Era una tarde de verano de 1864 cerca del río Támesis, cuando Lewis Carrol y otro profesor de la Universidad se llevaron a Alice y sus dos hermanas de picnic. Para pasar el rato y entretenerlas comenzaron a inventarse un cuento. El escritor envió, sin saber muy bien como, a su heroína a la madriguera del conejo y allí nació el país de las maravillas.
Como todos los niños, ellas pedían una y otra vez que contara el cuento, hasta que acabó publicándolo en un libro que ha fascinado a generaciones por su manera de llenar de perverso subtexto, el género de la literatura infantil.
El manuscrito original de «Alicia en el país de las maravillas», escrito en septiembre de 1864, con las imágenes que el propio Carroll diseñó para su pequeña musa, se encuentra en la British Library y puede consultarse en línea. No fue hasta 1865 cuando el libro fue editado en condiciones. Con una historia ampliada respecto al manuscrito original y con las ahora legendarias ilustraciones de John Tenniel, que ayudaron a su vez a darle un perfil diferente al personaje.
En algunas escenas, Lewis Carroll había pintado a una Alicia cabizbaja y pensativa, pero Tenniel creó una heroína que va siempre con la cabeza bien alta.
Existen algunas fotos de Alicia y sus hermanas varios bosquejos o las ilustraciones originales de Tenniel, que impuso en el imaginario colectivo a ese conejo con prisa vestido de manera impecablemente british, al Sombrerero Loco, o a la despótica Reina de Corazones.
El sumo cuidado con el que luego Carroll supervisó la edición para que texto e imágenes se complementaran, así como «la aguda imaginación del escritor», hicieron el milagro de que «Alicia en el país de las maravillas» siga sonando a vanguardia siglo y medio después. No cabe duda de que este libro ha calado en nuestra cultura de manera muy interesante y es difícil que pase un día sin que se cruce en tu camino una referencia a, por ejemplo, caerse por la madriguera del conejo.
Alicia también ha sido artista de cine. La primera versión cinematográfica del cuento, data de 1903, pero hubo otras versiones como las realizadas por Walt Disney o Tim Burton o encontramos influencias en «Wonderland», de Michael Winterbottom, o incluso para la trilogía de «Matrix».
La obra ha sido adaptada y reinterpretada miles de veces, especialmente desde principios del siglo XX. No importa cómo llegaste a él, a través de la película, del ballet o cualquier referencia cultural. Es maravilloso que la historia está ahí presente, aunque sea con sus alteraciones. Todas ellas llevan a la gente al libro original.