Dos personajes se encuentran en el desierto, un aviador que acaba de romper el motor de su aparato y un niño llegado del espacio. Ahí empieza una apasionante historia de reflexiones y maneras de ver la vida. «Volé por todo el mundo hasta que me ocurrió algo milagroso. Siempre quise a alguien para compartir esta historia», dice el piloto. La proyección en cines de una de las obras más leídas del mundo, El Principito, del francés Antoine de Saint-Exupèry, nos parece una buena excusa para descubrir los viajes de este intrépido aventurero, que insiste una y otra vez en que «lo esencial no es visible a los ojos». Sin duda uno de los principios que debería regir nuestros viajes cuando visitamos otro país o ciudad.
El Principito, procede de un planeta muy pequeño,«apenas más grande que una casa», en el asteroide B612, con tres volcanes, amenazado por los baobabs, y donde a pesar de que hacía frío, un día creció una rosa. Se siente muy solo y decide recorrer el universo «para hacer amigos». Él no es un turista, es un aventurero, porque conoce a nuevos habitantes de otros planetas, con costumbres diferentes a las suyas y comparte con ellos su tiempo. Por eso es tan importante la actitud de nuestro joven viajero.
Quiere conocer mundo…. y emprende un largo viaje aunque no sabe si volverá. Así inicia su largo recorrido por los asteroides 325, 326, 327, 328, 329 y 330. En el primero, dominado por un rey, descubre la «ambición de poder». El monarca hace cumplir todas sus órdenes, como a menudo podemos comprobar en cientos de lugares históricos que visitamos en nuestros viajes. Claro, que él era un monarca universal, porque reinaba sobre planetas y estrellas. No se ha comprobado si el Principito sufría jet-lag, pero debió ser así porque ante el soberano, cansado, se puso a bostezar, «he hecho un viaje muy largo y apenas he dormido».
El siguiente planeta que visitó estaba habitado por un vanidoso, en el tercero, durante una visita muy corta, conoció a un bebedor, que tampoco tenía mucho que aportarle, y en el cuarto asteroide se topó con un hombre de negocios, que intentaba obtener ganancias con las estrellas. Algo similar a lo que ocurre en la mayoría de los viajes cuando muchos convierten todo en negocio.
A los viajeros nos encanta el amanecer y el atardecer, pero el Principito tuvo la suerte de «¡poder ver en un día ponerse el sol cuarenta y tres veces!» Siguiendo su viaje se topó con un farolero tan estresado en encender y apagar su farol, que ni siquiera tenía tiempo de tomarse unas vacaciones, y lamentó no poder quedarse en el planeta para tener la posibilidad de ver mil cuatrocientas cuarentas puestas de sol, cada 24 horas. Le esperaban nuevas aventuras como la de encontrarse con un geógrafo que necesitaba un explorador para conocer su territorio y poder plasmar las montañas, los mares, los ríos, las ciudades y los desiertos en un enorme libro, en el que sin embargo no estaba dispuesto a reflejar la flora y fauna del lugar.
Fue su último paso antes de llegar a la Tierra, según el geógrafo, «un planeta con muy buena reputación». «Lo que embellece al desierto es que esconde un pozo en cualquier parte». Ese fue uno de los primeros descubrimientos de nuestro joven explorador al llegar al séptimo planeta, «que no es un planeta cualquiera», y en la que «los faroleros del polo norte y polo sur, eran los únicos que trabajaban dos veces al año». En el desierto empezó la gran aventura de nuestro pequeño protagonista. Allí conoció a una serpiente, un zorro, un jardín cuajado de rosas, a un comerciante y a un aviador extraviado. «¿Sobre qué planeta he caído? -preguntó el principito». «Sobre la Tierra, en África -respondió la serpiente».
También conoció al guardavía, que formaba paquetes de mil viajeros y despachaba los trenes que los transportaban de un lado a otro. Viajaban con prisa en trenes rápidos sin saber a dónde se dirigían. «Únicamente los niños aplastan su nariz contra los vidrios…. únicamente ellos saben lo que buscan».
Precisamente esa es una de las reflexiones que queremos destacar en este blog viajero. Mientras el resto de los personajes se mantienen encerrados en sus planetas, él se ha dedicado a viajar y a conocer a esas personas que nunca hubiera encontrado si él, también se hubiera quedado en su planeta con los baobabs, los volcanes y su rosa. No nos queda otra cosa que disfrutar de las aventuras que nos proporcionan los viajes y trasladar este gusanillo a las nuevas generaciones. «Si alguna vez viajan, esto podrá servirles de mucho», decía el viajero del espacio refiriéndose a los niños. Recordemos que «para los que viajan, las estrellas son guías; para otros sólo son pequeñas lucecitas».
Postdata: recuerden, «si algún día, viajando por África cruzan el desierto. Si por casualidad pasan por allí, no se apresuren, se los ruego, y deténganse un poco, precisamente bajo la estrella. Si un niño llega hasta ustedes, si este niño ríe y tiene cabellos de oro y nunca responde a sus preguntas, adivinarán en seguida quién es. ¡Sean amables con él! Y comuníquenme rápidamente que ha regresado. ¡No me dejen tan triste!»
