Situada en La Mancha, al sur de Ciudad Real en el límite con la provincia de Jaén, la Nava del Barranco es una muestra de que el turismo rural también puede atraer a turistas de élite. Al más puro estilo Downton Abbey, este coto de caza reconvertido en un resort de lujo de unas 2.200 hectáreas, rodeadas de viñedos y olivos centenarios, tiene entre sus clientes a multimillonarios y empresarios que quieren relajarse durante unos días, o cazadores que buscan disfrutar de una buena cacería. La finca, situada en un lugar retirado, les ofrece privacidad y un servicio de altísimo nivel. Cerca del Parque Nacional de Despeñaperros, cada época del año ofrece diferentes alternativas.
Entre mediados de septiembre y finales de octubre es tiempo de berrea en la Nava del Barranco. El bosque se llena de bramidos con los que se comunican los ciervos, cuando los machos tratan de atraer a las hembras. El sonido se intensifica al amanecer y al anochecer.
A las siete de la mañana, los coches están preparados para realizar un safari fotográfico con un reducido número de visitantes. La casa de la Nava, como si de un castillo se tratase, domina todo el barranco…. como una almena, permite otear el horizonte y sirve de referencia cuando nos adentramos en el interior del bosque para observar, en silencio, a los animales.
Miguel Ángel Sánchez se conoce el terreno como la palma de su mano, y nos dirige hacia la hondonada. En el camino observamos a los cérvidos en lo alto de las colinas, mostrando con orgullo sus cornamentas, mientas ante nuestra presencia, las hembras corren asustadizas, algunas con sus gabatos. Lo que más abundan son corzos y gamuzas, pero también observamos algún jabalí, y sobre todo conejos salvajes y liebres. Teléfonos móviles y cámaras fotográficas no dejan de disparar para captar cualquiera de sus movimientos.
A su pista de aterrizaje, llegan jets privados, algunos con capacidad para 30 personas, muchas fortunas de Oriente Medio, Rusia, del norte de Europa y Estados Unidos. Otros son visitantes nacionales. La mayoría cazadores, pero cada vez atrae a más turismo de negocios, convenciones y eventos de empresas que prefieren la privacidad extrema, para celebrar reuniones de temas delicados, con la tranquilidad que tienen de saber que todo lo que necesitan lo tienen a su alcance, cualquier imprevisto por más exorbitado que parezca.
La encargada de que no falte nada es Margarita Vivar, directora de la casa, mientras que el equipo de Julieta Ramírez se encarga de diseñar los menús, tanto en el interior de la finca como en el campo. El lujo está presente en cada uno de los salones, que se adecuan a cada situación, todos los detalles están pensados para que el visitante se sienta como en su casa.
Después del safari fotográfico se organiza una comida campestre, con vajilla de lujo, el vino escogido por los huéspedes y el menú elegido de antemano.
Si se cierran los ojos, y sin demasiado esfuerzo, uno puede trasladarse a las llanuras del Serengeti o del Masai Mara…. Memorias de Africa en las tierras del Quijote… en La Mancha. Por la noche, se encienden velas y sus sombras danzantes comienzan a formar parte también del escenario o se añaden a la fiesta nocturna amenizada con música. Una discoteca móvil en medio del bosque.
De vuelta a la finca, Miguel Ángel explica a sus acompañantes el uso de unas ramas dispuestas de manera concreta entre los árboles. Son las postas, desde donde los cazadores disparan a sus presas.
A partir de octubre es tiempo de caza en la Nava del Barranco. Los sonidos de las cámaras fotográficas pasan el testigo a las escopetas. Decenas de cazadores se suceden a lo largo del otoño-invierno para entregarse a su pasión: la caza de perdiz en ojeo. A primera hora de una fría mañana se rompe la tranquilidad de la finca. Perros, cazadores y guías se dirigen hacia las postas para participar en la cacería durante un par de días. Son muchos los que repiten, porque saben que no necesitarán detallar sus necesidades… ya las conocen. Y si en quieren un extra, la filosofía de la Nava la resume María José, miembro del personal de la casa «Todo lo imposible es posible, y para los milagros dame diez minutos».
Después de un excitante día de caza, es tiempo de relax, de intercamio de las experiencias del día en sus espaciosos salones, diseñados con variados trofeos de caza. Un resort de lujo alejado de ciudades. El pueblo más cercano es Castellar de Santiago. Es uno de los grandes beneficiados de la Nava del Barranco, ya que la temporada de caza da trabajo a un centenar de personas, tanto en el interior de la finca, como en el municipio. María, experta en masajes y fisioterapia, va cada día desde la vecina Aldeaquemada, en Jaén. Es una de las responsables del spa de la hacienda. Allí reduce la tensión de los músculos de los cazadores, entumecidos tras horas soportando el peso de la escopeta y el frío.
También ofrece otros masajes más relajados a otro tipo de huéspedes que no se sienten atraídos por la caza.
Es tiempo de reencuentro familiar. El huésped de la finca es cada vez más diversificado. Es el lugar ideal para celebrar acontecimientos familiares, pequeños o grandes…. bueno no demasiado numerosos, porque hay 14 suites. La finca se alquila de forma muy exclusiva, y organiza viajes selectos a lugares históricos cercanos, como Villanueva de los Infantes, una pequeña joya desconocida por muchos, o la cascada de la Cimbarra, en las estribaciones de Despeñaperros,…. paseos a caballo o en quad, recorridos en globo….
Al regreso, un chapuzón en la piscina de vista infinita y agua azul turquesa, que domina todo el valle. Otro placer a poco más de dos horas de Madrid o una hora y media de Toledo.
Beatriz Pastrana, directora de eventos de la Nava, defiende que el turismo rural español, puede y debe ofrecer un alto nivel de elitismo, que nada tiene que envidiar a otras zonas de Europa, Estados Unidos o Canadá.
Alejarse de la Nava es como dejar atrás un refugio, un escondite de placer para los sentidos, al alcance de muy pocos. Un lujo cinco estrellas plus en plena naturaleza manchega.
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