El 8 de septiembre, Osama Abdul Mohsen, intentaba saltar la barrera policial situada en la frontera de Hungría. Huía -como otros 4 millones de sirios- de la guerra en su país, buscando un futuro para él y sus hijos, luchando para evitar que su vida quedara truncada como la de millones de compatriotas suyos. Una periodista lo zancadilleó mientras corría con su hijo de siete años en brazos. La imagen dió la vuelta al mundo. Aquella indignante zancadilla, paradójicamente, le facilitó su camino hacia ese futuro que anhelaba construir de nuevo. El presidente del Centro Nacional de Formación de Entrenadores reconoció a Abdul Mohsen, exentrenador de un equipo de la primera divisón siria y se movilizó para que pudiera ser acogido en España.

Aylan Kurdi tenía tres años cuando intentaba cruzar con su familia hacia la isla griega de Kos. Su imagen yacente sobre la arena de la costa turca también dió la vuelta al mundo, mostrando el horror de miles de niños que huyen con sus familias de los conflictos sirio, afgano o iraquí. En 2015 más de 1.000 niños han muerto tratando de cruzar el Mediterráneo para llegar a Europa, eso supone el 30% de los fallecidos en ese mar. Muchos más han tenido mejor suerte y ahora se encuentran en algún país europeo.

Se calcula que uno de cada cinco refugiados es menor de edad y hasta principios de diciembre se habían registrado más de 214.000 menores.

Fútbol e infancia están más unidos que nunca estos días. La Asociación de Clubes Europeos de fútbol (ECA) ha recaudado 1,3 millones de euros. Un euro por cada entrada vendida en el primer partido europeo en casa, durante la primera jornada de la Liga de Campeones y de la Europe League. La iniciativa, denominada ’90 minutos para la esperanza’ ha sido organizada por las organizaciones humanitarias «Save the Children» y Unicef, en todo el continente europeo.

Muchos países europeos necesitan ayuda para proporcionar un refugio adecuado, cuidado y protección a miles de refugiados. Los centros de recepción están sobresaturados, lo que obliga a muchas familias a dormir en la calle, en endebles tiendas o en edificios en obras. Las condiciones sanitarias son precarias con alto riesgo de infecciones para las mujeres embarazadas y los niños.

Conscientes de esta situación, el Oporto FC, propuso el 8 de septiembre durante la Asamblea General de la ECA, que todos los clubes que participaran en las máximas competiciones del fútbol europeo donaran 1 euro por cada entrada vendida durante el primer partido, que se jugaron los días 15, 17 y 29 de septiembre y el 1 de octubre. Según el dinero que han aportado, se deduce que vendieron 1,3 millones de entradas.

El presidente de la ECA, Karl-Heinz Rummenigge, ha dicho que «no podemos cerrar los ojos ante las dramáticas escenas que están afectando a la vida de tanto niños». «Estamos orgullosos de ver a tantos clubes europeos uniéndose a esta campaña». «Save the Children», recuerda que «muchos de los niños refugiados están profundamente afectados por lo que han sufrido durante sus largos y peligrosos viajes», sin olvidar que algunos de ellos llegan solos. La ONG, igual que otras entidades solidarias, insisten en que miles de refugiados «necesitan un refugio adecuado, cuidado y protección», sobre todo ahora que llega el invierno.

No es la primera vez que los equipos de fútbol se solidarizan con proyectos sociales o para dar visibilidad a problemas que afectan a muchos colectivos desfavorecidos tanto en Europa como en otros continentes. En este caso el dinero recaudado se destinará a la distribución de material para el invierno, a establecer espacios seguros y de ocio para los niños y a distribuir kits básicos y suplementos alimenticios para los más vulnerables.