En la Navidad de 1914, cuando Europa Occidental estaba agrietada por las trincheras construidas en los campos de batalla de la Primera Guerra Mundial, soldados de uno y otro bando cesaron por unas horas sus crueles enfrentamientos. Dejaron a un lado las armas y establecieron una tregua sin precedentes. La histórica tregua de Navidad, duró solo unas horas en las que los militares se intercambiaron chocolates, bebidas y tabaco y mostraron recuerdos de sus familiares. También aprovecharon para recoger los cadáveres de los combatientes muertos y atender a los heridos. Según las crónicas de la época hasta jugaron partidos de fútbol.
Era la peor guerra que se había vivido hasta entonces no solo en Europa, sino en la historia de la humanidad. Soldados ingleses y alemanes salieron de las trincheras con pañuelos blancos. Fue algo espontáneo, los altos mandos de ambos bandos, no prolongaron la iniciativa porque eso suponía un acercamiento emocional hacia el enemigo y acabaron amenazando a sus hombres, incluso llegaron a fusilar a algunos de los hombres que habían participado en esa tregua, mientras a otros los trasladaron a otro frente de batalla. No se volvió a repetir nunca más. Los años siguientes -la contienda duró hasta 1918- se decidió bombardear intensamente, especialmente durante esos días, las líneas enemigas para evitar que un exceso de confianza diera al traste con los avances conseguidos a lo largo de todo el conflicto.
La tregua navideña fue efímera, duró solo unas cuantas horas, pero pasó a formar parte de la cultura popular y quedó reflejada en la literatura, la musica y el cine. Aunque las Organizaciones Humanitarias la reivindican continuamente en los diferentes conflictos que se desarrollan en varias partes del mundo, ningún bando da un respiro a un momento de paz, que serviría para que durante unas horas nadie temiera morir por la bala de un soldado, un paramilitar o un mercenario.
Los refugiados sirios, afganos o iraquíes, que han llegado este año a Europa, podrían explicarnos detalladamente, que puede significar unas horas de paz.