Los constructores de la Alhambra

¿Puede la poesía convertirse en edificio?

Sabiendo que su asediado Reino de Granada está condenado a desaparecer por el avance de los reinos vecinos, Yusuf I, el Sultán de Granada, se embarca en la construcción de un edificio que refleje el esplendor de su civilización y desafíe al olvido: los palacios de la Alhambra.

Su visir, Ibn al-Jatib (Amr Waked), poeta y genio adelantado a su época, participa en este colosal desafío. Pero cuando el hijo del sultán, Muhammad V, hereda el trono y lo involucra en las nuevas políticas de su reinado, el visir se debate entre las ideas de su antiguo mundo y el nuevo que está surgiendo.

Sus crónicas nos cuentan la historia de la Granada del s. XIV, a través de esta película  su directora Isabel Fernández nos sumerge en un viaje en el espacio y el tiempo para descubrir a los personajes responsables de la construcción de los palacios de la Alhambra, su historia y los motivos que les impulsaron a realizar esta obra de arte única. 

Un viaje astral y poético que explora el significado arquitectónico y filosófico de uno de los edificios más icónicos del mundo, explicado por sus protagonistas: los constructores de la Alhambra.

1340, empieza una historia arquitectónica y poética

El Reino nazarí de Granada (1238-1492), también denominado Emirato de Granada o Reino de Granada, fue un reino musulmán de la Edad Media situado en el sur de la Península Ibérica, que comprendía la totalidad de Almería, Málaga, Granada, y parte de Cádiz, Jaén y Murcia.

La dinastía Nazarí instaló la capital de su Estado en la ciudad de Granada y supo aprovechar su situación estratégica frente a los vecinos cristianos del norte, mediante una hábil política de pactos y vasallajes. Los nazaríes consiguieron crear una sociedad próspera y un impresionante desarrollo cultural que tiene su más clara manifestación en la Alhambra.

Este monumento es la culminación del fecundo proceso evolutivo de la sociedad musulmana de Al-Ándalus, que recoge la herencia del Califato Omeya de Córdoba, y la tradición científica del mundo musulmán. La Alhambra es hoy en día un monumento compuesto por elementos artísticos de distintas épocas, un testimonio que se ha conservado durante generaciones de manera sorprendente.

Pero su época más esplendorosa y fértil tiene lugar en el siglo XIV, durante el emirato de Yusuf I y Muhammad V, época en la que en el resto de Europa se estaban construyendo también las catedrales de York, Colonia, Estrasburgo o Milán, la abadía de Westminster, los palacios de los papas de Aviñón, o la Señoría de Florencia.

En los siglos XIV y XV Granada se convirtió en una de las ciudades más prósperas de una Europa devastada por la crisis. Un centro comercial y cultural de primer orden que se calcula que llegó a contar con unos 150.000 habitantes. En el barrio del Albaicín vivían los artesanos, y el resto de la población ocupaba la parte llana del sur de la ciudad, con grandes industrias, aduanas y la Madraza.

El estatus de Granada como territorio tributario y su posición geográfica, con las montañas de Sierra Nevada como barrera natural, ayudaron a prolongar el reino nazarí permitiendo prosperar al pequeño emirato como punto de intercambio comercial entre la Europa medieval y el Magreb.

También sirvió de refugio paralos musulmanes que huían de la Reconquista. Este dinamismo social produce uno de los más intensos florecimientos de la cultura Islámica. Una civilización que deja testimonio de su nivel tecnológico y artístico en la construcción de su ciudad palatina.

Medio siglo más tarde, la decadencia de todo aquel mundo vibrante ya era un hecho. La apertura de nuevas rutas comerciales marítimas del reino de Portugal, y la unión de Castilla y Aragón en la Península Ibérica marcarían el inicio de las horas finales del reino de Granada.

La Alhambra es la herencia que aquellas gentes dejaron para la admiración de generaciones venideras, el canto de cisne de una civilización deslumbrante… Los constructores de la Alhambra revive los días de gloria en que la construyeron.

Los personajes

Ibn al-Jatib, el hombre de las dos vidas

Fue un poeta, historiador, filósofo, cronista de la época, científico, matemático, médico…un hombre del Renacimiento antes de que el Renacimiento llegase. Ibn al-Jatib es una de las figuras más importantes del siglo XIV en la península Ibérica y, sin embargo, es un completo desconocido.

Su influencia expandió la cultura y la ciencia más allá de la corte nazarí. Tuvo una actividad intelectual frenética, escribió más de setenta obras de materias muy diversas: poesía, jurisprudencia, crónicas, farmacología o medicina. Es uno de los mayores historiadores de la Edad Media en Europa.

Se le conocía como “El de las dos vidas” debido al insomnio que padecía, gracias al cual escribió la mayoría de sus obras.

