El 12 de junio de 1897, Ramón Casas y Santiago Rusiñol, abrían en la calle Montsió, una taberna con comida barata y música de piano. Habían copiado la idea de París, del cabaret Le Chat Noir, un ambiente que sedujo a los dos artistas catalanes. El local había sido proyectadopor el arquitecto modernista Puig i Cadafach. Era un lugar insólito para la Barcelona de finales del siglo XIX, donde se encontraban detalles refinados, combinados con objetos característicos de un hostal tradicional. Rubén Darío, uno de sus primeros visitantes ilustres, le dió un gran empuje para convertirlo en un lugar legendario. Todos los artistas que pasaban por Barcelona visitaban el local y esperaban algo diferente a una buena comida.
Pere Romeu, que había trabajado como animador y camarero en Le Chat Noir, se sentaba con su levita y gabán ruso hasta los pies, junto a sus clientes. Presidía las tertulias en las que «se arreglaba el mundo», mientras Ramón Casas pintaba carteles de las actuaciones de sombras chinescas y marionetas, que se escenificaban habitualmente. Sus paredes y mesas todavía guardan la riqueza cultural de estos 120 años de historia. En sus paredes hay colgados cuadros de Casas, Opisso, Nonell o Rusiñol entre otros, reflejo de la inspiración y sentimiento que provocaba en los artistas este emblemático local de ocio y reflexión.
Santiago Rusiñol recogió toda esa efervescencia cultura en sus escritos, donde lo definía como un «sitio pintoresco, lleno de sueños, que asustaban al menestral; aquellos cuadros de las paredes que las chicas de la casa no podían ir a ver porque les gustaban demasiado; aquella humareda de pipas que emborrachaba de ideas a los parroquianos de la casa».
Dos años más tarde de su apertura, un jovencísimo Pablo Picasso (tenía 17 años), comenzó a frecuentar el local, donde realizó su primera gran exposición en la sala grande. Por el establecimiento pasaron músicos como Isaac Albéniz, Enric Granados o Lluís Millet, dibujantes como Ricard Opisso o el gran arquitecto modernista Antoni Gaudí.
Seis años más tarde, las dificultades económicas de los propietarios llevaron al cierre del restaurante. Pasaron muchas décadas hasta que Els 4 Gats salió de su letargo y comenzó una nueva andadura. A finales de los 70, tres empresarios del sector de la gastronomía, Ricard Alsina, Pere Moto y Ana Verdaguer abrieron sus puertas con nuevas propuestas para el ambiente cultural barcelonés. A partir de 1989, el empresario Josep M. Ferré, abrió el restaurante y la «Casa Martí», donde está ubicado actualmente.
120 años más tarde, Els 4 Gats ubicado en el centro, representa uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad y un referente de cultura, arte y literatura en la capital catalana. El director estadounidense, Woody Allen, lo escogió como uno de los escenarios de rodaje de su película «Vicky, Cristina, Barcelona».
Actividades para celebrar el aniversario
En reconocimiento a su dilatada historia, el Ayuntamiento de Barcelona aprobó recientemente la entrega al establecimiento de la Medalla de Oro al Mérito Cívico en reconocimiento a su trayectoria cultural. Este galardón representa la máxima distinción que concede el consistorio barcelonés a organismos y personalidades que, por su labor, han contribuido de manera fundamental en la vida social y económica de la ciudad.
En conmemoración del aniversario, durante los 12 meses de 2017 el restaurante lleva a cabo una serie de actividades que tienen como denominador común las diferentes actividades que se han llevado a cabo en el restaurant a lo largo de sus 12 décadas: pintura, fotografía, literatura y gastronomía.
Además de la tercera edición del concurso literario Ploma 4 Gats, se organizará en otoño el concurso de de sketching, en el que se invita a los artistas plásticos a acercarse al restaurante y, durante una mañana, realizar dibujos de temática relacionada con 4 Gats y el modernismo. El concurso está abierto a todo tipo de modalidades artísticas (pictórica, acuarela, óleo, carbón o plumilla). Las obras ganadoras serán premiadas y expuestas en el interior del restaurante. Las otras obras participantes se publicarán en www.4gats.com.
El arte también se encuentra presente las tres primeras semanas de cada mes donde el comedor principal del Restaurante 4 Gats se convierte, una vez más, en una sala de exposiciones con colecciones artísticas de personalidades destacadas de pintura, dibujo o fotografía como Gerard Quintana, Nuria Feijoo o Marta Dalmau.
Además un domingo de cada mes, el restaurante organiza la lectura pública de un cuento que haya marcado la vida de su narrador, que será un personaje popular de la vida catalana como el doctor Eduard Estivill, la actriz Mariona Ribas, o el músico Gerard Quintana, entre otros. La sesión de cuentos va acompañada de un desayuno de chocolate con churros. La entrada tiene un coste de 5 euros que se destina a la Fundació Comtal, una entidad benéfica de la ciudad de Barcelona.