Con Raimon se despide la canción protesta de los 70-80 en Europa
El cantautor valenciano Raimon, una de las máximas referencias de la canción protesta en la Europa de los años 60-70, se despide este mes de mayo de los escenarios…. después de 50 años de carrera musical…. Doce conciertos en el Palau de la Música de Barcelona, de unas dos horas de duración y con un repertorio de 35 canciones, entre las que no faltan sus ya conocidos «Al vent», «Jo vinc d’un silenci» o «Veles e vents».
Junto a otros cantautores de su generación, Lluis Llach, Joan Manel Serrat, Paco Ibañez o el portugués Jose Afonso, autor de la emblemática «Grândola, Vila Morena», pusieron música a las últimas dictaduras de la Europa occidental, en la mayoría de los casos versionando poemas de grandes escritores de la literatura española. Quizá con el adiós de Raimon, desaparecen los autores que marcaron las reivindicaciones políticas y sociales de las décadas del 50, 60 y 70 en Europa. Todos ellos tienen una característica común: han creado una autobiografía colectiva en sus países y de una época.
Con mayo del 68, Francia se convirtió en uno de los países con más cantautores, que interpretaban temas con un transfondo de crítica y contestación. El trompetista de jazz y cantante Boris Vian fue uno de los primeros en protestar contra la guerra argelina con el tema antibélico «El desertor», prohibido por el gobierno galo. Le siguieron compositores como Georges Brassens, Leó Ferré Maxime Le Forestier, George Moustaki, a los que se unieron intérpretes como Yves Montad, Marcel Mouloudji, Serge Reggiani o Graeme Alwright, que escribían o interpretaban canciones alineadas contra el poder político.
En el Reino Unido el cantante folk, Ewan MacColl fue una de las figuras musicales del movimiento de desarme nuclear, y en los 80 hubo un pequeño movimiento de canción protesta contra la guerra de las Malvinas y las políticas económicas y sociales de Margaret Thatcher.
La canción protesta bajo el telón de acero
También hubo movimientos de protesta musical en los
países del Este, que encontraron su
momento álgido al amparo de las revoluciones del 68. El polaco
Jacek Kleyff cofundó un grupo de cabaret que combinó la crítica social ingeniosa con un sentido del humor irónico, a menudo absurdo. Una de las canciones interpretadas por Kleyff en esta época se convirtió en un himno a la generación de marzo del 68. Otros cantautores polacos de la época son
Jan Krzysztof Kelus o
Jacek Kaczmarski, que acompañó con sus canciones las movilizaciones del sindicato
Solidaridad en
Gdansk. Con su guitarra a cuesta, el checo
Karel Kryl, coincidiendo con la Primavera de Praga, denunció el autoritarismo en su país y sufrió la prohibición de algunos de sus albumes. Acabó exiliado en Alemania.
En ese país, Ton Steine Scherben, fue una de las primeras y más influyentes bandas de rock en alemán de los años 70 y principios de los 80, interpretando letras de un alta crítica política, liderada por el vocalista Rio Reiser. Sirvieron de apoyo popular de las Brigadas Rojas antes de que iniciaran sus acciones terroristas. Luego girarían a temas sociales como el desempleo (Mole Hill Rockers) o la homosexualidad (Mama war so). Una de las canciones de protesta que consiguieron superar las fronteras germanas en 1983 fue «99 Luftballons» de Nena. Pero fue la cantante francesa Bárbara, de familia judía, quien promovió la amistad franco-germana al unir a los dos países con una canción que se convirtió en un himno popular transfronterizo: Goettingen.