Sus dibujos eróticos de homosexuales marcaron la imagen liberadora del colectivo, mientras revolucionaba la cultura del momento a través de sus dibujos. En los años 50, la homosexualidad era ilegal en el mundo, pensada con prisión o en centros psiquáticos. La pornografía gay también lo era. Ser gay en el país nórdico fue ilegal hasta 1971 y se consideró una enfermedad hasta 1981.

El biopic dirigido por el finlandés Dome Karukoski de forma pausada, nos muestra como Laaksonen repartía sus diseños eróticos en reuniones clandestinas del colectivo gay en Helsinki, en parques o en bares cutres.

Donde el resto de hombres veían a compañeros de juegos, trabajo o diversión, a él le inspiraban deseos sexuales y le abrumaba la imposibilidad de mostrar abiertamente su sexualidad. Así sus relaciones amorosas transcurrían entre las sombras, la noche y los tugurios. Una experiencia que comenzó durante los combates de la Segunda Guerra Mundial, cuando el artista combatió como teniente del ejército finlandés, aprovechando las noches libres para mantener relaciones sexuales con otros oficiales.

Aunque nunca estuvo interesado en militar en el activismo homosexual, su impacto social entre este colectivo realizaban esta labor, derribando estereotipos históricos de afeminados, para proponer hombres superdesarrollados físicamente, activos, de aspecto saludable y buenas personas. Los protagonistas de sus dibujos aparecen siempre confortables, sonrientes y que se muestran públicamente. Hombres libres que no se avergüenzan de su sexualidad.

A principios de los 70 viaja a Estados Unidos, donde es un artista de culto y donde se había publicado parte de su obra, con una primera exposición pública en 1973. Luego llegaría el tiempo del Sida, que culparía a este colectivo de ser culpable de la propagación del virus. También en ese momento el artista reforzó su papel de liderazgo para romper estereotipos.

La película se divide en dos partes, la primera nos muestra las vicisitudes que pasó Laaksonen hasta que llegó a Los Ángeles, y comprueba que su arte ayuda a liberar al colectivo. A partir de ese momento pasa a ser tener un ritmo más rápido, alegre y colorido, aunque en algunos momentos es reiterativo, como si la película no avanzara.  Aborda muchos temas, pero no los desarrolla y en algunos momentos se quedan estancados.

Este biopic que llega ahora a los cines ha sido un éxito de crítica y público en su país y en la europa nórdica, nos recuerda que “Touko Laaksonen murió en 1991, pero Tom of Finland vive”. Manifestaciones socio-culturales-festivas del colectivo LGTBI, como las marchas del orgullo gay o el World Pride, demuestran que en algo tiene razón el film, en que -al menos en occidente- el colectivo ha roto, hace décadas sus ataduras sociales.