Hasta el 24 de septiembre se puede visitar en el Palacio de Gaviria, junto a la Puerta del Sol, una exposición que no se pueden perder. Se trata de una gran retrospectiva del gran y original pintor holandés Maurits Cornelis Escher, con sus enigmáticos diseños sin fin, sus increÃbles escaleras en las que no sabes si las figuras suben o bajan o si unos patos vuelan hacia la noche, o hacia el amanecer.
Escher es uno de los grandes artistas gráficos del mundo del arte gracias a sus 450 litografÃas, sus numerosos grabados en madera y más de 2.000 dibujos y bosquejos que realizó a lo largo de su vida. El genio holandés creó mundos imposibles, experimentando en sus trabajos con la arquitectura, la perspectiva y los espacios imposibles, reorganizando las reglas de la perspectiva y de la fÃsica siguiendo las leyes matemáticas que reinventaba con su ingeniosa lógica.
La teselación, que descubrió en una visita a la Alhambra de Granada fue su fuente de inspiración para solucionar sus problemas matemático-geométrico, como recuerda el matemático Antonio Costa. Además de unas 200 obras de este visionario, la exposición incluye experimentos cientÃficos, áreas de juego y recursos educativos que facilitan la comprensión de sus perspectivas imposibles, sus imágenes desconcertantes y los universos aparentemente irreconciliables que se unen en él para formar una única dimensión artÃstica.
Escher cruzaba continuamente la frontera entre matemáticas y arte, convirtiendo sus cuadros en imágenes que necesitan ser descubiertas, mundos que sólo existen dentro de los lÃmites del dibujo ideado por su mente y que interrogan al espectador. Los juegos con la perspectiva, cuestionando o alterando la relatividad de los puntos de fuga y la idea de relatividad los muestra a través de diferentes grabados que destacan por ser increÃbles, imaginados y sugerentes.
Apasionado por la idea del infinito, el artista holandés escribió un extenso tratado sobre la partición regular del plano, un proceso que consistÃa en rellenar el espacio con formas regulares e irregulares. En sus cuadros muta los conceptos de espacio y tiempo como ocurre en «DÃa y noche» datada en 1939, donde se aprecia cómo formas indeterminadas y abstractas se van transformando, tanto vertical como horizontalmente, en figuras de contornos definidos para terminar convirtiéndose en el mismo paisaje pero en un tiempo diferente o en piezas indeterminadas. Otra de sus enigmáticas obras es Cascada, donde la cinta de Moebio, continua, infinita y recorrida por hormigas, se transforma mientras realizan el recorrido del agua. Los juegos tridimensionales o con la perspectiva nos sorprenden en sus obras Belvedere, Convexo y cóncavo o Arriba y abajo. Sus cuadros cobran vida en ese espacio habitado por monjes y lagartos que suben y bajan escaleras de direcciones imposibles.
Maurits Cornelis Escher, fue un ejemplo de europeo Erasmus, nació en Holanda, pero encontró sus mejores inspiraciones en Italia, donde descubrió las montañas o España, donde encontró respuestas a enigmáticas preguntas matemáticas, durantes sus visitas a la Alhambra de Granada y la mezquita de Córdoba.
La muestra, producida y organizada por el grupo italiano Arthemisia, ha permitido la reapertura del Palacio de Gaviria, uno de los lugares emblemáticos de la capital situado en pleno centro, en la calle Arenal. Obra del arquitecto AnÃbal Ãlvarez Bouquel, fue construido entre 1846 y 1847 por encargo del banquero Manuel Gaviria y Douza, Marqués de Gaviria, según el lujoso modelo de los palacios renacentistas italianos. Su escalera balaustrada y los frescos de JoaquÃn Espalter y Rull son algunos de los elementos más espectaculares que caracterizan al palacio.