Manual para los militares en misiones: cómo relacionarse con el sexo contrario o sentarse a la mesa con un musulmán La Escuela de Guerra imparte conferencias para que sepan comportarse y conozcan el contexto político y cultural de cada país
En República Centroafricana, la silla es uno de los muebles más importantes de una casa; es un símbolo de autoridad y sólo puede hacer uso de ella el padre de familia, por lo que si otra persona se sienta es considerado un insulto. La destrucción de un Corán es un proceso complejo que sólo pueden llevar a cabo los imanes, pero no los musulmanes en general y mucho menos un ‘infiel’. En ciertos entornos, mostrar la planta del pie al sentarse para tomar el té es claramente un insulto. Tocar a alguien del sexo contrario, inviable.
Estos y otros conocimientos sobre otras culturas es lo que aprenden los miembros de las Fuerzas Armadas cuando van a ser desplegados en una misión en el exterior. Si bien la formación militar es la parte fundamental de su trabajo, todos los uniformados son instruidos también en costumbres, contexto político y cultural-religioso, gesticulación y protocolo del país en cuestión para que sepan comportarse y la población local no se sienta invadida o amenazada.
Es lo que se denomina «concienciación cultural», según explica el teniente coronel Manuel González, de la Escuela de Guerra del Ejército de Tierra, en una entrevista con Europa Press. «Se trata de enseñar a la gente que va a zona de operaciones a comportarse, a respetar y a conocer el entorno cultural y religioso del país donde se desarrolla la misión», apunta.
González trabaja en el Departamento de Estrategia y Organización de la Escuela de Guerra e imparte conferencias sobre concienciación cultural, además de historia y doctrina del Islam y redes terroristas. Todos estos temas los aborda en charlas de entre dos y cuatro horas para los militares que van a ir a Líbano, Somalia, Malí y República Centroafricana, entre otras, como en su día también lo fue Afganistán.
Pero la Escuela de Guerra también ofrece este tipo de cursos para personal militar que no va a ser desplegado en misión de paz, efectivos de la Armada y el Ejército del Aire, de la Guardia Civil, de la Policía Nacional y personal civil del Ministerio de Asuntos Exteriores, ONG y otro tipo de organizaciones.
Las últimas conferencias que ha impartido González han versado sobre Líbano y sus destinatarios han sido los militares de la Brigada Paracaidista (BRIPAC) que acaban de desplegarse para participar en la misión de la ONU, en la que participan unos 600 españoles.
«La estructura política de Líbano es fundamental para conocer el país, un sistema muy complicado que está basado en la religión», señala el teniente coronel, que explica a sus alumnos todo este espectro de cristianos maronitas, chiíes y suníes que dicta las normas de la convivencia de este pequeño país de Oriente Próximo, fundamental en la geopolítica de la región.
Es importante que los militares sepan dónde y a qué van cuando comienzan una misión, pero sobre todo saber cómo comportarse. «El respeto se basa en lo que yo sé que a otra persona le impone respeto, no lo que me impone a mí», remarca González. Pero sobre todo, los militares deben tener claro que cada cultura, cada religión, cada etnia, percibe el mundo de manera diferente.
Esto es lo que probablemente no sabían los militares estadounidenses que quemaron varios ejemplares del Corán en Afganistán, suceso que provocó la indignación de los musulmanes en todo el mundo y violentas reacciones en el país asiático contra las tropas extranjeras.
«No sabían, o nadie se lo dijo, que el Corán es un libro sagrado que se debe tratar con muchísimo respeto y que si no lo vas a usar lo que hay que hacer es dárselo a un imán y que él disponga lo que le parezca. Además, hay un proceso concreto para destruir un Corán que sólo hacen los imanes», explica González.
Por eso, el teniente coronel afirma que «nunca» hay que cometer actos que puedan suponer una falta de respeto con objetos que sean significativos para alguien, dependiendo del país: «Puede ser desde un Corán hasta una bandera del Real Madrid». O incluso «no hacer ciertas cosas mirando a La Meca», ya que es una «dirección sagrada» para los musulmanes.
En muchos países musulmanes, tocar a alguien del sexo contrario es «inviable», por lo que González recomienda siempre mantener cierta distancia; o cachear a un padre de familia a veces es conveniente hacerlo aparte para que no estén presentes sus hijos, ya que puede verse como un insulto.
Es verdad que, ‘a priori’, puede parecer mucha información que memorizar para un militar que va a ser desplegado en un país extranjero, pero González asegura que los uniformados que asisten a sus conferencias los interiorizan bien porque «son detalles curiosos que se les quedan grabados».
En realidad, la concienciación cultural nació en Estados Unidos, durante la Guerra de Vietnam, y las Fuerzas Armadas españolas la aplican desde que comenzaron a participar en misiones en el exterior, en 1989, aunque se ha ido perfeccionando con los años. Y hoy en día, después de 26 años, los militares españoles son de los que mejor asimilan esta concienciación cultural.
Según el teniente coronel, así lo acredita la población local de aquellos países en los que hay tropas españolas: «Los españoles somos más abiertos. No somos distantes, tenemos esa especie de compromiso entre lo que es la seguridad y la cercanía con la gente. Parece que los españoles tenemos eso ganado ya por naturaleza, y a eso se le añade estos conocimientos culturales».
Y es que, en las conferencias que imparte González en la Escuela de Guerra, los militares suelen preguntar dudas sobre aquello que les va a ser más útil a la hora de relacionarse con la población local, como puede ser la gesticulación, las costumbres, los horarios o cómo sentarse a comer.
Y no sólo relacionarse con la población local, también con los militares de otros países con los que muchas veces conviven allí donde están desplegados. Por ejemplo, los 600 uniformados españoles comparten instalaciones en Líbano con soldados de otros nueve países como Serbia, México, El Salvador, Brasil, Nepal, India, Fiyi y China. Y en Irak, las tropas españolas están entrenando a su Ejército.
El teniente coronel González participó en 2001 en la misión de Bosnia y recibió formación sobre el país al que iba destinado, pero entonces aún no estaba implantada en España la concienciación cultural que él imparte ahora.
En aquel año, y sobre todo sabiendo lo que ahora sabe, echó de menos que alguien le hablara de la gesticulación, las costumbres que es obligatorio conocer y sobre todo el contexto religioso. Y es que, de hecho, cada entorno cultural tiene unas características concretas.
«Por ejemplo, los países más montañosos hacen que la gente sea más cerrada que los que tienen costa. La climatología también influye, así como la historia de un país y su entorno político», explica González, que tiene en cuenta todos estos detalles para transmitirlos a los militares.
La mayoría de misiones en el exterior en las que se encuentran las tropas españolas son en países de mayoría musulmana. Por eso, la base fundamental de la formación que reciben todos los militares es la misma, pero en cada curso se hace además un estudio concreto del sistema político y de las diferentes religiones de cada zona.
Por ejemplo, hay que tener en cuenta que en Afganistán conviven unas 87 etnias y unas 18 religiones. Líbano también es otro ejemplo de país con una amplia diversidad cultural y religiosa. En República Centroafricana hay una mezcla de creencias entre el vudú, el Cristianismo y el Islam, lo que hace que su cosmovisión sea completamente diferente a la de países del norte de Africa como Marruecos o Argelia.
NdP