Llegando al puerto de Angra do Heroismo, en la isla Terceira, una de las más grandes del archipiélago de las Azores, encontramos una estatua del navegante portugués, Vasco da Gama, de espalda al mar y que camina hacia el interior de la ciudad. Este grupo de nueve islas, ha estado siempre ligado al mar, y nosotros como si fueramos un explorador más, acompañamos a Vasco da Gama, a conocer Angra, una ciudad patrimonio de la humanidad, y la isla Terceira, que debe su nombre a que fue la tercera en ser descubierta, allá por los años 1430.
Esta isla marinera está situada en el centro de las Azores, a más de 1.000 kilómetros de Portugal y ha sido a lo largo de la historia un lugar estratégico en medio del Atlántico. Angra do Heroísmo, la capital , fue un lugar de referencia en las rutas comerciales de América y la India hacia Europa. Los barcos cargados con oro, especias, telas y productos agrarios tenían una parada obligatoria antes de llegar al continente, y tras varias semanas o meses de travesía sin avistar tierra.
Empezamos nuestro recorrido por la capital. Ser una escala intercontinental entre Europa, las Américas y también Asia, supuso la instalación de una zona fortificada y la construcción de casas señoriales, palacios, iglesias y jardines, todo ello perfectamente planificado en un entramado de calles, callejones y plazas. Fundada en 1534, pasear por su centro histórico es regresar a esa época, porque parece que el tiempo se detuvo ahí. Tal es su riqueza arquitectónica que forma parte del Patrimonio Mundial de la Unesco. Un título que le llegó después de que en 1980, un terremoto destruyera gran parte de la ciudad, recontruida con tal empeño que el organismo internacional le concedió esa distinción. Una de las mejores vistas de la bahía, es el Alto da Memória, y desde allí se baja atravesando el Jardín del Duque, formado por terrazas que van descendiendo hacia el centro histórico. El parque cuenta con una gran variedad de plantas, fuentes y rincones apacibles.
No se puede dejar de visitar el Palacio del Capitán General ni los fuertes de São Sebastião y de São Felipe, ejemplos singulares de una arquitectura militar con más de 400 años de historia. La fortaleza de São Felipe, situada en lo alto del Monte do Brasil, es la mayor fortaleza española construida fuera de la península.
Siguiendo por las calles de esta capital azoriana encontramos, la Sé Catedral del siglo XVI, el mayor templo del archipiélago de las Azores, la Iglesia de la Misericórdia, o el teatro municipal. Los interesados en la historia de la isla, no pueden dejar de visitar el Convento de San Francisco, que acoge el museo de la Ciudad, donde se muestra el estrecho vínculo histórico del archipiélago con el mar.
En la conocida como la isla lila o malva, por la abundancia de hortensias, encontramos ciudades, siempre limpias, con sus características fachadas pintadas de tonos pastel -azul, verde, rosa, amarillo, liláceos- que según establece la tradición (cumplida a rajatabla) hay que pintarlas cada año. Praia da Vitória, Biscoitos o Serreta, también mantienen sus palacios, iglesias o capillas del Santo Espíritu. Y entre una ciudad y otra, se puede disfrutar de campos y corrales, marcados por miles de piedras volcánicas que forman las lindes de cada parcela y ponen armonía a la naturaleza. En la región de Biscoitos, destacan sus viñas, plantadas en curraletos, unos espacios cuadrados delimitados por los típicos muros de piedra, que producen uva verdeja.
Al observar la Serra de Santa Barbara o el valle que se abre a los pies de la Serra do Cume, lo que más llama la atención son los kilómetros y kilómetros de pequeños muros de rocas perfectamente colocadas, que marcan la fisonomía de la isla, igual que el verde de sus prados, o el azul de sus tortuosas costas.
