Llega a las pantallas españolas la película «Altamira», dirigida por Hugh Hudson y protagonizada por el actor español, Antonio Banderas, que nos trae a la actualidad lo que supuso encontrar estas originales e impresionantes obras de arte.
El director ha llevado al cine un hecho relevante y desconocido de nuestra historia y nos muestra cómo vivieron y qué sintieron los protagonistas de aquel hallazgo. El film recoge la actitud de dos estamentos, que entonces dominaban todo: la religión y la ciencia. Es decir por un lado el catolicismo oficial de finales del XIX y por otro los prehistoriadores franceses. Ambos se lanzaron a difamar a Marcelino Sanz de Sautuola que acabó sintiendo el descubrimiento como si fuera un maleficio. Durante más de dos décadas fue visto como un defraudador. Recuperada su figura, actualmente se le considera un visionario que no fue reconocido en su tiempo y los científicos destacan que el estudio que hizo, su meticulosidad y su seriedad convierten su trabajo en excepcional, sobre todo teniendo en cuenta que él no era un profesional de la antropología.
La película refleja en el estado de ánimo de la pequeña María la evolución del descubrimiento: primero la alegría y las expectativas ante el hallazgo, después la decepción y por último el alivio con el reconocimiento de la verdad y la recuperación del honor para su padre. Por el contrario, su madre refleja la intransigencia de la religión que teme que el dogma católico se vea amenazado con los descubrimientos realizados por su marido, una persona totalmente denostada por la sociedad de su tiempo.
«Altamira» se ha podido realizar con la colaboración de la Fundación Botín, muy ligada al descubrimiento ya que son descendientes directos de Marcelino Sanz de Sautuola. María, la niña que descubre las pinturas, se casó con Emilio Botín, fundador de la saga y ahora son sus bisnietos los que dirigen el emporio familiar.
Una de las características de la película es que fue grabada en Cantabria, en donde ocurrieron los hechos, en la casa de la familia, en Santillana de Mar y en el museo…. La réplica exacta de polícromos de la neocueva, ha servido para rodar, durante las noches, los interiores de la caverna.
A raíz de ese certamen, y tras el descubrimiento de las pinturas, que tuvo lugar en 1879, la cueva fue cerrada durante dos décadas, hasta que el arqueólogo francés, Emile de Cartillach, el más reputado de la época, entonó públicamente su «Mea culpa».
VISITAS VIRTUALES PARALELAS
La productora de la película Morena Films, ha presentado una app para el visor inalámbrico Samsung Gear VR: Altamira VR Experience, que transporta al espectador y lo sumerge en la cueva, contemplando los caballos, bisontes y ciervos dibujados por nuestros antepasados. Todo ello en una visita virtual de unos 5 minutos recorriendo la cueva.
La app ha sido desarrollada por Virtualware a partir de los datos del escaneado 3D llevado a cabo por Gim Geomatics, una empresa dedicada a la Gestión de Información del Patrimonio que ha sido la encargada de obtener una topografía de alta precisión que integra tanto la información del exterior de la cueva y otros datos de su estructura geológica. En base a esto, la compañía -con una larga experiencia-, ha generado un modelo tridimensional que representa estas cuevas a escala real y con un alto nivel de detalle.
De esta manera no solo se promociona la película, sino que permite acercarse al espectáculo rupestre de Altamira, cerrado al público durante doce años y que ahora mantiene muy restringidas las visitas. La visita virtual a la cueva se puede realizar en varios museos españoles. Museo Nacional de Ciencias Naturales y el Arqueológico Nacional de Madrid, el Museo de las Ciencias Naturales de Valencia, el Museo de la Evolución Humana de Burgos o el Planetario de Pamplona.
RUTA TURÍSTICA DEL ARTE RUPESTRE EUROPEO
Altamira fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1985. En el año 2008 se hizo una extensión de la nominación a otras 17 cuevas del País Vasco, Asturias y la propia Cantabria, pasándose a llamar el conjunto «Cueva de Altamira y arte rupestre paleolítico del norte de España»
Actualmente pertenece a la ruta cultural del arte rupestre prehistórico, un itinerario turístico patrocinado por el Instituto de Rutas culturales europeas que nos permite visitar esta etapa artística desde Noruega a Portugal. El recorrido puede iniciarse en Alta (Noruega), pasando por Tanum (Suecia), Brú-na-Bóinne (Irlanda), Valcamónica (Italia), las cuevas del valle de La Vézère (Francia), Altamira y otras cuevas de la Región Cantábrica (España). Un recorrido que también nos lleva a los abrigos con Arte Levantino del Arco Mediterráneo (España), los yacimientos de Foz Côa y Siega Verde (Portugal-España) y la cueva de Pont d’Arc, denominada Chauvet (France).
Más de un millón y medio de visitantes viajan cada año a los enclaves donde los primeros europeos habitaron y plasmaron sus primeras expresiones artísticas. El arte rupestre prehistórico es la primera expresión cultural, social y simbólica de la humanidad, que aparece en Europa hace unos 42.000 años y se desarrolla a lo largo del Paleolítico superior, el neolítico, las edades de cobre y el bronce y hasta la de hierro en algunas regiones. En las paredes de las cuevas, -el primer lienzo que encontraron-, plasmaron imágenes figurativas y esquemáticas, formas abstractas pintadas o grabadas.
Debido a la fragilidad de estos lugares, muy sensibles a las visitas masivas de turismo, muchos están cerrados, o se abren de forma muy limitada, los responsables han optado por facilitar las visitas virtuales desde casa o mediante dispositivos como unas gafas, que nos trasladan a esos lugares.
La película «Altamira» sirve de aperitivo para iniciar un recorrido hacia la historia de nuestros antepasados.