Tras un largo camino parlamentario, Francia acaba de aprobar una ley que castiga con casi 4.000 euros a quien pague por sexo. Esta decisión ha devuelto a la actualidad el debate sobre si la prostitución debe regularse o abolirse. En Suecia, desde 1999 penalizan a los clientes de prostitución con penas de hasta un año de cárcel. Un cambio de actitud gubernamental, que deja de penalizar a las prostitutas porque considera que son víctimas de violencia contra las mujeres y la desigualdad de género.
Cada vez hay más países, todavía muy pocos, que han decidido criminalizar a los clientes. En Europa, tras Suecia, Islandia, Noruega y Francia, Bélgica e Irlanda están debatiendo proyectos abolicionistas. Finlandia solo castiga a los clientes si la prostituta es utilizada por redes de trata. En 2014, el Parlamento Europeo ya instó a los 28 para que avanzaran en sus legislaciones. En Holanda, Alemania y Dinamarca, la prostitución está legalizada, Italia o España no la penalizan pero es alegal, mientras que en Islandia, Noruega, Suecia y Finlandia multan a los clientes. Una postura que acaba de adoptar Francia.
Colectivos de prostitutas en ese país y algunas ONG han mostrado su contrariedad a la ley, porque consideran que la penalización del cliente expone a estas mujeres a más violencia, las envía a la clandestinidad y las deja a merced de las mafias. Y aunque salgan de la calle, muchos burdeles acaban pasando su negocio a internet.
En 2013 se abrieron los primeros «sex-boxes» de Zurich, unos garajes destinados a trabajadoras del sexo con los que las autoridades helvéticas esperaban mejorar la vida de las prostitutas, siguiendo el modelo alemán. Con esta medida el ayuntamiento esperaba regularizar el trabajo de estas mujeres y reducir la violencia que sufren.
Como casi todos los temas sociales, los sex-boxes fueron aprobados por los ciudadanos en un referéndum con una aprobación del 52,6% de los votos. El gobierno municipal reconoce que «la prostitución es un negocio y no podemos prohibirlo, por lo que debemos controlar a las trabajadoras del sexo y a los ciudadanos que viven en esas zonas». Uno de los problemas al que se enfrentaban era convencer a las mujeres, para que se dieran cuenta de que podían encontrar clientes que conozcan el lugar y vean que tienen un entorno seguro. Un año después, el ayuntamiento consideraba la experiencia un éxito, aunque las beneficiarias de la medida, se mostraban un poco reticentes, porque decían que aunque habían ganado en calidad de vida, ganaban menos dinero, porque el lugar destinado a los «sex-boxes» no tenía pubs o bares, y eso reducía la presencia de potenciales clientes.
Hasta ahora hay proyectos similares en Alemania, Países Bajos, Italia y Bélgica. En la ciudad alemana de Colonia se abrieron en octubre de 2001. El municipio ha instalado una unidad del sexo con varios «sex-boxes» en un garaje al que las prostitutas pueden acceder en vehículo con sus clientes. El espacio está equipado con sanitarios y tiene un botón de alarma que pueden utilizar en caso de peligro. La policía vigila el lugar mientras que los miembros del servicio social de Mujeres católicas, dispensan cuidados y dan consejos a las prostitutas.
En 2011 Berlín abrió un servicio similar de seis espacios situados en un parque, las autoridades de Dormunt instalaron unos 20 lugares en el norte de la ciudad en 2000, funcionaron muy bien hasta 2007, pero se cerraron en 2011 al convertirse en un centro de atracción de las bandas criminales de países del Este.
En Italia, además de ser utilizados por prostitutas y clientes, también acogen a parejas jóvenes que viven en casa de sus padres y buscan un poco de intimidad. En Nápoles abrieron «la plaza del Amor» con 32 plazas de parking. Los usuarios pagan 5 euros por dos horas y 1,5 euro suplementario por hora. En Bari están estudiando abrir espacios parecidos distribuidos en 38 y 50 plazas. En Crema tuvieron que cerrar debido a la presión de los grupos religiosos locales.
En Holanda, la prostitución es legal desde 2000 y se han instalado cinco comunas conocidas como las «Tippelzones». En Herleen y Groningen tiene también servicio jurídico y preservativos gratuitos. Pero muchas han tenido que cerrar al haberse convertido en zonas de venta de drogas. El caso más importante fue el Amsterdam en 2003, donde muchos de estos centros vendían heroina y otras drogas.
En Bélgica la prostitución no es legal pero está tolerada y tenían previsto abrir en 2016, un «Centro Erótico» de 2.000 m2 cerca de Lieja. Este proyecto propone a las prostitutas un centro de trabajo saludable y seguro, además de centralizar la prostitución en un único lugar. A parte de las habitaciones habrá una comisaría de policía y un centro de consultas médicas.
El Lobby Europeo de Mujeres (LEF, por sus siglas en francés) ha lanzado ya varias campañas contra la trata humana durante los Juegos Olímpicos de Londres y la Eurocopa en Polonia y Ucrania. Aseguran que «entre las muchas formas de violencia contra las mujeres, la prostitución sigue siendo un área clave en la que sus derechos son violados de forma generalizada». En 2010 lanzaron una primera campaña bajo el lema «Juntos por una Europa Libre de Prostitución».
Muchas de estas mujeres son emigrantes. El GRETA (Grupo de Estados sobre la lucha contra la Trata de Seres Humanos), pide que la ONU realice un debate a fondo. La coalición, integrada por 98 organizaciones, pide que se revisen los informe de varias agencias de Naciones Unidas y que se amplíen los puntos de vista sobre el impacto de legalizar la industria del sexo.
Criminalizar a la prostituta o al cliente. Criminalizar la prostitución. Prohibirla. Legalizarla. El debate continúa.