Nació en la localidad granadina de Loja, en 1313, en una familia acomodada de origen yemení. Llegó a Granada siendo adolescente, donde desempeñó funciones políticas en la corte y tras la muerte de su maestro y visir, Ibn al-Yayyab, pasó a ocupar su cargo como Visir y mano derecha del sultán Yusuf I.

Ocupó cargos de importancia como el de jefe del Diwan al Insa, la Cancillería Real de la corte de Yusuf. Posteriormente ocuparía los mismos cargos durante el mandato de su hijo y sucesor Muhammad V.

Gracias a una virtuosa estrategia para pedir ayuda al rey Merení de Fez, en Marruecos, realizada en forma de poema, se gana la admiración de todos y es elevado al cargo de doble visir en la corte granadina. A partir de entonces le llaman también Dhû l-wizaratayn, o “el de los dos visiratos”.

Ibn al-Jatib, al igual que Maquiavelo con los Medici, fue testigo de excepción, y también protagonista, de las a veces violentas intrigas de la corte nazarí: fue testigo del asesinato de Yusuf I mientras oraba en la mezquita de la Alhambra, igual que en la posterior coronación de su hijo Muhammad V, un niño al que educó y vio crecer a su lado.

Ibn al-Jatib vivió en la Alhambra en la época de máximo esplendor del reino de Granada. Su sombra alargada aún puede adivinarse entre las paredes, pasillos, palacios y jardines del edificio. Ibn al-Jatib es uno los hombres que simbolizan el legado europeo del Islam de Al-Ándalus.

Ibn Zamrak

Alumno aventajado de Ibn al-Jatib, Ibn Zamrak fue un poeta y político de alta valía en Al-Ándalus. Un joven brillante de familia humilde a quien Ibn al-Jatib acogió en la corte tras la muerte de sus padres debida a la Peste. El visir lo tomó bajo su protección pese a los recelos de otros miembros de la corte. Fue uno de los miembros más destacados del Diwan al-Insha, y testigo privilegiado de la construcción de los palacios de la Alhambra. Es el gran poeta de la Alhambra.

La mayoría de sus poemas decoran las paredes, la fuente y las cúpulas del Palacio de los Leones. Sustituyó a su maestro Ibn al-Jatib en el cargo de Visir del sultán.

Umm al-Hasan

Hija del cadí y médico de Loja, Abu Ya Far al-Tanyali. Fue experta en lecturas coránicas, estudiosa de medicina y poeta, contemporánea de Ibn al-Jatib. Umm al-Hasan llega a la corte debido a la crisis producida por la peste, que invade el reino de Granada. Junto a otros expertos en medicina ayuda a encontrar soluciones para reducir las muertes causadas por la enfermedad. Colabora con Ibn al-Jatib en su redacción del “Tratado sobre la peste”. Es admirada por sus poemas, sus recitaciones del Corán y su notable erudición.

Yusuf I

Yusuf I fue un emir nazarí de Granada, séptimo soberano de la dinastía, y ocupó el poder entre 1333 y 1354. Su reinado es una de las épocas de mayor esplendor del reino. Tras dirigir algunas importantes campañas militares, consiguió pactar la paz con Castilla gracias a los consejos de su visir Ibn al-Jatib.

Bajo su aspecto de rudo militar, Yusuf I fue un sultán pacífico, y su personalidad quedó grabada para los siglos venideros en las construcciones que ordenó levantar en la Alhambra. De su periodo destacan la construcción de la torre y la cúpula del Palacio de Comares, y la Madrasa de Yusuf I. Murió asesinado mientras oraba en la mezquita de la Alhambra.

Muhammad V

Hijo de Yusuf I, Muhammad V fue emir nazarí de Granada entre 1354 y 1359, y en un segundo reinado, entre 1362 y 1391.

Su primera etapa como rey fue pacífica, pero resultó destronado por una conspiración familiar que puso en el trono a su hermanastro Ismail II, y que le obligó a refugiarse en Fez. Retornó con el apoyo del rey castellano Pedro I, y tras una campaña militar contra sus familiares recuperó el trono. En su segundo reinado, mucho más fuerte, Muhammad V puso en marcha una política exterior hábil que fortaleció el equilibrio de Granada con el mundo cristiano.

Cuidó las buenas relaciones con Pedro I de Castilla, tanto como con los Benimerines de Marruecos. En el periodo de Muhammad V la Alhambra floreció como nunca. Utilizó la arquitectura para reforzar su poder y creó obras innovadoras como el Palacio de los Leones, decoradas poéticamente por su visir Ibn Zamrak.

*Con la colaboración de Al Pati, Polar Star Films y RevolutionaryPress

** Fotografías facilitadas por la distribuidora RevolutionaryPress