El 2 de septiembre de 2016, el mismo dÃa que la guerrilla de las FARC se comprometÃa a dejar las armas, Netflix iniciaba la segunda temporada de la serie «Narcos», que recoge la década negra de los ochenta cuando el gobierno colombiano tuvo que enfrentarse a la lucha sin tregua con el cártel de MedellÃn. Dos de los grandes conflictos que han mermado las capacidades de desarrollo del paÃs sudamericano coincidÃan en la memoria colectiva de los colombianos.
Igual que superaron aquellos años negros, muchos ciudadanos creen que también podrán sobreponerse a cinco décadas de guerra. De hecho durante la primera semana del acuerdo bilateral y definitivo del cese el fuego, entre el 5 y 11 de septiembre, no hubo ningún muerto o herido a causa del conflicto.
Desde hace semanas, la oficina del Alto Comisionado para la paz, realiza una campaña para que los ciudadanos entiendan el contenido de los acuerdos de La Habana, colofón del firmado en 2012 en la misma ciudad. Por la zona más afectada por el conflicto, las zonas rurales y por las grandes ciudades, se explican los acuerdos que se expondrán a las urnas para que el pueblo decida si está de acuerdo o no.
Este sábado miles de guerrilleros, rifle en mano se movilizaban… no para una ofensiva militar, sino que se dirigÃan a una mesa para hablar de paz durante siete dÃas. En los Llanos del YarÃ, una zona remota que durante años fue el cuartel general de la guerrilla más antigua de Latinoamérica, esta semana no se planificarán nuevos ataques sino que debatirán si aceptan el acuerdo aprobado en La Habana tras cuatro años de negociaciones… lo que significará el inicIo del fin a más de 50 años de un conflicto, que ha desangrado a Colombia.
Hablarán también de como se incorporan a la vida polÃtica y civil, y de la reforma rural. Precisamente una ofensiva del ejército colombiano contra una comunidad campesina supuso el inico de la guerrilla en 1964. Desde entonces han muerto 260.000 personas, otras 45.000 han desaparecido y casi 7 millones han tenido que abandonar sus hogares. Según lo acordado hasta ahora en la capital cubana, la guerrilla dejará las armas en tres fases: el 30% en un plazo de 90 dÃas a partir del acuerdo final, otro 30% a 120 dÃas de la firma de la paz, y el 40% restante a 180 dÃas.
Para el cumplimiento de la dejación de armas, el cese al fuego y con vistas al tránsito de las FARC a la vida civil se crearán 22 «zonas transitorias de normalización» y ocho campamentos para la concentración de los guerrilleros, unas zonas que serán territoriales, temporales y transitorias. El documento establece que la salida de los combatientes de las FARC de sus actuales campamentos se realizará «sin armas y de civil». El proceso estará monitoreado y verificado por la ONU, organismo que recibirá la totalidad del armamento de las FARC para destinarlo a la construcción de tres monumentos acordados entre el Gobierno colombiano y la guerrilla.
Serán fundamentales la conversión de la guerrilla en formaciones polÃticas y una reforma agraria que aporte estabilidad económica al campesinado y erradique los «narcocultivos» de coca.
La justicia con «todas las vÃctimas» y sin impunidad, será irrenunciable, según Santos, que anuncia un «sistema transacional» para este fin. Por su parte, el lÃder guerrillero «Timochenko» reclama combatir la corrupción «evitando a gobernantes elegidos en sufragios dudosos».
El éxito del alto el fuego está supeditado al de la integración civil de los guerrilleros, al de la conversión polÃtica de la estructura paramilitar y al de la gestión del rencor tras medio siglo de guerra y millones de vÃctimas. Uno de los aspectos más complicados será la reinserción de los guerrilleros que deberán pasar de la selva al Parlamento, del fusil al arado. Y lo más difÃcil, convivir con una amarga memoria.
Si los 200 delegados de la guerrilla aceptan el acuerdo de La Habana, Timochenko, el máximo lÃder de las FARC, firmará el proceso con el presidente Juan Manuel Santos en la histórica Cartagena de Indias el 26 de septiembre, ante la presencia de varios lÃderes mundiales. 6 dÃas más tarde los ciudadanos podrán ratificarlo en un referendum.
De momento el 55% de los colombianos está a favor, …una cifra que ha disminuido casi diez puntos en una semana. Demasiadas heridas abiertas tras cinco décadas de guerra.