La chef Carme Ruscalleda cierra para reinventarse

Foto @Xef_Ruscalleda

Ha finalizado una etapa, pero continúan en activo. «No queremos cortar el cordón umbilical e insiste en que «el cierre no significa que nos jubilemos sino que vamos a reinventar nuestros compromisos profesionarles y darle más recorrido, contenido y futuro a nuestro departamento Cocina Estudio». Por eso continuará al frente del Sant Pau de Tokio, abierto en 2004, ampliado en 2017, y mantienen el compromiso profesional con el hotel Mandarin Oriental de Barcelona, en el que su hijo Raül Balam, es desde 2009, el jefe de cocina de Moments, reconocido con dos estrellas Michelin.

Cuando anunciaron la fecha del cierre, hace unos meses, la chef catalana, explicó que “Sant Pau es el resultado de la suma de la fuerza de dos emprendedores, de la complicidad familiar, del magnetismo inspirador de la cultura culinaria local y del Maresme, del equipo profesional que nos acompaña. Todos ellos son un abrazo de naturaleza, de inspiración y de fuerza que han convertido nuestra vida en un compromiso culinario y en una laboriosa dedicación de trabajo exigente y de estudio premiada con una agradable sensación de libertad y felicidad”.

Los comensales que hoy acudan al restaurante Sant Pau, serán atendidos por los hijos de Carme y Toni Balam, y reservaron hace medio año el servicio, sin que supieran que ellos iban a ser los últimos clientes que disfrutarían de las delicias de su cocina. La pareja Ruscalleda-Balam abrieron el restaurante en julio de 1988 como continuación de la tienda de alimentación familiar.

A lo largo de estos años, la cocinera catalana, chef con siete estrellas Michelin, ha insistido en que «es crucial que las mujeres se esfuercen por conseguir lo roles de liderazgo». Ella, lejos de los fogones, seguirá liderando sus nuevos proyectos.

San Pol de Mar pierde uno de sus atractivos turísticos

Foto Turismo San Pol de Mar

Sin lugar a dudas, el pequeño municipio de San Pol de Mar, situado a tan solo 48 km. de Barcelona y 54 km. de Girona, se ha convertido en este tiempo en un lugar de referencia de la gastronomía internacional. Un pequeño pueblo marinero donde se puede pasear con tranquilidad, disfrutando de un entorno relajado y agradable. Ahora esta población, perderá uno de sus atractivos turísticos, donde antes o después de comer o cenar se podían realizar diferentes visitas turísticas. Una de las más atractivas era el camino de ronda de Calella, un recorrido a pie por un estrecho sendero habilitado durante el siglo XIX para controlar los pueblos de la costa del Maresme y luchar contra el contrabando. Una actividad, perseguida, que siempre ha permanecido en la zona. Permite descubrir muchos rincones y se puede realizar a pie. La mayor parte del recorrido discurre cerca del mar y su trazado cruza núcleos urbanos y rurales, asfaltados o de tierra, sin perder el horizonte que marca el mar.

Esté o no trabajando Carme Ruscalleda, el municipio barcelonés merece una visita. Como la de la ermita-capilla de Sant Pau, que ofrece una vista panorámica de la costa, que permite, en día de buena visibilidad, ver la montaña de Montjuïc en Barcelona. Formó parte de un antiguo monasterio, que ya existía desde el siglo X, del que solo se conserva la ermita construida en el s. XI, de la orden de los cartujos de Escaladei, que llegó a fusionarse con la cartuja de Montalegre en Tiana. Las pestes y las guerras civiles, obligaron a los monjes a abandonarlo a mediados del XV, tras una etapa muy fructífera. El conjunto presenta una superposición de estilos, que van desde el periodo visigótico al siglo XVIII.

También destacan las ruinas romanas, situadas fuera del termino urbano, entre la playa del Morer y la Roca Grossa. Entre los siglos I y V, fue un centro de producción de vino del que todavía se aprecian cuatro terrazas delimitadas por muros de contención, y que acogieron un horno para obtener metales y parte de un molino. Aunque no se descarta abrirlo al público, actualmente el lugar no está preparado para recibir visitas. El municipio también se prepara para adecuar una parte de la cuarta etapa de la Via Marina del Camino de Santiago, que inicia su recorrido en la iglesia local de Sant Jaume y finaliza en la Basílica de Santa Maria de Mataró. La ruta resigue la costa del Maresme pasando por el Santuari de la Misericòrdia (Canet de Mar) y cruza la Zona Agrícola de les Cinc Sènies (Mataró).