Hay que felicitar a Claus Guth, director de escena, a Ivor Bolton, director musical, por esta maravillosa historia de terror en la que han convertido una de las óperas más complicadas de Händel y que, si pueden, no deben perderse. Maravillosas y extraordinarias las actuaciones del contratenor Bejun Metha, en el papel de Bertarido y de la soprano británica, Lucy Crowe (Rodelinda). Ejecutan casi a la perfección las arias da capo, tÃpicas de Händel con sus exigentes composiciones ternarias, basadas en una estructura repetitiva en la que la tercera parte repite la primera.
Adorable el pequeño Flavio, con el que sufrimos durante toda la actuación. No canta, pero está presente en casi todas las escenas, porque Guth lo ha convertido en el personaje principal. «Utilizamos sus ojos para explicar esta historia extrema de egoÃsmo y poder», explicaba el dramaturgo alemán, durante la presentación de la ópera. La experiencia del pequeño raya la esquizofrenia, después de ver como su padre, Gundeberto, mata a su hermano. Después del asesinato, huye del paÃs y pide la ayuda de su amigo Grimoaldo, pero este solo busca ocupar su puesto y trata de forzar a su madre para que se case con él y asà legitimarse en el trono, mientras su tÃa intenta ligárselo, y a la vez que «tontea» con el tenebroso Garibaldo. En esas su madre le pide a su pretendiente, en una jugada astuta, que para casarse debe matar a su hijo. O sea que la criatura comienza a ver, y a dibujar, fantasmas por todas partes. Muy conseguido ese ambiente terrorÃfico y onÃrico mediante personajes con máscaras, y con la utilización de dos recursos tan actuales como el ‘mannequin challenge’ o videomaping en la fachada de la casa donde se desarrolla toda la historia.
Por cierto, una casa de tipo georgiano, que aparece aislada en la campiña inglesa, y que va girando (quizá demasiado en algunas partes), para ir contando las diferentes historias que se entrecruzan a lo largo de toda la ópera, como si fuera sacada de una pelÃcula de Hitchcook. El edificio -blanco- para realzar la pureza del amor conyugal, acaba convertido en un lugar sombrÃo, una casa de los horrores y una cárcel, donde los personajes son rehenes de sus sentimientos y de las intrigas de los arribistas. Hasta que Rodelinda demuestra ser más inteligente que todos los demás y se rebela contra todos. Los giros dramáticos convierten a esta historia de amor y lucha por el poder, en un ejemplo muy actual. Tanto, que Guth la compara con «la lucha fraticida por el poder que hemos vivido con el reciente asesinato del hermanastro del lÃder norcoreano».
El Teatro Real de Madrid, presenta por primera vez en España, del 24 de marzo al 5 de abril, Rodelinda, una historia de fiel amor conyugal convertida en una lucha fraticida por el poder y en una historia terrorÃfica. Una truculenta historia con una duración de tres horas y media, que aunque pueda parecerlo no son cansinas. Aventurándonos un poco, dirÃa que si Händel hubiera compuesto ahora esta historia, no solo serÃa una ópera, sino una pelÃcula o una serie, tipo «Juego de Tronos», o la casa de los horrores. Lo único que no sorprenderÃa, es que ya sabemos el final.