Se llama Angela Merkel, tiene 6 meses y vive en un albergue de la ciudad alemana de Hannóver.
Su madre Ophelya Ade, es una refugiada ghanesa que a pesar de las dificultades que ha
superado para llegar a Europa, está agradecida al país que la ha acogido. Las dos comparten
vivienda con otros 730 inmigrantes. La madre de Angela Merkel Ade dice que le ha puesto ese nombre a su hija como muestra de agradecimiento a la canciller alemana «porque es una gran mujer y me gusta como es».
A muchos alemanes les ha sorprendido que la niña tenga un nombre compuesto, porque no es
usual en el país e incluso en muchas ocasiones no son aceptados en los registros civiles, que se
rigen por reglas muy estrictas.
Las cifras récord de nuevas solicitudes de asilo alcanzadas en los últimos meses en Alemania han provocado crecientes llamamientos a la solidaridad desde diferentes ámbitos. El director, actor y productor germano Til Schweiger, ha lanzado un proyecto para crear «albergues modelo» para los refugiados, como alternativa a los que existen actualmente, muchos de ellos desbordados, como el que acoge a la pequeña Angela Merkel.
Ante la pasividad de las autoridades locales, que han pedido recursos económicos al gobierno federal, surgen iniciativas individuales para acoger en viviendas particulares a algunas de estas personas. Uno de ellos es el director general de la Ópera Nacional de Berlín (Staatsoper Unter den Linden), Daniel Barenboim. El director argentino-israelí, se ha mostrado dispuesto a abrir su casa para acoger refugiados. «Europa necesita una política unitaria. Un país no puede resolver por sí solo el problema», ha dicho el músico. Es lo que ha hecho el diputado conservador Martin Patzelt, que ha acogido a dos refugiados eritreos, una decisión que le ha supuesto recibir amenazas por parte de la ultraderecha. También han aumentado los ataques contra albergues de asilados.
El año pasado, Alemania recibió más de 200.000 peticiones de asilo y se calcula que podría llegar hasta los 600.000 este año. Es el país que más refugiados acoge de toda la Unión Europea. Miles de solicitantes de asilo viven en capamentos improvisados, instalados en viejos cuarteles, hospitales o recintos deportivos. Una situación que también se repite en centenares de ciudades europeas.
Cuando le preguntan a la madre de Angela Merkel Ade, qué futuro le espera a su hija, responde sonriendo que «igual llega a ser presidenta», y añade que ese nombre «es un símbolo de esperanza y un camino para superar las difíciles condiciones de vida que tiene por delante». La tocaya de su hija, la canciller alemana, la mujer con más poder del mundo, respondió hace unas semanas a una adolescente palestina, que «Alemania no tiene capacidad para ayudar a todo el mundo». La pequeña, que nació en febrero, parece que ha llegado con un «pan bajo el brazo». Su familia, su madre y sus dos hermanos, tienen desde hace unos meses permiso de residencia de tres años. Los ghaneses tienen muy pocas posibilidades de ser acogidos en Europa porque proceden de un país, que aunque pobre, está considerado seguro y democrático.