La cumbre de las Américas celebrada en Panamá a principios de mes, ha sido el escenario de un encuentro histórico, el de Barack Obama y Raúl Castro. El apretón de manos entre ambos líderes ha sido una de las imágenes que nos dejó la reunión.
Por Ángela Gonzalo
Pero la cumbre dejo otras muchas lecturas simbólicas. El país centroamericano, que une América del Norte y el Sur, consiguió reunir por primera vez, con la presencia del menor de los Castro, a todos los presidentes del continente. Raúl Castro, denunció en su discurso, las injerencias estadounidenses en el continente durante el siglo XX. Fue precisamente entre las esclusas del canal de Panamá, sobre que el que Estados Unidos tuvo derechos administrativos hasta 1999, por donde paseó en solitario Barack Obama.
Otro detalle que nos deja la cumbre. Cuba, el país excluido hasta ahora de las reuniones… pidió ser tratado como un igual.
También las formas tuvieron su imagen simbólica. Obama se sentó a hablar durante una hora con Castro, pero escogió un pasillo para su encuentro con Nicolás Maduro.
En Panamá también quedó claro que nada será fácil en la reanudación de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos. Una muestra de esas dificultades fue el enfrentamiento entre castristas y anticastristas ante la simbólica figura de José Martí en la capital panameña.
Otra de las dudas es hacia donde puede llegar el acercamiento entre ambos países cuando no estén en el poder los dos protagonistas del encuentro: Obama y Castro.
Por eso el centro de atención fueron sus discursos. Para los analistas ambos presidentes hablaron en clave interna, especialmente Barack Obama y los dos quisieron dejar en Panamá su legado histórico, antes de finalizar sus respectivos mandatos.
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