Estamos a principios de año, momento para mirar el calendario y apuntar algunas de las previsiones anuales, o esbozar las líneas generales que pueden marcar los próximos 12 meses. Siempre a riesgo de no calcular todos los factores imprevistos que pueden afectar a esas reflexiones a largo plazo.
En 2018 se conmemoran los 50 años de una de las revoluciones que más ha marcado la sociedad europea de la última mitad del siglo XX y primera del XXI. El Mayo del 68, y en menor medida la Primavera de Praga. Entre el 5 de enero y el 21 de agosto, Checoslovaquia consiguió unos meses de apertura inédita en el bloque comunista, una esperanza de mejora que quedó aplastada por los tanques soviéticos. Tras la caída del muro, el país se dividió en dos y precisamente la República Checa celebra en enero comicios presidenciales. El actual presidente Milos Zeman busca revalidar su mandato y las capitales europeas siguen atentamente estas elecciones ya que el país, como ocurre con Polonia y Hungría, ha tensionado su relación con las instituciones europeas. Zeman ha calificado la crisis de refugiados como una invasión organizada, una opinión que comparte Hungría. El país magiar celebra comicios en abril, y no hay dudas de que Viktor Orban, se mantendrá como primer ministro, lo que supondría consolidar la derechización de este país centroeuropeo, como ya ha hecho la vecina Austria.
Atención también a las elecciones italianas. La tercera economía de la zona euro ha convocado a los electores el 4 de marzo. El país que acogió la firma del embrión de la Unión Europea hace más de 60 años, ve aparecer la retórica antieuropea liderada por el Movimiento Cinco Estrellas, que tiene una intención de voto del 30%, y la derecha formada por Forza Italia, la xenófoba Liga Norte, Quarto Polo y el ultraconservador Fratelli d’Italia, que acudirán unidos al enfrentamiento electoral. Mientras, los socialdemócratas se queda sin líderes y el ex primer ministro Mateo Renzi, tiene dificultades para encontrar aliados a los que unir a su candidatura. 2018 va a estar lleno de sobresaltos, con elecciones legislativas en Eslovenia, Suecia o Letonia, las municipales de Polonia y las regionales de Alemania, a las que se unen las presidenciales de Finlandia, Irlanda y Chipre. A eso hay que añadir las rusas donde se da por descontada la cuarta victoria de Vladímir Putin, eso supondría que se mantendría en el poder hasta 2024 y cumpliría casi 25 años gobernando el país.
Mientras eso pasa, en las primeras semanas del año, se espera que la canciller Angela Merkel, pueda cerrar un pacto de gobierno con los socialdemócratas, liderados por Martin Schulz, expresidente del Parlamento Europeo. Y tras la remodelación del gobierno de Theresa May, los británicos continuarán el camino hacia el Brexit. Octubre es el mes señalado para concluir un acuerdo final que permita al Reino Unido salir del club el año que viene.
Foto Wikipedia (De Ezarate – John Warwick Brooke)
2018 marca una importante efeméride: el 11 de noviembre se conmemora el centenario del final de la Primera Guerra Mundial, un conflicto que que cambió el orden global eurocéntrico y que con el desmembramiento del Imperio Otomano, dio lugar a la creación de los estados de Oriente Medio. Antes, en verano se celebrará la cumbre anual de la OTAN en Bélgica, un buen momento para valorar las relaciones transatlánticas entre Washington y Bruselas y será la primera reunión en que muchos países se sumen a la Cooperación Permanente Estructurada en materia de Defensa, la PESCO.
Algunos analistas señalan que en 2018 se manifestarán intensamente algunos síntomas de la crisis global, y habrá que ver como afecta el vacío de poder que está dejando Estados Unidos y que debería ser aprovechado por otros actores internacionales. ¿Qué papel va a tener la debilitada política exterior europea ante el abandono de los compromisos multilaterales de Washington? En el ámbito económico, coincidiendo con el décimo aniversario de la mayor crisis tras el crack del 29, cuando la propiedad y el control de los medios de transporte será tan vital como la de los medios de producción ¿Cómo va a condicionar a las políticas europeas ante China? De momento, Macron ya ha realizado su primera visita oficial al gigante asiático. Y ¿cómo va a afectar a la economía europea si el BCE cumple la promesa de limitar paulatinamente el programa de compras de bonos soberanos? ¿Será 2018 el año en que los poderes urbanos pongan en marcha sus exigencias de incidir en las agendas globales ligadas al desarrollo sostenible, y por lo tanto conseguir una mayor gobernanza local? ¿Seguirá azotando a las ciudades el terrorismo yihadista, como ha ocurrido en los dos últimos años? Como siempre, demasiadas incógnitas.
2018 será un año de transición. En primer lugar porque veremos si se consolidan los liderazgos de Angela Merkel y Emmanuel Macron en sus respectivos países y si, desde esa posición, pueden dar un nuevo impulso al motor franco-alemán. El presidente Macron necesita consolidar un paquete de reformas a escala nacional que le de empuje como líder emergente, no sólo a nivel europeo, sino también a escala global. La canciller Merkel necesita estabilizar la política alemana tras unos meses de inesperada incertidumbre. Si eso coincide con un período de consolidación de liderazgos favorables a una mayor integración y prosigue la recuperación económica en los países de la periferia europea, se estarán poniendo los cimientos de la Europa post-crisis.