No voy a descubrir nada nuevo, porque otros lo han experimentado antes que yo, y es tan cierto como la calidad de su comida. Entrar en el restaurante Tejas Verdes de San Sebastián de los Reyes, en la antigua carretera de Burgos es alejarse de la ciudad, del ruido, de la tensión de la vida cotidiana. Eso tan solo a unos kilómetros de Madrid (se puede llegar hasta en autobús), y muy cerca de los complejos comerciales Megapark o Diversia. Lo encontraréis rápido, porque es el único lugar verde de la zona y está presidido por una enormes tinajas.
La primera sensación que invade al comensal es la de trasladarse a un caserón manchego o vasco, luego depende de si prefieres comer en el interior o disfrutar del bosque aledaño, tendrás diferentes experiencias sensoriales, que son un valor añadido a los platos. Son dos restaurantes en uno, y si me apuran hasta tres.
Antes de entrar al ‘primer restaurante’, encontramos un patio típico manchego, con aperos de caballerizas, un pozo y unas habitaciones sobre el cobertizo en el que se ataban las bestias, a las que se accede por unas escaleras de piedra. Con esa entrada la familia Mayoral consigue transportarnos a otra época y descender nuestros biorritmos vitales a mínimos, para poder entrar descansado, relajado hacia el interior del restaurante. Aviso, hay que ir con tiempo, sin prisas, …. para disfrutar de una larga sobremesa, porque la comida lo permite y el lugar lo facilita.
Insisto, como otros lo hicieron antes, el restaurante Tejas Verdes os sorprenderá por ser un enclave privilegiado y un pequeño pinar que hace las funciones de jardín, especial para cuando llega el buen tiempo. Pero de eso hablamos después.
En el ‘primer restaurante’, -el interior-, el comensal se encuentra rodeado de objetos, mesas, sillas y paredes típicas de un mesón, con una chimenea que da un calor entrañable al ambiente, mientras se disfruta de una comida o una cena. Las mesas cercanas, son las más solicitadas en invierno. Entre los elementos que adornan la estancia os llamará la atención el estilo castellano, un torno de convento, las cerámicas originales de Talavera de la Reina y Puente del Arzobispo o la parte superior de la sala.
El ‘segundo restaurante’ es un oasis de tranquilidad y frescor, acompañado por el trino de los pájaros y el verde de los pinos. Y no es un exceso de romanticismo. Es así, tal como lo cuento. El restaurante-jardín permite pasar una agradable velada gozando del frescor que proporcionan los árboles, -no está habilitado en invierno-, pero en verano, en pleno centro del día y antes de que caiga el sol, ponen en funcionamiento un moderno sistema de agua pulverizada. En otoño es un gusto pasear por él, con el sonido que producen las hojas caídas al pisarlas.
El ‘tercer restaurante‘ es una propuesta personal. Podéis comer en el interior y disfrutar de la sobremesa en el exterior.
La materia primera de alta calidad y los productos de temporada son una de las esencias de la cocina de Tejas Verdes. El otro es el impecable servicio y la experiencia de sus cocineros, que preparan platos tan variados como la paletilla de lechal, steak tartar, pescados frescos o postres caseros.
Antonio Cobo, el maître nos preparó unas anchoas con pimiento asado, y esparragos que ellos mismos pelan y cuecen y al que añaden una vinagreta que resalta el gusto. Además de la presentación, ambos platos eran de calidad exquisita, igual que las alcachofas con almejas y la merluza con salsa verde. De postre, unas torrijas con canela.
Aunque la cocina es principalmente un recetario tradicional, también añaden platos más modernos, para agradar a todo tipo de comensales. En la carta han incorporado recetas como el tataki o ensalada de quinoa. En Tejas Verdes, lo bueno es que al elaborar productos de temporada, se puede disfrutar de diferentes platos según la época del año que vayáis.
Entre sus platos típicos están los gazpachos, salmorejos, el revuelto de morcilla, lubina a la sal acompañada con una guarnición de verduras al vapor, sopa castellana, cocochas de bacalao, lenguado a la plancha, chuletón de ternera blanca de Ávila, paletilla de lechal o rabo de toro estofado a la cordobesa, su plato estrella.
Entre los postres, varias tartas caseras de zanahoria, almendra o tatín de manzana, leche frita con helado, flan Tejas Verdes, y helados. Además tienen un etiquetado de platos libres de gluten en carta para celíacos.
Impresiona saber como se construyó este caserón, en una tierra yerma, hace más de medio siglo, a principios de los 60. No solo levantaron el restaurante, sino que plantaron los pinos, que hoy en día dan sombra mientras se disfrutar de una comida, una tarde o una cena. Luis Mayoral San Sebastián fue el hombre que creó este complejo, y ahora lo regentan sus nietos Álvaro y Millán. Ellos explican que el nombre del local, se le ocurrió a su abuelo porque las tejas que habían comprado para la obra se llenaron de musgo con las lluvias.
Son la tercera generación y Millán, un gran y entusiasta comunicador, nos explica que tienen «clientes que se casaron aquí y han vuelto para celebrar bautizos, comuniones, e incluso bodas de plata y oro». Con esa pasión que le caracteriza, te pasarías horas hablando con él, nos dice que «algunos de nuestros clientes más veteranos ya son abuelos y les hace una gran ilusión regresar a este lugar». El local es ideal para celebrar acontecimientos familiares o sociales, también para comidas o cenas de empresa.
Entrar en Tejas Verdes es sosiego, donde el tiempo parece que se detiene. Su ambiente familiar y su servicio esmerado y cercano de los de antes, hacen que disfrutar de su cocina sea algo distendido y realmente agradable.
Precio medio Menús 35-40 €. https://www.tejasverdes.com/carta/#menus
Cierran el domingo en la noche, las fiestas y el lunes todo el día.
Semana Santa completa y tres semanas de agosto.
Dispone de aparcamiento propio.
Paseo de Europa, 8.- San Sebastián de los Reyes.
h
Teléfono 91 6527307,
Realizar reservas por
whatsapp 648 71 68 37
email: reservas@tejasverdes.com
@angelaGonzaloM
@Viaje_Itaca
Instagram:@Audioguíasturísticas