Cuando el Principito encontró al geógrafo intentado plasmar en un gran libro lo que intuía que existía en su planeta, le confesó que lo que realmente necesitaba era un explorador. La Agencia Espacial Europea, tiene a su propio rastreador espacial. El satélite Gaia.
Este artefacto lanzado hace 1.000 días, recopila datos desde hace 14 meses y ha demotrado que es un buscador muy eficiente. Ya ha enviado a la Tierra, el primer mapa tridimensional detallado de la Vía Láctea y ha contabilizado más de 1.000 millones de estrellas, que ya las quedría para él, el hombre de negocios que El Principito encontró en su viaje por el espacio camino de nuestro planeta. Sí aquel que se las apropiaba para hacerse multimillonario.
Pero mientras Gaia trabaja en el cosmos, aquí, un equipo paneuropeo de unos 450 cientíticos e ingenieros de software, analizan detalladamente unos dos millones de estrellas cotejando la información que hace más de 20 años envió la misión Hipparcos, y que empezó a trazar un primer mapa del firmamento. Así han podido comprobar lo que denominan el efecto de ‘paralaje’, un pequeño desplazamiento en la posición de una estrella provocado por la traslación anual de la Tierra alrededor del sol. También han observado otro efecto conocido como ‘movimiento propio’ que es el desplazamiento físico de las estrellas por la Galaxia. El nuevo catálogo presentado hoy recoge casi 20 veces más estrellas que Hipparcos.
“Los datos publicados son el resultado de un meticuloso trabajo de colaboración durante la pasada década -explica Anthony Brown, de la Universidad de Leiden, Países Bajos, y presidente del consorcio que coordina el trabajo-. En colaboración con expertos de distintas disciplinas, tuvimos que prepararnos antes de comenzar las observaciones para después procesar los datos, integrarlos en productos astronómicos con sentido y validar su contenido científico”.
La ESA ha difundido el trabajo que realiza habitualmente Gaia rastreando el firmamento, un trabajo que continuará durante los 5 años «de contrato» que tiene esta misión. Otras aportaciones del satélite lanzado en 2014 son las evoluciones de las estrellas variables. Muchas de las que ha observado Gaia se encuentran en la Gran Nube de Magallanes, uno de nuestros vecinos en la Galaxia, región estudiada repetidamente durante el primer mes de observaciones, lo que permitió medir con precisión su brillo cambiante.
Poco a poco, la ciencia nos va dando a conocer nuevas informaciones sobre la Vía Láctea. Hace unos días el Instituto Tecnológico de California publicó en la revista Astrophysical Journal Letters la simulación que sus investigadores realizaron sobre el nacimiento y evolución de nuestra galaxia. Reconstruyeron el amasijo de polvo y gas que comenzó a unirse con la gravedad hace miles de millones de años y que acabó formando la Vía Láctea, tal y como la conocemos con sus 100.000 millones de estrellas y su característica espiral.
El atlas dibujado por la ESA a través de la información que ha aportado Gaia, no es la más bonita que tenemos del universo que nos rodea, ni siquiera representa el mapa completo, pero es espectacular. Para obtenerlo tendremos que esperar muchos años más. En 2021 se calcula que se habrá «mapeado» el 1% de la galaxia. «La publicación de hoy nos da apenas una primera impresión de la extraordinaria cantidad de datos que nos esperan y que van a revolucionar nuestro conocimiento acerca de cómo las estrellas están distribuidas y se mueven en nuestra galaxia», explica Álvaro Giménez, director científico de la ESA. Las cosas del espacio…. van despacio.