En los primeros siglos de nuestra era, Nimes es una colonia de derecho latino y se llena de monumentos suntuosos. El emperador Augusto y sus sucesores la convierten en la punta de lanza de la romanización de la Galia.
Un anfiteatro que es uno de los mejores conservados porque durante la Edad Media, la población se refugia en él y lo transforma en fortaleza en vez de destruirlo. Las fuentes, serán básicas para los curtidores, tintoreros y comerciantes de tejidos. Las guerras de religión también fueron determinantes. Los protestantes se orientan hacia el comercio y la producción manufacturera. La producción de tejidos y productos de seda se exportan a Europa y América, en aquel entonces, Indias españolas. Esa prosperidad se refleja en los magnÃficos palacetes y urbanismo de la ciudad. Aparecen los primeros telares Jacquard iniciados por un obrero nimé: Turion.
Desde hace treinta años, la ciudad mantiene una estrecha relación entre las riquezas del pasado y el arte contemporáneo más puntero.
El mundo del toro está presente en varios acontecimientos a lo largo del año. En primavera y otoño se celebran sus famosas carreras, un juego en el que el hombre se divierte con el toro. En los cuernos del animal se colocan una escarapela, varias borlas y cordones mientras diferentes Razeteurs intentan quitárselos ayudándose con un gancho. Del 15 al 17 de septiembre se celebra la segunda feria del año, aprovechando la Feria de las Vendimias, que supone la clausura de la temporada taurina. Durante tres dÃas la ciudad vibra al ritmo de corridas, encierros, charangas y fiesta. El año festivo que se incia con el Festival de Nimes en julio, se cierra en noviembre con el Salón de artesanÃa artÃstica. Se trata de la mayor cita anual de oficios artesanos.
El circo romano de Nîmes fue escenario de cazas de fieras salvajes y combates de gladiadores, que se ha mantenido activo durante 2000 años, lo que ha permitido que sea el mejor conservado del mundo romano. Con más de 130 metros de largo y 21 de alto, se compone de dos niveles de arcadas y 5 galerÃas circulares que permitián la presencia de 23.000 galorromanos ocupando 34 gradas. Durante la Edad media, se transformó en fortaleza siendo un refugio para la población en caso de peligro y posteriormente se instalaron casas privadas hasta el siglo XIX. A principios de esa centuria se demolieron las casas, la capilla y el palacio de los vizcondes para devolverle su apariencia antigua. Actualmente se desarrollan numerosos eventos, desde corridas de toros a congresos, conciertos y manifestaciones deportivas.
El año que viene se celebrarán el 28 y 29 de abril. Combates, desfiles, espectáculos, exposiciones permiten vivir un fin de semana romano. Cerca de 500 artistas de toda Europa participan en un gran desfile romano, con ejercicios ecuestres galos contra romanos, espectáculos de caballo y combates de gladiadores, y el desfile del Emperador con su guardia pretoriana. Durante seis dÃas en Pentecostés, y tres en septiembre se celebran sus famosas Ferias, con corridas, peñas, baile de sevillanas e incluso paella, justas en la fuente y mercados al aire libre.
Se trata de un templo construido en honor a Cayo y Lucio César, nieto e hijo adoptivo del emperador Augusto, que formaba parte del foro y marcaba el núcleo económico y administrativo de la ciudad. Inspirado en los templos de Apolo y Marte el Vengador mantiene una impresionante armonÃas en sus proporciones. Es el único templo del mundo antiguo completamente conservado, aunque se han tenido que realizar algunas rehabilitaciones en los últimos siglos. Ha estado en uso ininterrumpido desde el siglo XI, y durante ese tiempo ha sido casa consular, caballeriza, apartamento e iglesia.
Frente al edificio histórico se levanta la Carré d’Art, obra de Norman Foster, que en 1993 transformó la zona para crear una unidad espacial entre el antiguo edificio de la Maison Carrée y el nuevo museo terminado en 2010. El edificio de translúcido de acero, cristal y hormigon, acoge bibliotecas, mediateca y un museo de arte contemporáneo inspirado en el Centro Pompidou de ParÃs. Cinco de sus nueve plantas son subterráneos para no competir con la Maison Carré.
Era la torre más alta y prestigiosa de las murallas romanas de Nîmes. Visible desde lejos señalaba la presencia de la ciudad y la localización del santuario imperial de la Fuente. De forma octogonal tenÃa tres plantas que iban disminuyendo de diámetro conforme se iba ascendiendo por el edificio. Desde su cima hay una magnÃfica vista de la ciudad. Del recinto amurallado se mantienen las Puerta Augusta o de Arlès y la de Francia o de España, con un solo arco de medio punto coronado con una galerÃa ciega decorada con pilastras toscanas.
Creados en el siglo XVIII se enmarca en el entorno de la Torre Magna y el Templo de Diana. Adornados con jarrones y estatuas es uno de los principales jardines públicos de Europa. Es una obra del ingeniero militar Jacques-Philippe Mareschal y el arquitecto local Pierre Dardailhon. Son el lugar de paseo preferido por los nimenses.
