Apartaco, gastronomía venezolana en Madrid

Situado a pocos metros de la estación de Bilbao, en la calle Luchana, españoles y venezolanos encontraran un lugar para degustar los platos más característicos de la cocina del país caribeño. Unos para conocerla y otros para recordar sus sabores y a su tierra. Como pasa siempre con la gastronomía latinoamericana -me imagino que ocurre lo mismo al revés-, a pesar de hablar el mismo idioma, a la hora de sentarnos a la mesa, los nombres de los platos no suelen ser comunes

Me decía Leo Araujo, chef y propietario de Apartaco , que tuvieron que poner fotografías de sus platos en la carta porque los clientes no sabían bien lo que era una chalupa, unas cachapitas, pastel de chucho o un patacón. En la carta también se ha añadido recientemente queso llanero a la plancha, paperón, guarapita y santo tepuy, todo ello esencias del recetario venezolano tradicional.

Por eso, una de las cosas interesantes del restaurante de la calle Luchana, 7 es descubrir esos platos desconocidos para los madrileños. Para empezar, apartaco es como los venezolanos llaman tradicionalmente a los apartamentos de lujo, aunque es una palabra que actualmente hace referencia a cualquier vivienda cuando lo comparte con amigos. El restaurante tiene un ambiente divertido y un diseño moderno, donde se nota la esencia del arquitecto José Betancourt, que ha impregnado el lugar con la esencia del país sudamericano en cada rincón. En las dos plantas, cuenta con espacios para grupos, zonas para citas más íntimas y varios salones, incluida una zona adaptada para showcooking, o degustaciones públicas. Menú internacional o venezolano

Menú internacional o venezolano

El menú habitual de lunes a viernes consiste en comida internacional con la posibilidad de intercambiarlos con algunos platos típicamente venezolanos, para ir conociéndola poco a poco y no jugársela a una carta. Por supuesto, también se puede solicitar una carta 100% venezolana. Uno de los platos más solicitados es la Chalupa, una comida muy familiar en el país, que consiste en una especie de lasaña gratinada a base de pollo, queso y tortitas de maíz.

La cocina venezolana, como otras caribeñas, es una rica y variada mezcla de la gastronomía europea (fruto de las emigraciones de españoles, italianos y portugueses), pero también de otros pueblos como los libaneses, sin olvidar sus raíces indias o las aportaciones culinarias de los esclavos africanos. Su gran variedad de paisajes que van del mar a los Andes, pasando por los llanos y la selva amazónica le aportan una gran variedad de gustos y condimentos. A lo que hay que añadir la riqueza de la tierra, que le ofrece un sinfín de gustos y colores a través de las frutas, con las que realizan zumos imposibles.

Una parte de esa riqueza puede degustarse en Apartaco. Nos asegura Leo Araujo, que la mayoría de los productos que utiliza para la cocina los compran en España, y que solo encuentra problemas para traer algunos productos de allí que son perecederos, como es el caso del chucho, un pescado que en España sustituyen por el cazón. Uno de los platos típicos que se pueden degustar es el pastel de chucho, que combina lo dulce y lo salado introduciendo ingredientes como el pescado desmenuzado, el queso rallado y el plátano maduro, al que se añade salsa de papelón.

Como introducción a la cocina venezolana es aconsejable empezar con un apartapalos, que permite picotear varios productos y degustar la diversidad de colores y sabores. Se trata de una tabla compuesta de dos tequeños, dos mini arepitas reina pepiada (pollo y aguacate), dos cachapitas de queso, dos mini empanaditas de carne y dos mini tostones. Cuesta unos 18€.

Otra posibilidad es la tabla llanera, de 200 gr. de punta trasera o tapilla, medio pollo a la brasa, yuca frita, chorizo, morcilla, butifarra y cuatro arepitas con nata. Imprescindible probar el patacón, un tostón con cama de lechuga, bacon, huevo y salsa tártara maracucha. Este plato, junto con el pastel de chucho, son dos de los platos insigna del establecimiento.

En la carta encontraréis arepitas pelúa (carne mechada y queso), tequeños con salsa, nachacones (nachos con tostones). Y en los dulces no os perdáis tarta de tres leches con leche condensada, duce de leche y leche fresca), un auténtico placer y un chute de azúcar. También vale la pena probar el Santo Tepuy, un helado de cacahuete y pirulín con chicha.

Importante también la bebida, en este caso los zumos, como el papelón con limón o el zumo de maracuyá. Aunque también hay jarras con alcohol, como la Guarapita (maracuyá, grandina y ron blanco), la piña colada (zumo de piña, leche condensada, coco y ron blanco) o las sangrías tropical (mango, lima, naranja, manzana, vino tinto, ron, triple seco y gaseosa) o la sangría blanca (zumo de limón, frutas tropicales, vino blanco y jarabe de goma). Tienen cerveza venezolana y zumos de todo tipo.

Domingos: Brunch venezolano

Desde este mes, los dos restaurantes, Apartaco y La Cuchara, presentan el primer brunch venezolano de Madrid, que se podrá degustar los domingos desde las 13h. a las 16h, previa reserva. Por 20 euros se incluye carne mechada, un revuelto de huevo, frijoles negros con nata venezolana, tajadas, queso blanco, aguacate y dos arepitas. Se trata de un plato rico y lleno de sabores de la tierra. Además está incluido el café y un zumo a elegir entre (maracuyá, tamarindo, palelón y guanábana).

Son sabores intensos y muy distintos a los que estan acostumbrados a comer los madrileños, y que reflejan las ricas tradiciones gastronómicas de ese país. La cocina de Arajuo está inspirada en las recetas de las abuelas o que ha rescatado del recetario venezolano que casi han quedado en el olvido.

Leo Araujo, alma mater de Apartaco

Leo Araujo, empezó a cocinar a los 15 años en un negocio de un amigo suyo y allí le fue cogiendo afición a la gastronomía, de tal forma que estudió en el Centro Venezolano de Capacitación Gastronómica de Caracas, donde llegó a ser profesor durante 3 años. En España, a donde viajó hace 12 años, comenzó a trabajar con expertos en cocina asiática que trabajaban en un restaurante de Gerona. Junto con su mujer Ivanhova decidieron, hace ocho años, dar el paso y abrir su propio restaurante en el barrio de Salamanca de Madrid, La cuchara, cocinando comida de puchero (de ahí el nombre del local de Conde de Peñalver, 82). Fueron introduciendo platos venezolanos que poco a poco se convirtieron en un reclamo, cuando todavía no había muchos restaurantes venezolanos en Madrid. Hace un año y medio, decidieron abrir el local de la calle Luchana, 7, en el barrio de Chamberí.