Cada año se pierden en la India unos 80.000 niños, muchos de ellos acaban en manos de mafiosos, asesinados, esclavizados, prostituidos o sobreviviendo de la mendicidad en las calles. Los que tienen más suerte pasan años en orfelinatos abarrotados, donde solo son un número. El drama es tan preocupante, que en 2015, el gobierno indio lanzó la web «Khoya Paya» (Perdidos y encontrados) para ayudar a las familias a encontrar a esos menores.
Unos riesgos que corre Saroo, un niño de cinco años, que se pierde una noche en una estación de tren de un pueblo de la India. Una historia real, que fue recogida primero en el libro «A long way to home» (Un largo camino a casa) y que el director Garth Davis ha adaptado -con guión de Luke Davies– en la película «Lion». Un film de largos silencios, profundas miradas y música envolvente, protagonizada por Dev Patel (Slumdog Millonaire), Rooney Mara y Nicole Kidman, donde Hauschka y Dustin O’Halloran, firman una conmovedora banda sonora original, que no deja indiferente al espectador.
La película nos presenta al pequeño Saroo (interpretado por Sunny Pawar), que vive en una aldea india -de la que ni siquiera sabe el nombre- con sus hermanos y su madre, recogiendo carbón y piedras para poder sobrevivir. Un día se pierde en un tren que le traslada a más de 1.000 kilómetros de su casa hasta que consigue bajar en la estación de una de las ciudades más caóticas y pobres del mundo: Calcuta. Saroo tiene una mirada profunda, con la que analiza todo lo que ocurre a su alrededor y que le ayuda a sobrevivir en una ciudad tan inhóspita, especialmente para un menor.
Pero al contrario que muchos niños perdidos en ese subcontinente que es la India, Saroo tiene la suerte de ser adoptado por una familia australiana. Veinticinco años después comienza a sentir la necesidad de buscar a su auténtica familia. Ni siquiera sabe por donde empezar. Estamos en 2008 y encuentra en Google Earth, una herramienta con la que empezar a buscar su pueblo, a su familia, con el objetivo de encontrarse con ellos. Internet y su memoria se unen para darle las claves de la vuelta a casa. A través de los recuerdos de su infancia, de la imagen clara de un puente, el río en el que jugaba con su hermano, las callejuelas de su pueblo, va reconstruyendo el camino. Y, sobre todo, las vías del tren, siempre los raíles que formaban parte de su entorno, y sin embargo fueron ellos los que lo alejaron de su casa.
La primera mitad de la película nos muestra, sin ahondar en ellos, los problemas de los niños abandonados o perdidos en India, y la segunda parte, donde se ralentiza la historia -quizá demasiado- nos permite entrar en los debates internos de muchos niños adoptados. Descubrir quienes son y luchar contra la querencia a la familia original y la de acogida, aunque sin llegar a un innecesario drama. Porque como dice Saroo Brierley, «no llegamos a vuestras vidas con una página en blanco».
Cuando los productores Emile Sherman e Iain Canning de See-Saw Film escucharon por primera vez la historia del viaje de Saroo Brierley para encontrar su casa y a su madre biológica, inmediatamente sintieron que podría convertirse en una película extraordinaria.
Estalló entonces una guerra de pujas para conseguir los derechos de la historia de Saroo y su libro, que ganó See-Saw gracias a su historial de películas de calidad y al compromiso de los productores de hacer una película auténtica y de ambición internacional.
La productora Angie Fielder, tiene claro que “la historia de Saroo es tan extraordinaria que no te la puedes inventar. Tiene todos los ingredientes del buen cine: tiene aventura y riesgo, atraviesa continentes y viaja a través del tiempo. Y el viaje es profundamente emotivo. Lo que también la hace muy cinematográfica es que la historia tiene un final positivo. Tras llevar años separado de su familia biológica y buscándola, finalmente, y sorprendentemente, encuentra su camino a casa como una aguja en el pajar”.
Decididos a respetar la historia real, el director Garth y el guionista Luke Davis viajaron a la India y estuvieron en Calcuta y en la aldea originaria de Saroo. Mientras estaban allí en la aldea, la madre biológica de Saroo, Kamla, y su madre adoptiva, Sue, se conocieron por primera vez. Aclamada en el festival de Toronto, esta coproducción entre Estados Unidos y Australia, que distribuye en España Diamond Films, aspira a ganar cuatro Globos de Oro, entre ellos el de Mejor Película. También está nominada a seis Óscar y cinco BAFTA.
Si hay un país en que la vida de las personas viene marcada por el destino ese es la India, y esta película trata del destino y la determinación. «Tardarías años en buscar una estación en la India», le dicen al joven Saroo sus amigos. Y realmente años, fue lo que tardó Saroo en encontrar el lugar donde nació. La película, igual que el libro original, es un himno a la esperanza, a la fuerza de los sueños y al coraje de no rendirse nunca. Quizá a todo ello le empujara su verdadero nombre.
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