Chillida Leku, reabre sus puertas el 17 de abril

Los turistas culturales tienen una buena noticia. El 17 de abril, abre al público Chillida Leku, un museo al aire libre donde la obra del artista se funde con la naturaleza, situado en el caserío de Zabalaga, rodeado de jardines y un bosque. Allí Eduardo Chillida instaló una gran muestra de sus esculturas. Situado en la población guipuzcoana de Hernani, estaba cerrado desde el año 2011, tras una década abierto al público. Después de varios intentos por reabrirlo (se cerró por cuestiones económicas), no ha sido posible hasta ahora, ocho años y cuatro meses después de su cierre al público. En todo ese tiempo había recibido más de 800.000 visitas, el 89% procedentes de fuera del País Vasco.

El museo ocupa una parcela de 13 hectáreas y acoge una 40 esculturas de diferentes materiales, algunas como Buscando la luz, de 9 metros de alto y 27 toneladas de peso. También detacan otras más bajas, como Estela V, que no supera el metro. La mayoría están realizadas en acero y piedra, principalmente el granito rosa y como atractivo, para los visitantes, es que esas esculturas, que surgieron de las manos y de la cabeza de Chillida, se pueden tocar. En el interior hay otras obras fabricadas en materiales más sensibles y una exposición de esculturas y pinturas que muestran diferentes estudios del cuerpo humano.

La dirección del centro está a cargo de Mireia Massagué, exreponsable de Gaudí Exhibition Center y el Teatre Nacional de Catalunya, de Barcelona y la galería suiza Huser & Wirth, representante mundial de su obra. También han colaborado en la adecuación del espacio cultural el interiorista argentino Luis Laplace y el holandés Piet Oudolf, pionero del movimiento «New Perennial», que ha introducido elementos paisajísticos, basados en premisas ecológicas. A los que no les cabe la duda de la expectación que despierta la reapertura, que coincide con el 95 aniversario del nacimiento del artista muerto en 2002 y pese a ello, en los últimos años ha crecido el interés por su obra.

El visitante no encontrará grandes diferencias con el anterior espacio, aunque se ha realizado «una puesta a punto respetuosa con el legado del artista». El caserio conserva el mismo aspecto y estructura que concibió Chillida, pero se ha mejorado la iluminación y el aislamiento de techo y suelo y se ha adecuado a personas con movilidad reducida. Se ha añadido un centro de bienvenida, una tienda y accesos.

El recorrido por esta parcela de doce hectáreas, junto a un caserio del siglo XVI, permite conocer de forma exhaustiva y no cronológica la trayectoria de Chillida, desde sus inicios hasta su consolidación como uno de los artistas de referencia del siglo XX.

La exposición inaugural, que tendrá como título  Eduardo Chillida.Ecos,  que incluirá obras que abarcan desde finales de la década de los cuarenta hasta el año 2000. Comisariada por Ignacio Chillida y el equipo de investigación del museo, la muestra profundizará en el desarrollo creativo del artista, el uso de materiales y la evolución de sus ideas a lo largo de su carrera. Esta exposición reunirá obra en hierro, granito, yeso y papel, sin dejar de lado series significativas como las Gravitaciones (esculturas en papel donde el relieve y el vacío cobran especial importancia) y las Lurras (piezas elaboradas con tierra chamota).

Las salas superiores del caserío trazarán un recorrido dedicado a la escultura pública, que tanta importancia tenía para este artista cuya obra monumental se encuentra hoy en día distribuida en más de 40 ciudades. El foco de esta parte de la muestra se centrará especialmente en la escultura Peine del viento XV, ubicada en San Sebastián. Un encargo que para el escultor tenía un profundo significado y al que recientemente ha sido otorgado un grado especial de protección al ser declarado Conjunto Monumental por el gobierno del País Vasco.

Las piezas de esta primera exposición proceden no solo de la Sucesión de Eduardo Chillida, sino de esculturas que raramente han sido expuestas y de préstamos realizados por museos, instituciones y colecciones privadas. Es el caso de las relevantes esculturas de hierro Deseoso (1954, procedente de Fundación la Caixa) y Del plano oscuro (1956, procedente de la Fundación ICO depósito Museo Reina Sofía), además de varias piezas destacadas como Hierros de temblor (1957),  Yunque de sueños VII (1959), o Buscando la luz III (1997).

Para contextualizar las obras, en la muestra se podrá contemplar también importante material de archivo en el que se incluyen fotografías, manuscritos originales, correspondencia o catálogos de exposiciones de los primeros años de su trayectoria artística. Todos ellos pertenecen al archivo de Eduardo Chillida, conservado de forma permanente en el museo.

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