El patrimonio cultural, protagoniza el año 2018 en Europa
La Unión Europea tiene la mitad de los sitios reconocidos como patrimonio mundial por la Unesco. En total son 453 sitios, a los que hay que añadir las Ciudades patrimonio de la Humanidad, y los reconocimientos como patrimonio inmaterial. Seis de los 10 museos más visitados están en Europa y en 2016, los visitaron unos 35 millones de usuarios. Una de las redes de distribución de información de la riqueza cultural europea se puede consultar en Europeana, la plataforma digital que recoge 54 millones de artículos de más de 3.700 europeos e instituciones culturales del continente.
La mitad de los 10 países más visitados por los turistas extranjeros son europeos: España, Francia, Reino Unido, Italia y Alemania. Su rico patrimonio histórico y la vitalidad de sus ciudades son un gran reclamo. Barcelona, París, Amsterdam, Venecia, Berlín, Londres, Madrid, Roma o Dubrovnik son algunas de las ciudades más atractivas.
Eso quiere decir que el turismo cultural es el primer motivo de visita de los turistas, al que se añade cada vez más su gran oferta gastronómica. Este sector emplea a unas 300.000 personas y genera casi 8 millones de empleos. La directora para Europa de la Organización Mundial de Turismo, Isabel Garaña, insiste a «Canal Europa» en que cultura y turismo se complementan y deben ser sostenibles. Garaña alerta de que «hay que saber gestionar el turismo, para que sea una gran oportunidad para el desarrollo económico, creación de empleo, oportunidades de negocio y para mejorar la calidad devida de millones de personas».
Bajo el lema «Celebrar el pasado para construir el futuro», en 2018 se celebra, el Año europeo del Patrimonio cultural. Algunos de sus principales objetivos son fomentar el intercambio y la valoración este recurso compartido, sensibilizar sobre la historia y reforzar un sentimiento de pertenencia a un espacio común europeo.
La riqueza cultura, material o inmaterial nos rodea en pueblos y ciudades, paisajes naturales y sitios arqueológicos. Forma parte de la diversidad de tradiciones y culturas, que debe ser entendido, apreciado y celebrado, enfatizando su valor educativo. El patrimonio no es solo un legado del pasado también debe diseñar nuestro futuro, por eso es importante implicar a las jóvenes generaciones, para que lo comprendan, y sean sus guardianes. Mónica Redondo, consejera técnica de promoción internacional del ministerio de cultura, señala la importancia de que se difunda en todas las capas de la sociedad. «No solo es el patrimonio cultural, entendido como patrimonio histórico, sino también la creatividad, y el patrimonio vivo, el patrimonio inmaterial. La Comisión Europea,vamos a utilizar plataforma con los jóvenes y niños, con las redes sociales para acercarlo a la ciudadanía, y a sectores como las generaciones futuras». Redondo añade que «para llegar a todos, hemos abiertos canales con organizaciones y grupos sociales, además de otros departamentos gubernamentales». Mónica Redondo insiste en recordar que «la sociedad es la que ha generado el patrimonio cultural y es la receptora final de esa riqueza».
Para acercar el año a los jóvenes europeos, el Parlamento y el Ministerio han organizado el concurso de fotografía «Europa, patrimonio de todos», que finaliza el 19 de febrero. Las fotografías deberán reflejar espacios de interés, tradiciones, costumbres, arte, folclore, gastronomía, etc., pertenecientes a cualquier lugar de la UE.
La riqueza patrimonial europea se extiende por todos los países ya sean grandes o pequeños. Uno de esos casos es Montenegro, que tiene un 8% de su territorio protegido. Su ministro de turismo, Pavle Radulović, ha recordado en Madrid, que ha sido «lugar de paso de muchas civilizaciones continentales» y están realizando un proyecto conjunto con Paradores de turismo de España, para acondicionar 4 fortalezas históricas en diferentes ciudades del país. Montenegro tiene además 4 espacios reconocidos por la Unesco. Este país, que sufrió la guerra de los Balcanes, recibe actualmente unos 2 millones de turistas, el triple de su población.
Para potenciar el conocimiento de toda esa riqueza desde hace 30 años, se han diseñado 31 itinerios culturales europeos certificados por el Consejo de Europa, que atraviesan más de 50 países europeos. El camino de Santiago fue la primera de esas rutas transnacionales, que no solo permiten descubrir la riqueza arquitectónica, sino también la natural, porque «discurren por zonas menos masificadas y son un ejemplo de revitalización económica y social de muchas regiones rurales», tal y como destaca el europarlamentario español, Francisco José Millán Mon. El eurodiputado del PP, añade que «la cultura es una dimensión europea sustancial, no solo desde el punto de vista económico sino que también pone de manifiesto los profundos lazos que nos unen a los europeos».
Para Millán Mon, está claro que «a lo largo de la historia, la cultura ha desbordado las fronteras nacionales. Por ejemplo, el románico no podría entenderse en un solo país, sino que se extiende a lo largo de varios países, y demuestra que no existe una fragmentación cultural». El político español explica que«la construcción del proyecto europeo busca un integración cada vez mayor de los pueblos europeos, y tiene en la cultura un aliado muy importante. Es decir, que este proceso en el que estamos embarcados, tiene unas bases de civilización muy profunda, y este año puede servir para recuperar, preservar y mejorar nuestro patrimonio europeo».
A lo largo de este año, se han organizado unos 70.000 eventos en los que se espera que participen unos 30 millones de europeos, a través de jornadas europeas, o de los premios Europa Nostra. La presidenta española de esta asociación, Araceli Pereda, recuerda la importancia de dedicar un año a conocer la situación patrimonial del continente, que recoge la declaración del Parlamento europeo. Pereda señala que «es una forma eficaz de concienciar al público, difundir información sobre buenas practicas, promover el debate político, a lo que hay que añadir la investigación sobre el impacto económico y social del patrimonio cultural».
Sin duda al año europeo del patrimonio se unirán las dos capitales culturales europeas de 2018: la Valetta, capital de Malta o la holandesa Leeuwarden.
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