El Principito vuelve a estar de actualidad gracias al cine y a la literatura. El director Mark Osborne, presenta en nuestro país la película animada que lleva el mismo título que la obra original. Este fin de semana, la distribuidora Wanda Visión ha estrenado en las salas de cine esta fantástica adaptación, que nos plantea una relectura de este clásico de la literatura universal. Indispensable para los viajeros si queréis volver a sentiros niños, y recordar en qué momento empezasteis a sentiros atraídos por los viajes.
El largometraje animado narra la amistad entre una niña a la que su exigente madre está preparando para vivir en el mundo de los adultos y su vecino, un anciano Aviador, bondadoso y excéntrico que revela a su nueva amiga un mundo extraordinario donde todo es posible. Un mundo que él conoció hace mucho tiempo. Ahí es donde empieza el viaje mágico y emocional de la niña al universo del Principito que le lleva a reencontrarse con su infancia y acaba comprendiendo que lo más importante son las relaciones humanas, y que sólo se ve bien con el corazón porque lo esencial es invisible a los ojos.
No hay duda que esta obra, de pequeño formato, es todavía todo un mundo por descubrir. Así nos lo demuestra la editorial Lunwerg que acaba de publicar un nuevo libro en el que se hace un recorrido por todas las facetas de creación de la obra: los entresijos de su escritura y su publicación, bocetos del autor, imágenes del manuscrito original, la guía de todos los personajes principales, escenarios y objetos. Un completo viaje al imaginario visual y literario de esta querida obra, sus diferentes versiones y adaptaciones Además incluye una sorpresa muy especial: un capitulo inédito.
El trabajo de Quillien no sólo se centra en el universo de la obra, sino que también dedica muchas de sus páginas al autor, Antoine de Saint-Exupéry. De esta forma se menciona su pasión por la aviación, sus orígenes, la importancia de las mujeres en su vida, y cómo todo ello influiría en la obra cumbre que escribió.
El Principito, del que acaban de cumplirse 70 años de su publicación casi los mismo que la muerte de su autor, es el segundo libro más vendido de la historia y el segundo más traducido, solo superado por la Biblia. Está traducido a 270 lenguas y dialectos de todo el mundo con casi 150 millones de ejemplares vendidos y 1.300 ediciones.
Este personaje literario es embajador virtual de la ONU, tiene cuenta en Facebook -donde le siguen más de cinco millones de internautas- y a sus setenta años, ha sido dibujo animado, estrella cinematográfica en 3D y tiene hasta un parque temático. Se encuentra en Alsacia, a pocos kilómetros de Estrasburgo y es el primer parque aéreo del mundo, con 23 hectáreas que acogen unas treinta atracciones. A la entrada se nos recuerda que «Todos los mayores han sido primero niños, pero pocos lo recuerdan», aunque podemos volver a revivirlo una vez se cruza la puerta de entrada.
Situado en Ungersheim, a una veintena de kilómetros de Mulhouse y de Colmar, y a los pies de las montañas de Ballons des Vosges, el emplazamiento está situado en el lugar donde el 7 de noviembre de 1492 cayó el primer meteorito conservado y estudiado en el mundo, el Meteorito de Ensisheim. Más de 500 años después, se recuerda en este lugar tanto el impacto de este meteorito como el planeta B612 y sus satélites.
Inaugurado el 1 de julio de 2014, el parque lúdico y educativo, busca transmitir experiencias y emociones al visitante, su inmersión en el fantástico universo de El Principito. Para ello cuenta con 31 atracciones y espectáculos en tres grandes áreas: el Vuelo, el Viaje de uno a otro planeta, y los Animales. Destacan Las aventuras del Principito, película en 3D en la que el héroe viaja de planeta en planeta; Las preguntas astronómicas, un gran cuestionario para grandes y pequeños; Las Alas del Valor, de la compañía Aéropostale, que narra la epopeya de Guillaumet en los Andes; Vuelo Nocturno, que simula las condiciones de pilotar sin visibilidad; Correo del Sur, donde los pequeños aeronautas deben transportar el correo al continente correcto (también pueden subirse a un auténtico Antonov 2, el biplano más grande del mundo, diseñado en los años 40); Viaje bajo los mares, para descubrir las profundidades del Mediterráneo, y también dos laberintos gigantes, un aerobar y sillas voladoras.
Tarifas: 22 euros los adultos y 16 euros los niños menores de 12 años.
* Hasta el 18 de septiembre podéis participar en el concurso de un viaje en familia para conocer la región de Alsacia y el parque del Principito. El premio incluye 4 billetes de avión Madrid-Estrasburgo, una estancia de una semana en Colmar, en apartamento para cuatro personas, 4 entradas al Parque y 4 Strasbourg-Pass para visitar la capital de Alsacia y sede de varias instituciones europeas. ¡Suerte!