Las touradas, son los sanfermines particulares de Terceira. Se celebran unas 200 corridas al año, especialmente entre mayo y septiembre, que consiste en la suelta de 5 novillos por las calles del pueblo o barrio que ha organizado la fiesta. Sale un astado cada 10 minutos y, con los pitones protegidos, embisten a los jóvenes que se interponen en su camino. El sexto toro es el más esperado, porque no se suelta nunca pero mientras «lo esperan», los vecinos colocan sus mesas en la calle donde colocan los productos y vinos de la zona, alargando la velada durante la noche. La relación entre la isla y los toros es muy estrecha, no solo tienen una plaza, sino que en una de las rotondas de la entrada a la ciudad encontramos una escultura con las formas de embestir de los astados, además los ganaderos son muy respetados y hasta tienen club de fans.
Otra tradición muy arraigada son los Imperios, unos altares, muy coloridos y decorados, consagrados al Espíritu Santo que encontramos en cada parroquia. Son muy fervientes de las Fiestas del Divino Espíritu Santo que se celebran a lo largo de ocho semanas entre el domingo de Pascua y la Trinidad, y donde se organizan las funções y bodos, que consisten en acabar la fiesta con comidas comunitarias. El plato típico es la alcatra, carne de vaca, también puede ser de pescado, que se cocina lentamente en un recipiente de barro para espesar la salsa compuesta por tocino, cebolla, ajo, laurel, pimienta y vino, entre otros ingredientes. Entre los dulces destaca las tortas Dona Amélia, horneados con miel de caña y canela. Este postre es un homenaje a la primera visita que hizo a la isla la reina Dona Amélia de Portugal.
La verdad es que cada isla del archipiélago es diferente, y una cosa tienen en común, quieren que los visitantes conozcan su manera de vivir, como explica, Valentín Plamenov, director general de Portugal Tours. En junio, en Angra, es el tiempo de las San Joaninas, fiestas dedicadas a San Juan, con desfiles, conciertos, toros, espectáculos de teatro, fuegos artificiales y desfiles populares que se celebran a lo largo de diez días. En agosto en Praia da Vitória disfrutan de las Fiestas de Praia donde no faltan toros, conciertos, eventos deportivos y feria gastronómica, para llegar a septiembre con las Fiestas de la Viña y del Vino de Biscoitos. A ello se añaden los festivales AngraRock, también en septiembre, y AngraJazz en octubre.
¿Es o no es, una isla festiva?
Julio Verne, podría inspirarse en estas islas para reescribir Viaje al centro de la Tierra. Porque en Terceira podemos entrar dentro de un volcán, Algar do Carvão. Es el nombre de una chimenea volcánica de 90 metros a la que se puede acceder sin ningún problema. Adentrarse en esta cavidad vertical es experimentar visual y emocialmente como es un volcán por dentro. Durante la media hora que dura la visita -uno puede estar el tiempo que quiera- el visitante observa estalactitas de lava y líquenes; siente como caen las gotas de agua acumuladas en las plantas… observa la inquietante luz del exterior filtrándose entre los líquenes que luchan por salir al exterior a través de la boca volcánica y pasea entre las grandes bóvedas por las que corría el magma donde, en verano, se puede disfrutar de un concierto «intervolcánico».
Y Herman Melville, se refería a ellas en su libro «Moby Dick». Durante siglos sus pescadores se lanzaban en frágiles barcas, a la caza de las ballenas que emigran aprovechando las corrientes atlánticas. El autor relataba la valentía de estos cazadores de ballenas, que ayudaban a las tripulaciones de barcos estadounidenses utilizando métodos artesanales. Vigías en tierra escudriñaban el océano para encontrar los cachalotes y avisaban con una campana a los marineros, guiándoles hasta el animal. Hoy en día han sustituido este trabajo por el avistamiento de unas 23 especies de cetáceos. Esta considerado uno de los top ten de esta especialidad turística en el mundo y el mejor sitio de Europa para desarrollar esta actividad científica y turística.
Dicen que cada una de las 9 islas de las Azores es diferente, nosotros solo podemos decir que Terceira, es una tierra de gran belleza natural terrestre y marítima, con sus ciudades tranquilas, ordenadas y limpias, las grandes hortensias que bordean las carreteras, sus costas agrestes y los verdes prados.