Su función exacta sigue siendo todo un misterio. Se cree que tenÃa una función dentro del santuario imperial de la Fuente y podrÃa haber acogido una biblioteca. Lo cierto es que sus pasillos laterales, que conducÃan a una planta superior y las distintas bóbedas que lo cubren no corresponden a los elementos arquitectónicos tÃpicos de los templos grecorromanos. A finales del siglo XVI un incendio lo destruyó parcialmente y lo único que se conserva son los croquis del arquitecto veneciano Palladio.
En el casco viejo de la ciudad encontramos el ayuuntamiento, la catedral que ha sufrido todo tipo de vandalismos a lo largo de la historia, la plaza del Mercado y la plaza de Assas con sus dos cabezas monumentales que representan a Nemausa, la fuente de origen de Nîmes y al dios Nemauso, una alegorÃa a la fuerza masculina de la ciudad. Diseñada en 1989 por Martial Raysse, este espacio está atravesado por una corriente de agua.
Nîmes no solo mantiene unos edificios históricos que recuerdan su importancia en la época romana, sino que también ha incluido obras de importantes arquitectos contemporáneos. Jean Nouvel, levantó en 1987 el Nauso, un edificio de viviendas sociales que recibió el premio «Patrimonio del siglo XX». Su autor premió el ahorro de espacio, la comodidad y la luminosidad.
El japonés Kisho Kurokawa, construyó el Coliseo, un conjunto de oficinas, comercios y viviendas inspiradas en el anfiteatro romano, mientras que Philippe Starck se encargó del mobiliario urbano de mármol oscuro para la marquesina del Abribus, un transporte circular que conecta el centro con los aparcamientos de las afueras y que ha permitido reducir el tráfico rodado en el interior del casco antiguo. A ellos se añade el Estadio de Costières y el Parnaso, obra de los arquitectos Vittorio Gregotti y Marc Chausse. Se trata de un estadio de estilo inglés que acoge competiciones de fútbol y rugby. El Parnaso es un polideportivo que se edificó cerca del recinto deportivo
Quesos, bebidas, carne y arroz conforman la base de la gastronomÃa tradicional nimeña.
La brandada es el plato Nimés por excelencia. Sus orÃgenes documentales son de 1786 y adquirió tÃtulo de nobleza con el cocinero Durand alló por el año 1830. La bandada es un bacalao desalado que se desmiga y se mezcla con aceite de oliva y un poco de leche, que se sirve caliente y en una masa hojaldrada.
La Gadianne de toro, es su segunda especialidad, basada en carne de toro marinada en vino tinto de las Costières de Nîmes, que se come durante todo el año, pero que pasa a ser el emblema de las fiestas votivas y domingos. Platos que se acompañan con el famoso arroz de la Camarga, donde también se cultivan los espárragos de arena, con su inconfundible perfume de yodo y sal.
La Fougasse es una masa de pan con lardones (grattons) hojaldrada y cortada, que se puede comer frÃa. Irrestible también l’anchoïade, una crema de sabor fuerte a base de anchoas machacadas con ajo y aceite de oliva, que se puede untar en pan o comerla con crudités.
Entre los aperitivos destaca la Picholine, una aceituna tÃpica de la zona con carne abundante, firme y suave con un sabor muy afrutado. La Tapenade es una pasta de aceitunas negras o verdes que se machacan con anchoas, hierbas provenzales y aceite de oliva.
En dulces se pueden degustar el croquant Villaret, una deliciosa galleta larga y dorada que tiene gusto a limón o a miel. Tan duro, que es imposible comerlo sin ablandarlo y tan especial que su receta se mantiene en secreto desde 1775. El caladón es una golosina con forma de pequeño canto que combina la consistencia crujiente de la almendra y la dulzura de la miel. El Pélardon es un pequeño queso de cabra afinado, cremoso o seco, de la zona de Cevenas. Y las fresas de Nimes, con denominación de origen desde 2001, que tienen una forma alargada y elegante, que crece a mediados de marzo. La Gariguette y Ciflorette, son particularmente perfumadas.
Entre los vinos destacan los Costières de Nîmes, que se remontan a la época romana y que se encuentras en los restaurantes más selectos, ya sea blanco, rosado o tinto. También hay que añadir los Côtes du Rhône Gardoises, unos viñedos que se extienden por seis departamentos. En el Gard está el Lirac y el Tavel, considerado el Primer rosado de Francia.
Para los que no les guste el vino, en Vergèze, a pocos kilómetros de la ciudad, encontrarán la fuente Perrier con sus famosas burbujas chisporroteantes.
Por último una curiosidad. Nîmes es el origen de los pantalones vaqueros o la tela Denim. En el siglo XVII la ciudad tenÃa una rica manufactura textil. Sus comerciantes vendÃan paños y seda, y fueron diversificando la fabricación de tejidos, importando algodón y más tarde el Ãndigo, una planta cultivada en Italia que ofrece un color azul bello y económico. De ahà surgió la sarga de Nîmes, una tela resistente al estar tejida de forma oblicua con al mÃnimo dos hilos. En esa época establecen sucursales en varios lugares del mundo, especialmente en Nueva York que se siente atraÃda por el bleu de Gènes (el azul de Génova), que se adapta fonéticamente al inglés como «Blue jeans». En el siglo XIX Levi Strauss comienza a fabricar ropa para los mineros y buscadores de oro y compra un lote de la tela nimeña. A partir de entonces el vaquero Denim, solido y barato, será adoptado por la mayorÃa de americanos para conquistar más tarde los cinco continentes.