Las más de 500 especies únicas catalogadas en las aguas del Archipiélago viven gracias a una de las floras marinas más ricas del planeta
El mundo de los océanos en las Islas Canarias se ve y se siente como en ningún otro lugar de Europa. No solo porque la visibilidad bajo sus aguas es legendaria sino también porque es el centro del planeta para muchas especies. Por eso, si fotografiamos la Tierra desde el espacio, las Islas son ese enclave donde confluye la vida azul. Los océanos de Canarias son el centro de la Tierra.
Convergen la corriente del Atlántico norte con las corrientes marinas del sur del planeta y la corriente propia del Archipiélago, de aguas costeras. De hecho, sus distintas temperaturas convierten en un espectáculo casi milagroso el cruce de sus aguas saladas, que no se mezclan, sino que dibujan una línea en el mar perceptible desde la superficie si se está en un barco, por ejemplo, en La Gomera.
La riqueza marina que provoca ese choque convierte a las Islas en el mejor lugar de Europa para hacer submarinismo, donde es posible contemplar con una visibilidad única en el continente la biodiversidad de sus fondos marinos. De hecho, en las Islas Canarias existen tres Reservas Marinas de Interés Pesquero que se protegen por su valor ecológico para facilitar la recuperación de los recursos y garantizar la sostenibilidad de los océanos. Están en La Palma, El Hierro y La Graciosa.
Los océanos de las Islas Canarias son el hogar de especies vitales para garantizar el ciclo de los ecosistemas como las tortugas, el atún o el tiburón, que se protegen con la pesca artesanal desde hace siglos. La calidad de sus aguas es tal que la Alianza Mundial de Cetáceos ha declarado Patrimonio de Ballenas de Europa la franja marina entre Tenerife y La Gomera. Solo hay tres lugares en el mundo con esta certificación, lograda, además, porque la numerosa población de cetáceos documentada garantiza que la alimentación en la zona no solo es abundante sino que también posee garantía de nutrientes.
La organización internacional dedicada a la conservación de los océanos, Oceana, ha realizado una investigación sobre la biodiversidad de los fondos marinos de las Islas Canarias en la que se han catalogado más de 500 especies diferentes. En ella, se califica al Archipiélago como santuario para las rayas y los tiburones. Un ejemplo es la raya noriega, que había sido considerada extinguida por los científicos hasta que, con este proyecto, se ha vuelto a ver en un área cercana a Fuerteventura. También se han localizado en las Islas corales espectaculares, campos de esponjas de cristal y otras denominadas chupa-chups azul, el pez armado, el pulpo blanco, la caracola pirámide o la ostra gigante. Estas especies han sido avistadas por primera vez en las Islas. Otra maravilla que se encuentra en las aguas del Archipiélago es el pez reloj, que puede llegar a los 70 años de vida, y que es considerada una de las especies de más difícil reproducción.
Gemma Lago, monitora de buceo de Pura Vida Lanzarote Diving, eligió vivir en Canarias para poder bucear “como lo había hecho en Tailandia”, explica. De origen catalán, buscó un lugar en Europa donde practicar el deporte náutico “que le da la vida”, reconoce. “En este archipiélago es donde se puede ver la riqueza de las especies marinas de Europa”, asegura, “ya que es el único lugar que tiene visibilidad para apreciarla por la calidad de sus aguas.
También sus fondos volcánicos nos ofrecen cuevas y restos de pecios con mucha historia que son impresionantes”. Todo ello “con un tipo de buceo ultra sencillo por la claridad de las aguas, por las pocas olas que hay en la orilla y porque puedes entrar desde sus playas de arena en el mar”, destaca. “El océano forma parte de nuestra vida, porque somos islas. Somos diferentes, conocemos el mar, por eso lo protegemos, porque lo amamos”, subraya Gemma Lago.
El ser humano muere sin oxígeno y el cincuenta por ciento del que respira proviene de la flora marina de los océanos, que en las Islas Canarias es también muy importante. El Archipiélago reúne gran número de especies desaparecidas por completo en otros lugares del planeta.
Se encuentran en los sebadales del Archipiélago, como se conoce en las Islas a las praderas de plantas marinas de los fondos de las playas doradas de Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura; o en los fondos oscuros, de origen volcánico, de La Palma, La Gomera y El Hierro; así como en los fondos de arena o los fondos abisales de Tenerife.
“El océano es mi familia, y como sucede con ella, los pescadores sabemos que es único”, señala Francisco Martín Acevedo, gerente de Elyman, la tienda de pesca con más de veinte años de tradición en Tenerife. No duda en calificar de “homologable con Hawái” a los océanos de las Islas Canarias, cuando explica por qué eligen las Islas los aficionados a la pesca recreativa de todo el mundo que llegan a su establecimiento. “Somos un referente internacional de la captura y suelta de especies característica de este deporte, que tenemos muy bien legislado”.
Además, la pesca artesanal “está dentro de la genética del canario, porque es una salvaguarda del ecosistema marino y creemos que puede proteger los océanos del mundo”, asegura Martín Acevedo. De hecho, existen yacimientos de antiguos pobladores de Gran Canaria en los que se han encontrado anzuelos elaborados con hueso y piedras de tipo esferoide con ranuras que estos pueden haber utilizado como peso o plomada para la pesca.
Estas artes tradicionales se mantienen hoy en día en la pesca con poco desarrollo tecnológico que se practica en todas las Islas, con una flota pesquera de embarcaciones de pequeñas dimensiones. Operan, además, muy cerca de la costa para perturbar lo menos posible a las especies marinas.
“El pescador moderno está muy concienciado de la necesidad del cuidado de los océanos, porque sabemos que el agua que tenemos es siempre la misma, pero que va cambiando de sitio con las corrientes. Por eso respetamos los océanos, porque el mar siempre regresa”, subraya Francisco Martín.
El agua es el ingrediente maestro de esa mezcla valiosa que somos. Se ve desde las estrellas, de ahí que los océanos de las Islas Canarias sean un templo de vida. Y lo primero siempre es la vida. En sus mares es posible recordar dónde y cómo comenzó nuestro camino como seres humanos en la Tierra. Gracias a la sinfonía de paz que se adivina buceando entre las especies únicas que habitan en él.
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