La opinión ciudadana a través del eurobarómetro
El eurobarómetro es el mecanismo que utilizan las instituciones europeas para conocer la opinión de los ciudadanos de los 28 Estados miembros en temas políticos, económicos o sociales. La Unión Europea realiza cada cierto tiempo consultas a sus ciudadanos para saber sus sentimientos sobre la confianza en las instituciones de la UE, cómo funciona la democracia en la Unión y conocer sus opiniones sobre el futuro del «proyecto europeo». Es uno de los sondeos más importantes del mundo y un sistema de encuestas que no tienen comparación con ningún otro.
El eurobarómetro estandar utiliza las mismas preguntas desde 1973, cuando se iniciaron este tipo de investigaciones, lo que permite describir las tendencias de opinión de la población y si estas cambian en el tiempo o en un momento concreto, como ha ocurrido con la crisis económica o con la llegada de refugiados. Los encuestados son escogidos aleatoriamente y se entrevista personalmente a unas 1.000 personas por país. En el último eurobarómetro se realizó a más de 28.000 europeos.
Una de esas preguntas es: «En general, usted piensa que el hecho de que nuestro país forme parte de la Unión Europea, ¿es algo bueno, algo malo, o ni bueno ni malo?
El primer sondeo transfronterizo regular se lanzó en 1973. Participaron 9 países y colaboraron 8 centros sociológicos de prestigio. Desde entonces se monitoriza la evolución de la opinión pública sobre temas tan diversos como las ampliaciones, la situación social o económica, la salud, el uso de las nuevas tecnologías o el medio ambiente. Hay muchas preguntas que son inamovibles, que sirven de referencia para ver la evolución de la opinión pública anualmente, para estudiar como se refleja en cada país y permiten comparar además con otras opiniones públicas como la china, la estadounidense o la rusa. Pero también se añaden preguntas puntuales, que interesan en un momento determinado a los responsables comunitarios.
En marzo se ha publicado la última encuesta general, que recoge que los españoles siguen siendo más europeístas que la media de la Unión, aunque son más pesimistas sobre la situación económica y laboral en el propio país.
Cada primavera y otoño se pone en marcha el denominado «eurobarómetro estándar», que sirve para conocer esas tendencias generales de los ciudadanos en relación al sentimiento europeo. Pero hay muchas maneras de realizar esos análisis.
Otro tipo de encuestas son las que se denominan «eurobarómetro especial» o tipo flash, que se lleva a cabo a petición de las direcciones generales. Estos se realizan por teléfono y entre grupos específicos, como por ejemplo agricultores, profesores, empresas.
También están los estudios cualitativos que sirven para analizar más en profundidad la opinión de grupos de discusión. Se presta especial interés a las motivaciones, sentimientos y reacciones de determinados grupos sociales respecto a un tema concreto. Estos debates permiten a los políticos, a los medios de comunicación o a grupos específicos, conocer las opiniones directamente de los ciudadanos.
El portavoz de la Comisión Europea en España, Carlos Martín Ruiz de Gordejuela, explicaba a Televisión Española que en el último eurobarómetro «los españoles se sienten más ligados a la UE que el resto de la media comunitaria. Tal vez confrontados a los distintos problemas que tenemos hoy en día demandan una respuesta más europea que nacional, se sienten ciudadanos de la UE, pero también declaran no conocer demasiado sus derechos y piden que se les informe más sobre temas europeos».
A lo largo de los años ha quedado patente que hay una opinión pública europea homogénea en temas como la democracia, las mujeres, los derechos humanos. Y que, por ejemplo los ciudadanos con estudios suelen coincidir más en sus opiniones, que los que tienen un nivel educativo más bajo. La Comisión utiliza estas opiniones en la «elaboración de textos, en la toma de decisiones y en la evaluación de su trabajo».
Además de la percepción de las ciudadanos sobre temas tan importantes como la economía, el paro, los refugiados, la corrupción o la pobreza, las encuestas que realiza habitualmente la Unión Europea también nos dan pistas sobre algunas curiosidades. En 2014, supimos que los nórdicos hacen mucho más deporte que los mediterráneos, y que estos últimos prefieren practicar el deporte en el sofá y verlo en televisión. En Suecia, solo el 9% de los ciudadanos no hacen nunca deporte, mientras que en España al 44% les cuesta más estirar los músculos en un gimnasio o en el campo.
También sabemos que cada vez hay menos matrimonios religiosos y más divorcios, que han aumentado los nacimientos en familias formadas por parejas de hecho, o que uno de cada cinco europeos tenían en cuenta las repercusiones en el medio ambiente de los productos que compran. O que el 80% están satisfechos de vivir en su ciudad.
Más de 40 años después, el eurobarómetro se ha convertido en un referente social y en una herramienta que permite estudiar con profundidad histórica como se ha ido creando una opinión pública europea y en qué aspectos ha evolucionado el sentimiento europeo.
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