras mujeres de un país de mayoría musulmana, que accedieron a las urnas fueron las turcas, en 1934.
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