Agenda cultural de marzo (I)

Chantal Akerman
Barcelona, «24ª mostra de films de dones«, hasta el 20 de marzo de 2016

Nacida en Bruselas en 1950, Chantal Akerman, se convirtió, desde que filmó su primera película (Saute ma ville) en uno de los referentes indiscutibles del cine europeo moderno. En 1996 realizó una película autobiográfica para la serie televisiva francesa «Cineastas de nuestro tiempo», en la que explicaba su manera de hacer y entender el cine.

Algunas de las películas de la directora belga, fallecida en 2015, que se pueden ver durante todo el mes en la «24ª mostra internacional de films de dones», en la capital catalana son «Saute ma ville» (1968), «La chambre» (1972), «Je, tu, il, elle», (1974), «Jeanne Dielman, 23 quai du Commerce, 1080 Bruxelles» (1975), «Golden Eighties» (1986).

«Vigée-LeBrun, una mujer artista en la Revolución francesa»
Nueva York, Museo Metropolitano, hasta el 15 de mayo de 2016

Una pintora, que al contrario que la mayoría de las mujeres artistas, consiguió ser reconocida en vida. Se trata de la retratista parisina Marie-Louise-Élisabeth Vigée-Lebrun. Su procedencia de una familia de artistas reconocidos y su relación con los círculos cortesanos, especialmente con Maria Antonieta, le ayudaron para obtener ese reconocimiento. Sus obras, expuestas habitualmente en el Grand Palais de Paris, pero ahora se puede admirar en el Metropolitan de Nueva York, hasta mediados de mayo… y de ahí viajará hasta la ciudad canadiense de Ottawa.

Vigée-Lebrun, mostró su gran talento para el retrato, plasmando en el lienzo los rostros más destacados de los personajes aristocráticos de su época en varias cortes europeas, principalmente la francesa, inglesa, austríaca y rusa. No solo era una buena pintora, sino también una importante mujer de negocios.

Acaudaladas familias se disputaban el honor de pasar por sus pinceles, en las que reflejaba la parte más bondadosa de la vida. Su fama y calidad artística era tal, que Jacques-Louis David, aseguraba que los cuadros de la pintora parisina eran mejor que los suyos.

Sus inicios ya apuntaban alto. En 1776, el mismo año que se casó con un acaudalado marchante, del que adquirió su apellido Le Brun, pintó un retrato del hermano del rey, introduciendose así en los círculos cortesanos. Tres años más tarde realizó al natural el retrato de la reina María Antonieta con traje de satén y una rosa en la mano. Poco después inció un viaje por los Países Bajos y a su vuelta, Maria Antonieta la nombró su pintora favorita y poco después se convirtió en la retratista más solicitada por la aristocracia prerevolucionaria en Francia. Con muy buen ojo, abandonó París tras la revolución francesa y se instaló en Florencia, y más tarde en Viena, Praga, Dresde, Berlín, San Petersburgo y Londres. En todas esas ciudades retrató a las noblezas locales.

Hay quien critica que sus retratos no capten la psicología de sus personajes, pero en el fondo Lebrun hacía lo mismo que el resto de retratistas de su época. Fue una de las pintoras más valoradas y de las más denostadas, por considerar que sus obras eran pura propaganda política del siglo XVIII, idealizando a Maria Antonieta y sus cortesanos.

«Fernell Franco. Cali Claroscuro»
París, Fundación Cartier, hasta el 5 de junio de 2016

La fundación parisina presenta la primera retrospectiva europea consagrada a Fernell Franco, una figura de la fotografía latinoamericana. Fotoperiodista de profesión, Franco realiza un trabajo muy personal dedicado a la precariedad y los contrastes urbanos de la ciudad colombiana de Cali. La exposición reúne 140 fotografíes distribuidas en 10 series diferentes realizadas entre 1970 y 1996. El artista caleño formó parte de los miles de refugiados que huyeron del campo para instalarse en los barrios pobres y marginales de la ciudad. Este fotógrafo autodidacta, se autodenomina «fotocinero», una especie de fotógrafo profesional ambulante.

En 1962 comenzó a trabajar en varios diarios colombianos, compaginándolo con la fotografía de moda y publicidad. Refleja así, la violencia cotidiana, las desigualdades sociales y los cocktails de la élite de Cali. Estimulada por la llegada de esos refugiados internos que huían de la violencia y por el crecimiento de la industria azucarera, la ciudad conoció un fuertecrecimiento demográfico y económico viviendo numerosas mutaciones urbanas. Es en ese momento que emerge una comunidad artística extraordinariamente rica, transformando la vieja periferia de la ciuad en uqn importante centro cultural, potenciado por el trabajo de escritores como Andrés Caicedo, de artistas como Ever Astudillo y Óscar Muñoz, o cineastas como Luis Ospina y Carlos Mayolo.