El Parlamento Europeo en España ha propuesto en el curso de verano que ha coorganizado con la Universidad Politécnica de Madrid, que dibujemos la Europa de 2050. Lápiz en mano nos hemos puesto a hacer un esbozo, difícil, porque no sabemos los colores que podremos utilizar. Todo cambia tan rápido que si hubieran hecho esta propuesta a principios de 2015, hace un año y medio, tendríamos una paleta de colores diferente a la actual. La crisis de refugiados, no era percibida como un problema y el Brexit, simplemente era inconcebible. Pero vamos a ponernos creativos y preparamos el esbozo, sin saber si acabará siendo un collage, una pintura impresionista, surrealista o cubista. Es lo único que podemos proyectar de momento.
Está claro que en el cuadro no aparecerá Gran Bretaña, ni siquiera podemos hablar de Reino Unido, porque en estos momentos nadie sabe que pasará con Escocia, Irlanda del Norte o Gibraltar, ni siquiera el gobierno de Theresa May. Definitivamente, ni Londres, ni Bruselas, ni nadie, tenían plan B.
Los ponentes de este interesante reto, «Dibujando Europa: una mirada a los próximos 30 años de la Unión Europea« han explicado que en estos momentos solo se pueden poner las bases de la futura Unión Europea, con la duda de si será de 27 países, si habrá más salidas, si tendrá dos velocidades o acabará siendo una coalición de socios que se ponen de acuerdo en temas concretos. De momento ya se ha visto tras el Brexit, que no es muy fácil romper un matrimonio que había sido de conveniencia, porque los lazos que nos unen, son demasiados complejos. Será «un divorcio con hijos de por medio» y esperemos que amigable. Por lo tanto muy complicado.
Hay dudas sobre si el Brexit será irreversible o no. «Tras referéndum lo urgente ahora es cauterizar la herida» receta Ignacio Molina, investigador principal del Real Instituto Elcano. «El Brexit es la tormenta perfecta. Un primer ministro que provoca el referéndum una oposición timorata y unos extremistas desatados que se aprovechan para predicar mentiras burdas», dice Jaume Duch, portavoz del Parlamento Europeo; mientras Yolanda Gómez, catedrática de derecho constitucional de la UNED, ve inviable un segundo plebiscito de momento, porque «no se puede apelar al pueblo y obviarlo si el resultado no es el conveniente, no se puede desoír a los ciudadanos».
Pero el Brexit puede ser una oportunidad, y en general coinciden en que se podrá trabajar mejor «sin el lastre que suponía la existencia de un país que ponía trabas a todo«. El eurodiputado Enrique Calvet (ALDE) es más directo «Los ingleses nunca han estado. Bueno, estaban en las instituciones pero las condicionaban». En definitiva se trataría de un revulsivo para convencer a los ciudadanos de que fuera sigue lloviendo, como me explicaba en una entrevista en 2013 Neven Pelicarić, exembajador de Croacia en España, cuando su país entró en el selecto club europeo. «Tengo una parábola, y es que la UE es una casa con 27 habitaciones y ahora han construido una pequeña habitación para nosotros. El techo gotea y todos juntos, poniéndonos manos a la obra, tapamos la gotera, pero no hay que olvidar que fuera sigue lloviendo».
España es uno de los países que debería aprovechar esa oportunidad. El eurodiputado de S&D, Javier López, defiende que «nuestro peso aumenta porque cambia el equilibrio de poder. Va a ser uno de los grandes valedores del diálogo Atlántico, porque con la salida de UK el péndulo se va a mover hacia el Este. Además España también puede equilibrar la balanza hacia el sur y ser un interlocutor en el Mediterráneo». Álvaro Imbernón, profesor de la Universidad Antonio de Nebrija, añade un inconveniente «España es un país que podría ser importante en Europa, pero tenemos que creérnoslo». Pasa a ser la cuarta economía europea, tras Alemania, Francia e Italia, pero debe superar su inestabilidad política y económica. Esta última directamente afectada por el Brexit. El Reino Unido es el quinto mercado para las exportaciones españolas, es uno de los primeros destinos de las inversiones de nuestras grandes empresas y el primer destino de los emigrantes españoles. En sentido inverso, unos 300.000 británicos viven en España, aunque se calcula que pueden superar el medio millón a lo que hay que añadir el turismo. En 2015 nos visitaron más de 15 millones de británicos, la cuarta parte de todas las llegadas. Después de ver como se ve afectado todo ese flujo de mercancías y personas, podrá estudiarse qué papel puede jugar España en la futura Unión Europea.
Otro punto sobre la mesa, ¿cómo superará el Reino Unido esta nueva etapa histórica? Si sufriera una recesión, se demostraría que la UE es imprescindible, pero ¿Y si le sale bien al Reino Unido, y es verdad que está mejor que en la UE? ¿qué harían otros países? «No se ha de poner un puente de plata a Reino Unido, pero la negociación ha de ser justa y rigurosa» defiende Yolanda Gómez. «¿Merece la pena o no, seguir adelante con la aventura europea?» pregunta en voz alta el expresidente del Parlamento Europeo José María Gil Robles. Entre los más pesimistas Eugenio Nasarre, presidente del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo, «no tengo ninguna duda, la secesión de UK debilita la construcción europea»
Miguel Angel Benedicto, director del curso, lanza una salva de preguntas: «Tenemos un mapa de ruta, ¿lo vamos a seguir, hay voluntad política, estamos dispuestos a tener un ministro de finanzas, qué papel va a jugar el Banco Central Europeo? Álvaro Imbernón, clarifica «Sí, ya tenemos una hoja de ruta, la de los 5 presidentes, el problema es que no nos creemos todo lo que vamos aprobando en las instituciones».
El socialdemócrata Javier López, lanza una fase clarividente, «tenemos claro que Europa va a perder peso en el mundo» y pide una nueva narrativa para la UE. Imbernón aprovecha el lance. «Hay cosas que solo nos hemos planteado en tiempos de bonanza como pasó con el euro y la inmigración, pero luego nos hemos dado cuenta que el rey estaba desnudo», Maite Pagazaurtundúa ahonda en la narrativa «Europa es un gran sueño, pero si se desarticula despertaríamos y veríamos que somos enanos en un mundo globalizado con problemas del presente y del futuro que serían muy difíciles de abordar», y López recuerda sin nombrarlo a Gulliver: «Hay países pequeños, que no saben que lo son».
Llegados a este momento del cuento, que se nos antoja no apto para menores, Pagaza pide que «los ciudadanos no dejen solos a los políticos y a los juristas, porque para avanzar se necesita un tratamiento pluridisciplinar». A lo mejor los artistas, pueden aportar algo de creatividad y humanismo. Nosotros empezamos a esbozar el boceto de nuestro dibujo europeo. De momento parece que el dibujo tira más hacia el collage. Una cosa es irrefutable. Dentro de 30 años, gobernarán los jóvenes de ahora. No dudo de que también estarán por la labor.