El 26 de abril de 1937, caen las bombas sobre Guernica. Luego el horror de los bombardeos asolaría las ciudades europeas y llegarían al punto máximo con las armas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, más tarde Gaza, Afganistán o Irak. Las últimas en Yemen y Siria. Todas las víctimas civiles están representadas en el Guernica de Picasso.
Los expertos creen que el pintor afincado en París había pasado por alto el dolor que produjo la Primera Guerra Mundial. En la siguiente década Europa y el mundo viven un momento de gran convulsión marcado por la irrupción del fascismo, la Guerra Civil española y los inicios de la II Guerra Mundial.
Es ahí donde se inicia el camino que ahora recoge el Museo Reina Sofía, en la exposición «Piedad y Terror en Picasso«, con la que conmemora los 25 años de la llegada de esta obra maestra a la pinacoteca madrileña, que además coincide con los 80 años de historia del cuadro.
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Unas 180 obras nos llevan a ver como Picasso pudo pintar un cuadro que refleja el horror de todas las guerras. Uno de los comisarios, el británico Thimoty James Clark, cree que a partir de mediados de la década de los 20, el pintor malagueño dió un vuelco en sus creaciones presentando unas figuras atormentadas por tragedias personales. «Guernica es una tragedia moderna, en la que el terror, la violencia, le horror, el pánico, el miedo y la muerte se convierten en el sujeto de la obra picassiana».
La mujer es la otra gran protagonista de esta obra, según el análisis que ha realizado la comisaria de la exposición, la estadounidense Anne Wagner.«Vemos niños y madres muertos y es algo en sí difícil de soportar», y añade que «nos presenta a la mujer «como un arma». «Incluso hay una extraña transformación de los pechos, que pasan a ser armas y dejan de lado su función de alimentación debido al terror».
En los dibujos previos al Guernica, Picasso trabaja con el lápiz de color para abordar «la muerte de inocentes, convirtiendo el cuadro en una obra de sufrimiento de madres, niños y animales».
Lejos de España, en Egipto, unos años más tarde, un colectivo de artistas surrealistas coinciden en El Cairo, durante la Segunda Guerra Mundial. Es el grupo Art et Liberté, liderado por George Henin. Eligen el Guernica para ilustrar su primer manifiesto: Viva el arte degenerado. «El grupo «art et liberté» nació en los años 30, en la época en que Egipto pertenecía a la corona inglesa. Pero también se estaba propagando el fascismo, que procedía de países europeos«, explica el comisario, Till Fellrath.
También ellos representan el dolor de la guerra y el temor por los fascismo, a través del cuerpo troceado de la mujer. Henin había vivido en el París de finales de los 20 y escribe que «el aparato del terror está todavía lejos de carecer de vacilaciones y fisuras. Es, pues, en el punto en que ese aparato se muestra más amenazador adonde debe llevarse todo nuestro espíritu de rechazo».
Los surrealistas de Egipto trabajan intensamente entre 1938 y 1948. Cuestionan el nacionalismo del arte burgués predominante en el país árabe en aquel momento, al tiempo que trazan intercambios artísticos con los movimientos surrealistas de otras zonas, como París o Bruselas.
Estos surrealistas y Picasso no solo comparten la idea sobre la guerra y los fascismos sino que las dos exposiciones coinciden en el Museo Reina Sofía de Madrid en el tiempo.
80 años después del bombardeo de Guernica, la mayoría de las víctimas de las guerras es población civil, indefensa…. sorprendida en sus vidas diarias por bombardeos indiscriminados.
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