Semana europea de la ópera

Semana de la Ópera en Europa, una forma artística genuinamente europea .marcada por el devenir de acontecimientos históricos y culturales del viejo continente y que nos permite descubrir lugares y épocas históricas.

Todos los componentes que conforman este arte musical provocan en el público una experiencia total, despertando todos los sentidos, la imaginación y la sensibilidad de cada persona. Todas las pasiones humanas están representadas.

La Opera surgió a finales del siglo XVI en Florencia, al final del Renacimiento italiano, cuando un grupo de músicos buscaba redescubrir el drama griego. La primera ópera que se conoce es Orfeo, compuesta por Claudio Monteverdi en 1607. En su nacimiento estuvo pensado para la élite económica y social. La música estaba subordinada a las palabras y la acción era estática.

El éxito de esta nueva forma teatral creció gradualmente, con la búsqueda de nuevos escenarios y de jóvenes compositores inspiradores, lo que permitió difundir el interés a través del sur de Europa.

George Friedrich Händel nació en Alemania, mejoró su música en Italia y desarrolló su vida artística en Londres estrenando varias óperas en el Teatro Covent Garden de la capital inglesa.

En Francia, el rey Luis XIV fue un ferviente amante de la ópera, y fundó la Real Academia de Música, la futura Opera Nacional de París. De origen italiano Jean-Baptiste Lully y fue el compositor, clavecinista y teórico musical francés, Jean-Philippe Rameau fueron compositores de la corte real, presentando sus obras en Versalles.

A medidados del siglo XVII se abrió en Venecia, el primer centro cultural abierto a un público más amplio. En el siglo XVIII, la ópera se cantaba sobre todo en italiano, los músicos dependían de los mecenas y las óperas se convirtieron en lugares de reunión donde la gente jugaba, bebía y hacía negocios.

El compositor más icónico de ese siglo fue Wolfgang Amadeus Mozart. Conocido como el niño prodigio de Salzburgo, viajó por toda Europa. El genio de Mozart era incomparable, y las obras que ha dejado todavía están consideradas obras maestras de la música contemporánea con sorprendentes detalles sobre la condición humana. Desde su ciudad natal la austríaca Salzburgo hasta el Teatro Nacional de Praga, desde el Teatro Regio Ducal de Milán al Burgtheather en Viena, Sus óperas inspiraban en la mitología griega para crear grandes tragedias, adentrándose en el alma humana. Aunque la mayoría fueron cantadas en italiano, como Don Giovanni o Così fan tutte, su última ópera, La flauta mágica, fue cantada y hablada en alemán. También se adentró en la alegre ópera Buffa desarrollada en Nápoles en la primera mitad del siglo XVIII, y de allí se difundió hacia Roma y el norte de Italia. En este subgénero compuso Las bodas de Fígaro y de ese estilo es «El barbero de Sevilla» de Rossini.

Desde la mitad del siglo XVIII hasta principios del siglo XIX, la ópera italiana desarrolló el bel canto, un estilo de canto en el que destaca la belleza del timbre y la búsqueda de la virtuosidad vocal, la vocalización, la ornamentacion y una amplitud de tesitura. … Estas melodías presentan ornamentos como trinos, giros, y su ejecución exige una gran agilidad vocal. Para apoyar los esfuerzos de los cantantes, la orquesta se convierte en un mero acompañamiento. Los compositores más significativos fueron Gioachino Rossini, Gaetano Donizetti y Vincenzo Bellini.
El panorama político europeo del siglo XIX fue totalmente cambiante. Las viejas naciones sufrieron un rediseño y surgieron los nacionalismos, desarrollando distintas tradiciones de los diferentes países. El surgir de la era romántica vio la llegada de Giuseppe Verdi, Richard Wagner, Georges Bizet, Hector Berlioz y Piotr Ilyich Tchaikovsky.

