Una Eurocopa no es el mejor momento para demostrarlo, pero el fútbol es – junto al arte y la cultura-, uno de los pilares de la europeidad. La movilidad de los futbolistas que participan en otras ligas lejos de su país, la movilidad de los aficionados o el incremento de las retransmisiones deportivas, ha convertido este deporte en un tema de intercambio y conversación entre europeos de distinto origen, edad y clase social. Un 63,6% de las personas que se declaran aficionadas han hablado sobre fútbol con alguna persona de otro país europeo en los últimos doce meses. Es, por tanto, un tema clave que facilita el diálogo y proporciona un tema de conexión a personas de distintos países, incluso a aquellas que no necesariamente han tenido acceso a otras experiencias de carácter transnacional.
Estas son algunas de las conclusiones del estudio Football Research in an Enlarged Europe (FREE), realizado por varias universidades europeas que ha analizado la dimensión social, histórica, cultural, política y antropológica del fútbol en la Europa contemporánea. La Universitat de València, ha participado durante tres años, en este proyecto realizado por nueve universidades de ocho países -Universidad de Loughborough (Reino Unido), la de Copenhague (Dinamarca), la Adam Mickiewicz (Poznan, Polonia), la de Stuttgart (Alemania), Viena (Austria), , la del Franco-Condado (Besançon, Francia), la escuela de negocios ESSCA (Angers) y la Universidad Técnica de Oriente Próximo (Ankara, Turquía)-.
Un 70% de la población europea interesada por el fútbol suele ver partidos y resúmenes de ligas de fútbol distintas a la de su país de residencia y un 53,4% sigue con cierta asiduidad los resultados y las noticias de otras ligas europeas en internet y en las redes sociales. Estos hechos, sin embargo, registran diferencias significativas entre los países de Europa occidental y algunos países del Este como Polonia, donde los indicadores registran puntuaciones más bajas.
Los resultados de las encuestas realizadas entre la población general han puesto de manifiesto que el fútbol, más que una fuerza divisoria o fuente de rivalidad, es un factor de unidad entre la población europea –incluyendo a aquellas personas que no están interesadas por el fútbol–. Y lo es en mayor medida que las instituciones políticas, la geografía o incluso la democracia.
«Las competiciones y la cobertura mediática del fútbol han creado una esfera pública o espacio de comunicación europeo más allá de las fronteras de la UE, en el que puede desarrollarse un interés común, una curiosidad mutua y un diálogo intercultural espontáneo», indica el sociólogo Ramón Llopis, profesor de la universidad valenciana. El aumento del caracter transnacional de los encuentros de fútbol y la continua movilidad de jugadores y aficionados, han cambiado la percepción sobre Europa de los propios aficionados. Para Llopis, experto en temáticas relacionados con el deporte, la cultura y el ocio «el fútbol es algo más que un mero pasatiempo o producto de entretenimiento. En un mundo cada vez más complejo proporciona estructuras de significado y refuerza los sentimientos de identidad colectiva de la población».
Una de las recomendaciones del estudio señala que más que considerar el fútbol profesional como una actividad predominantemente económica y al fútbol base como una mera práctica saludable, las autoridades y organismos competentes deberían ser conscientes del amplio impacto sociocultural que el fútbol tiene en el modo cómo los ciudadanos perciben y entienden Europa. Por ello, debería tenerse en cuenta el creciente desapego que la mercantilización del fútbol está produciendo en muchos aficionados. Creen que ese desapego podría reducir a largo plazo el impacto del fútbol en la percepción de unidad de los europeos.