Vincent Van Gogh ha conseguido llenar con sus trazos una película. Bien, no lo ha conseguido él sino un equipo de más de 120 artistas, dirigidos por la polaca Dorota Kobiela y el británico Hugh Welchman. Van Gogh va consiguiendo sus sueños después de muerto. Hasta su fallecimiento no había vendido ni un solo cuadro, y lo logró de forma póstuma. También soñó con crear un estudio de artistas, y aunque de forma indirecta y efímera, también lo ha conseguido en la película «Loving Vincent».
La primera cinta pintada al óleo fue rodada inicialmente con actores reales, retocados posteriormente por los pintores hasta convertirlos en cuadros de Van Gogh. Los personajes de la película están inspirados en personajes de obras del artista holandés. El Doctor Gachet y su misteriosa hija Marguerite; Adeline Ravoux, la hija del dueño de la posada en la que murió, Père Ranguy, Louse Chevalier, el barquero y el cartero Joseph Roulin, cuyo hijo Armand es el protagonista de la película. Los actores «reales» que dan vida a los personajes de los cuadros son el polaco Robert Gulaczyk, Jerome Flynn (Juego de Tronos) o Saoirse Ronan (Lady Bird).
Todos ellos van tomando vida para aclararnos…. o confundirnos de cómo fueron las últimas horas de vida de Van Gogh, en sus complicadas relaciones con los que le rodeaban, en sus fantasías y en sus reflexiones. La cinta arranca en el verano de 1891 en Francia. El joven Armand recibe una carta de su padre, el cartero Joseph Roulin, para entregarla en mano en París al hermano de su amigo Vincent Van Gogh. Sin embargo, en París no hay rastro de Theo, del que cuentan que murió poco tiempo después de que su hermano se quitara la vida.
No consigue ser un gran thriller, pero acaba atrapando al espectador al que se le dan las pistas para que se decida por la hipótesis del asesinato o del suicidio. Los guionistas nos llevan a través de cada personaje, de obra en obra, hasta Auvers-sur-Oise con el fin de desentrañar el enigma, mientras los directores intentan mantener la intriga. Mediante técnicas como el stop motion o la rotoscopia, a lo largo de 65.000 fotogramas animados pintados a mano, reproducen unos 94 lienzos del pintor, dándoles movimiento, consiguiendo uno de los éxitos de la película: que el espectador pasee por el interior de los cuadros del artista. Los flashbacks, dibujados en blanco y negro, e inspirados en fotografías de la época, permiten introducir estilos muy diferentes.
El equipo de diseñadores creó retratos fieles a los actores de tal manera que mantenían todas sus facciones y características, a la vez que su aspecto permitía reconocer a los personajes pintados. Técnicamente, los animadores empezaron a trabajar con una base de 377 pinturas creadas por el equipo de diseñadores y pintaron el primer fotograma de cada toma en un lienzo. Después lo animaban hasta terminar el proceso en el último fotograma de la toma.
La directora y pintora, Dorota Kobiela, es una especialista en los cortos animados. Su primera idea era realizar otro corto en el que combinar su pasión por la literatura y el cine e intentó pintar toda la película ella sola, pero el proyecto acabó convertido en un largometraje, así que dirigió no solo a actores sino también a 125 pintores.
Kobiela, que ha trabajado siete años en este proyecto, explica algunas semejanzas personales con Van Gogh. «Tenía 30 años cuando pensé en Loving Vincent, la misma edad que cuando él comenzó a pintar. Por otro lado, he luchado contra la depresión toda mi vida, así que me inspiraba su fortaleza para recuperarse de situaciones similares y traer belleza al mundo a través de su pintura. Sus cartas me ayudaron mucho en un momento de mi vida y me animaron a hacer esta película».
También tiene experiencia en cortos, el codirector británico Hugh Welchman, que ya triunfó en 2008 con su oscarizada Peter and the Wolf, reconocida en importantes festivales del mundo con varios premios. Welchman explica que para realizar la película se documentaron en más de 40 publicaciones y hablaron con expertos del Museo Van Gogh, y durante 4 años visitaron 19 museos de 6 países, observando más de 400 cuadrados. Eso no fue lo más difícil sino convencer a la gente de que «éramos capaz de conseguirlo».
Su estreno en el Festival de Annency, en junio de 2017 ya hizo prever su éxito de taquilla, llevándose el premio del público, éxito que repitió en Osten y en el Parool Festival. Ha sido candidata a los Globos de Oro y a los BAFTA, además de haber sido galardonada como mejor película de animación de los Premios Europeos de Cine 2017.
No dudo de que Dorota Kobiela, consesguirá con su película uno de sus objetivos «espero que anime a la gente a descubrir más sobre este pintor, a leer sus cartas y ver sus cuadros en vivo. También espero que sirva para dar a conocer al artista a más gente y me encantaría que todo el mundo pudiera ser capaz de amar a Van Gogh».