En Italia, Giuseppe Verdi escribió sus obras maestras con espectaculares montajes y sutiles emociones. Verdi se inspiró en famosas obras literarias para componer sus obras como Otelo, Macbeth o Fastaff de Shakespeare, el escritor francés Victor Hugo le sirvió de inspiración para crear su Rigoletto y La Traviata bebe de las obras de Alexandre Dumas. Su obra «Un baile de máscaras» cuenta la historia real del asesinato del rey Gustavo III de Suecia, que asistía a un baile de máscaras en la ópera. La conocidísima Aida se estrenó con la apertura del canal de Suez. Las obras de Verdi se estrenaron por Italia, desde la Scala de Milán al Teatro San Carlo de Nápoles, y siguen siendo una parte importante del repertorio operístico actual.

Walkirias (música))

Richard Wagner adelantó la idea de obra de arte total, que integraba la música, el teatro y las artes visuales, que muestra el gran poder de la ópera al reunir no sólo la música y las palabras, sino que también incluye la puesta en escena de grandes espectáculos. Su carrera comenzó en de director musical de la ópera de Magdeburgo, continuó en Riga, que entonces formaba parte del imperio ruso, tiempo en el que trabajó en su ópera Rienzi. El trabajo más impresionante de Richard Wagner es el anillo del Nibelungo, una sucesión de cuatro óperas épicas basada libremente en la mitología nórdica.

Giacomo Puccini fue el sucesor de Verdi y pertenecía a la nueva ola de compositores del verismo. Era un maestro explotando las emociones, y sus óperas La Boheme, Tosca y Madama Butterfly se han convertido en el centro del repertorio mundial.

(Oh mio bambino caro))

A principios del siglo XX, la música operística se diversificó y fue más accesible, dando la bienvenida a interesantes individualidades. Richard Strauss fue el sucesor de Wagner y el maestro de la orquestación. Compuso expresivos dramas clásicos, como Salomé y Elektra, el objetivo pero también encantadoras comedias vienesas, como El caballero de la rosa y Arabella. Claude Debussy es el principal compositor impresionista francés. Su Pelleas y Melisande evocan un mundo mágico con colores sutiles y atenuantes. El vienés Alban Berg con solo dos óperas influyó en otros compositores de final del siglo pasado. Wozzeck y Lulu que encarna el magnetismo sexual cautivando a hombres, mujeres y niños. El checo Leoš Janáček, forjó un nuevo lenguaje musical.

Tres grandes compositores rusos dominan el siglo XX con sinfonías, ballets y óperas. Prokofiev progresó desde la comedia anárquica y de fantasía al realismo socialista en la obra épica de la Guerra y Paz de Tolstoi. Shostakovich vio como su obra maestra Lady Macbeth de Mtsensk fue prohibida por Stalin. Igor Stravinski dejó su tierra natal después de componer sus primeros ballets y escribió en el exilio su neoclásico Edipo Rey y El progreso o la carrera del libertino.

Benjamin Britten es el compositor de ópera más interpretado de la segunda mitad del siglo XX. Su don melódica es evidente en sus obras como Peter Grimes y Billy Budd y óperas de cámara como La vuelta de tuerca.

A medida que la tecnología ha evolucionado y las audiencias son más amplios y se ha reconocido el derecho al acceso al arte se construyeron nuevos teatros de Ópera en Europa y el mundo, desde el Metropolitan de Nueva York a la icónica Opera House de Sydney. Los países nórdicos-han invertido en centros contemporáneos en Helsinki, Oslo, Malmö, Gotemburgo y Copehagen. El teatro de Karlsruhe, construido en 1975 tiene grandes planes de expansión durante los próximos años. En España en las últimas décadas se han inaugurado nuevos centros de Ópera. El Sultanato de Omán también abrió su propia casa de la ópera hace unos años, seguido de Dubai.

La Opera es una industria vibrante, creativa e innovadora. Se extiende a todo el mundo, superadno las barreras nacionales y lingüísticas a través del lenguaje universal de la música e importantes mensajes que atraen a la más diversa audiencia. Es una forma europea de arte, y forma parte de nuestro patrimonio cultural histórico y sobre todo de nuestro futuro.